jueves, 5 de diciembre de 2013

EN LA MUERTE DE NELSON MANDELA




Ha muerto a los 95 años el líder Surafricano Nelson Mandela. Es verdad que normalmente nadie nace odiando a los demás por el color de su piel, su nacionalidad, su religión, o su ateísmo. Ningún niño o niña piensa en esas cosas (ni las entiende) en sus primeros años de vida.

Pero está claro que luego el racismo, el nacionalismo o el fanatismo religioso, se impone y corrompe igual a personas, que a naciones o a religiones. Es verdad que, por ejemplo, su propio país Sudáfrica sufrió un "apartheid" de segregaciones y separaciones de derechos según razas, pero también es verdad que ahora, en aras de una supuesta "igualdad" de todos ante la ley, con los negros actualmente en el poder, el país es mucho más corrupto y ahora quienes sufren el "racismo" y se sienten excluidos son la propia minoría de blancos. Irónicamente existen estas contradicciones, que también son reflejo de casi todos los países africanos tras la descolonización, en la que las propias étnias, nacionalidades de origen distintas, las tribus, las religiones, etc..., son causas de discriminaciones, racismos, e incluso guerras civiles. De momento la África de las nuevas naciones independientes parecen desarrollarse peor que cuando estaban bajo la colonización de las naciones europeas.

Podríamos decir que la raza humana todavía no entiende de "derechos humanos" (y quienes lo proponen, igualmente pueden acabar corrompiendo el propósito, pues igual ha ocurrido que se comenten grandes injusticias a nombre de los "derechos humanos").

Creo que todavía no hemos llegado a un suficiente grado de civilización como para ser capaces de conseguir un mundo mejor y más justo. Diría, incluso que es un ideal utópico, vistas cómo están las cosas en el mundo hoy en día; pero como todo en la vida, todavía no hay que perder la esperanza de que todo es mejorable, y en este sentido quiero decir que se agradece el gesto y el ejemplo de Nelson Mandela en su lucha por los "derechos humanos", habiendo aportado su grano de arena.

En realidad, pienso que para que el mundo mejore, tendría que haber más "hombres buenos" y sabios, que suelen ser bastante escasos, y menos "hombres malos" impregnados de ignorancia y de envidia, que abundan por doquier.

Que en paz descanse el gran hombre.