
Desde hace siglos el sueño de Icario de volar no se hizo realidad hasta que se ideó una máquina que bien podría estar hecha de telas, maderas, alambres formando tirantes, etc…Se sabe incluso que el propio Leonardo da Vinci tenía unos diseños para hacer máquinas voladoras, e incluso unas alas que acoplar al ser humano, copiándolo de los movimientos de las alas de las aves. ¿Os recordáis de los rudimentarios primeros aparatos voladores de principio de siglo, que se podían accionar bien mediante un mecanismo de cadenas rodantes (como las de una bicicleta) o de algún motor que moviendo una hélice permitía velocidades de vuelo algo parecido a los de una vieja moto tipo mobylette o vespino?. Sólo bastaba un poco de conocimiento y práctica sobre cómo manejar esa máquina voladora y un espacio plano donde poder despegar y aterrizar. Vamos, que algo parecido a cómo aprendes a llevar un coche por primera vez: al principio un poco difícil, pero luego con la práctica se va mamando todo sobre ello, y todo se vuelve fácil de hacer y manejar. Y ahí ya teníamos eso que llamamos avión, que atrajo a entusiastas aficionados y aventureros que cada día iban perfeccionando más esa máquina voladora, hasta tal punto que incluso ya hace décadas que hemos llegado a la luna. Y si a uno le gustaban los aviones, tampoco hacía falta tener tantos estudios universitarios de los que presumen los controladores. Sino veamos a célebres aviadores como el hermano del caudillo Francisco Franco, Don Nicolás Franco, el célebre héroe de la aviación nacional García Morato (que derribó a varias docenas de aviones republicanos), o el pasatiempo favorito de un tal Thomas J. Watson (el dueño de los ordenadores IBM), sólo por citar algunos renombrados ejemplos. Es más, el trabajo de un controlador, del que tanto se quejan de estar tan estresados, parece una tarea totalmente sencilla y fácil: ponerse delante de pantallas de ordenador y demás utilensillos de comunicación y velar sobre la posibilidad o no de aterrizar en una pista plana (y ahora que todo esta informáticamente programado, menos difícil se ha vuelto, añadiendo, además, de que se tiene otro programa de emergencia por si acaso fallara el primero). Nada comparable al duro trabajo de un albañil, que es lo que de verdad es cansado y estresante, y por si fuera poco mal pagado por una competencia que no para de reventar precios. Y eso de tener que hacer ese trabajo tan fácil, en tan pocas horas que prácticamente es media jornada, y con un sueldo que es un escándalo, por no decir un robo .Digo sueldo escandaloso y fabuloso, porque se dice que el presidente Aznar firmó un convenio en 1999 por el que ese club de privilegios elitista podían llegar a cobrar 600.000 euros anuales (eso son 100 millones anuales de las antiguas pesetas), que hoy en día, diez años después, deben de ser más, sin contar además el precio de las horas extras, que según medios informativos, están por encima de los 450 euros la hora (casi diría que un cálculo bastante acertado sería decir que un controlador gana aproximadamente un millón de euros al año). Como que son los únicos autorizados en decir si un avión puede aterrizar o no, con el tiempo han ido formando un sindicato cerrado en defensa de sus abusivos y privilegiados intereses, un sindicato que convendría llamarlo “sindicato del robo” cuando no “sindicato del crimen”, que tan fuertes se han ido haciendo (y siguen siéndolo , pues no se ve que ni la Justicia ni el Gobierno les hayan hecho nada todavía), que no han dudado de joderse al gobierno y a los cientos de miles de viajeros usuarios de los aviones.


Si Zapatero tuviera el valor de hacer lo que hizo Reagan, y suponiendo que cada controlador con sus horas extras gana aproximadamente un millón de euros al año (otro tanto parecido los pilotos de los aviones), y teniendo en cuenta que son aproximadamente 2.400 controladores, tan sólo con despedirlos supondría de ahorro a las arcas públicas 2400 millones de euros, que esto suponen de esos parados que ahora el presidente Zapatero les quieren quitar la ayuda de los 426 euros mensuales a partir del próximo febrero (5112 euros anuales): eso supone la ayuda anual para 469.484 parados, o sea que despedir a todos esos cabrones de controladores, a toda esta mafia del “sindicato privilegiado del robo”, suponen poder ayudar con dinero público a casi medio millón de parados con 426 euros mensuales durante un año. Y esos controladores despedidos podrían ser sustituidos por controladores militares de las fuerzas aéreas españolas, cuyos sueldos están entre los 1500 y los 2000 euros mensuales. Y sin embargo, ese presidente de un partido que se llama socialista “obrero español”, por lo que se vislumbra hasta el momento, y a pesar de haber decretado el inútil “estado de alarma”, parece que sigue prefiriendo quitarle los 426 euros a los parados, o que los jubilados sigan cobrando pensiones de miseria, en vez de tomar la audaz medida de Reagan. Vamos, en otras palabras, que Zapatero tiene más cojones para joder a los pobres cientos de miles de parados, que a los 2400 privilegiados controladores (que encima esperan una negociación con la que poder cobrar aún más y al mismo tiempo trabajar menos).

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