martes, 15 de septiembre de 2015

CONSIDERACIONES ACERCA DE "EL TORO DE LA VEGA"

 

En comparación los antiguos romanos en muchos aspectos eran un pueblo mucho más civilizado, avanzado y racional de lo que somos nosotros, tanto en sus leyes (derecho) con en su arte en todas sus vertientes: arquitectura, escultura, ingeniería, etc... Y sin embargo les gustaba el "deporte o espectáculo de la sangre", con lo que llenaban los anfiteatros hasta la bandera, tanto sea para la lucha a muerte entre seres humanos, como entre seres humanos y animales. Y asistían ciudadanos de toda condición: patricios, plebeyos, gentes cultas ilustradas, como igual ciudadanos del más bajo estamento.
De aquella afición al espectáculo de la violencia, llegó incluso a la categoría de arte, pues tenemos, por ejemplo, lo que se denomina "la cultura del toro", convertida en fiesta ("la fiesta nacional"), con sus rituales artísticos y todo, y entre la afición teniendo variedad de personajes de todos los estratos sociales, pues no es sólo que gustara a buena parte del pueblo en general, sino también a intelectuales, premios Nobel, escritores, políticos, actrices, etc... Pues entre los aficionados a la fiesta de los toros tenemos al mismo Rey de España Juan Carlos, escritores que son premios Nobel como Camilo José Cela, o Ernest Hemingway, actrices como Ava Gadner, aristócratas intelectuales como Cayetana la duquesa de Alba, etc... etc..., gentes de todas las condiciones sociales y de todos los niveles educativos o culturarles,...en definitiva "el pueblo" (o buena parte de dicho pueblo).
Como dijo cierto catedrático "ritos como el festejo del Toro de la Vega encauzan la violencia. Los animalistas deben comprender que la ausencia de ese festejo lo pagarían las mujeres del pueblo".
En parte pienso que ese gusto a ese espectáculo de la violencia, que procede ya desde los remotos tiempos de la antigüedad del "circo, pan y espectáculos", y luego de esas tradiciones que ya datan desde la Edad Media, se debe más bien a que el ser humano necesita una vía de escape para desahogar todas sus frustraciones y miserias habituales de cada día, y en ello le ayuda el espectáculo de la violencia.
Sino, ¿por qué sería que en tanta y tanta gente levanta pasiones el deporte del boxeo, la fiesta de los toros, el fútbol con toda la agresividad que acompaña a ese juego, o el cine de acción donde la violencia se convierte en un espectáculo de superar el "más difícil todavía", por citar sólo cuatro ejemplos de espectáculos?.
Particularmente ni me gusta ni soy partidario del maltrato a ningún animal (desde luego no le veo ninguna gracia en ese acto de matar a un animal convertido en diversión y espectáculo a compartir entre todo el pueblo), pero conociendo lo bajo que puede llegar a ser y es el ser humano, no me extraña, no sólo la insensibilidad hacia el sufrimiento ajeno, sino incluso el placer y el desahogo que le puede producir la acción y espectáculo de sufrimiento y tortura hacia otros animales hasta la muerte, y tomándoselo como diversión. Tampoco dejo aparte la insensibilidad, la crueldad y las ansias de violencia de los propios antitaurinos o de los que presumen de defensores de los animales cuando dicen o pregonan mensajes del tipo "muerte al torero", lo cual demuestran que incluso pueden llegar mucho más bajo que todo aquello que critican, cuestionan o descalifican.
Creo que ese desahogo de sus propias frustraciones que necesitan muchas personas, justifica que esos festejos, que podrían calificarse incluso de sanguinarios y crueles, puedan ser amparados incluso por derecho, lo cual le da un aspecto totalmente legal, legitimado y reconocido. El caso de la fiesta de "El Toro de la Vega" , una tradición muy arraigada en el pueblo castellano de Tordesillas, es una muestra de ello, y por ello es totalmente legal y conforme a derecho, y que buena parte de ese pueblo sea partidario y defensor de su propia fiesta y tradiciones.
Naturalmente, como todo espectáculo de buen o mal gusto, es criticable, y no dudo de que para muchas sensibilidades es una diversión de muy mal gusto y hasta cruel en sí. Ahora bien, lo malo, lo discutible es ¿quiénes son quiénes para prohibir una tradición de siglos muy arraigada entre el pueblo?. Si no fuera por ese tipo de festejos, ¿adónde se encauzarían las frustraciones y violencia que tienen mucha gente?, ¿se convertiría en una sociedad peor, con más violaciones, más malos tratos, más robos, más agresiones, más quemas de montes, más prostitución extendida,..... y en definitiva más violencia?. Porque si el ser humano necesita desahogar sus frustraciones e instintos violentos acumulados internamente por las miserias de todos los días que le toca aguantar, vivir y lidiar, con todo lo stressante y perturbador que supone, imaginaos ahora en una sociedad con tanto desempleo, tantos pésimos servicios sociales, tanta injusticia y tanta miseria extendida, con toda la tensión que supone. Y parece que necesitan una válvula de escape, que no es la buena, precisamente, pero parece que se carece de otras alternativas.
Aparte de lo de apelar al sufrimiento animal, que igual está para ponerlo a disposición del depredador que es el ser humano. Vacas, corderos, cerdos, conejos, pollos, caballos, toros, etc... igual son criados para ser destinados al matadero y posteriormente para el consumo humano. Si no fuera así, igual el hombre tendría que dedicarse a la caza, incluso haciendo de la caza una diversión, y lo del Toro de la Vega no sería algo que se diferenciara mucho que digamos en esta necesidad de caza para la supervivencia. Pero ya en una sociedad más avanzada, ya no se necesita la caza, sino la cria de los animales ya destinados para una matanza en un matadero donde tienen una muerte más discreta, más escondida, y ya no haciendo espectáculo de su muerte, aunque sea de forma "artística" en la plaza de una corrida, o en esos festejos tipo "Toro de la Vega", que son tradición secular en tantos y tantos pueblos de toda la geografía hispana. Los otros animales ya más bien matan por instinto, por hambre, cuando no por diversión, que esto es más bien inherente al ser humano.
No sé qué remedio podría ser peor que la enfermedad. Aparte de que eso de las prohibiciones no casa mucho con las libertades, y en un pueblo cuántas más leyes menos libertades.
En fín, que para ese caso lo que pienso es que al que le guste, que haga suya su fiesta aunque sea macabra, y al que no le guste, queda mejor que no se meta donde no le llamen.