viernes, 22 de enero de 2016

UNA FOTO DE UNA PATATA QUE VALE UN MILLÓN DE EUROS


Un millón de euros vale una foto realizada por el fotógrafo Kevin Abosch, que entre sus clientes tiene importantes multimillonarios a los que les gusta la foto artística.

Y no es que sea la más cara, ya que la más cara que se conoce se vendió por 6,5 millones de dólares por el artista Peter Lik, una foto que tituló "Phantom".

Kevin Abosch

Se dice que el 1% de la población del mundo tiene tanta o más riqueza que el 50% restante, con lo cual incluso dentro de ese 1% hay gente tan podridamente rica de dinero que se puede permitir cualquier capricho soltando inconscientemente cantidad de millones igual como cualquiera de los mortales más normales suelta los céntimos de menos valor de su calderilla sobrante. Cosa que hace que la estupidez de los afortunados asquerosamente ricos pueda convertirse en el negocio de otros más listos que saben aprovecharse de ello, ya que en este mundo cada cosa vale lo que otro está dispuesto a pagar por ella.

Se supone que una obra de arte habrá costado su trabajo, pero no hasta el loco nivel que le otorgue un caprichoso podridamente rico. Porque considerando bien, esas sumas son muchísimo dinero que se podría utilizar para otras cosas más inteligentes, beneficiosas, productivas, útiles y racionales, como por ejemplo becar a algunos estudiantes, destinarlos a investigación de una determinada enfermedad, construir un hospital, escuela o biblioteca en un pueblo donde buena falta haga, o cualquier cosa que pueda beneficiar en positivo a cualquiera de otros de sus semejantes que lo necesiten.

Phantom


Creo que está muy bien que algunas personas hayan tenido mucha suerte en su vida y hayan conseguido amasar cantidades sobrantes de dinero en mayor cantidad de la que necesitan para vivir una vida decente y con todas las comodidades. Pero quien tiene esa suerte, no debería de olvidar que también se debe a sus semejantes menos afortunados, y que debería destinar parte de esa riqueza que le sobra a que los demás también puedan prosperar y mejorar sus vidas de un modo decente y productivo. Porque entre tomar una actitud u otra con el dinero, rebela el nivel de estupidez por un lado y el sentido común por el otro, por no decir la generosidad o el inútil despilfarro absoluto.

Pero, como ya se sabe, de todo hay en los inescrutables caminos de la viña del Señor.

Por cierto, precios aparte, las fotos muy majas, con buen sentido artístico (cabe reconocerlo).



Peter Lik