miércoles, 11 de noviembre de 2015

LA PRIORIDAD CATALANA: EL EMPLEO SÍ, LA INDEPENDENCIA NO.


Estoy más que harto de la patética comedia sobre ese esperpento catalán al que nos ha llevado Artur Mas, y de las continuadas indecisiones del Estado para zanjar el asunto y hacer valer la legalidad, con un presidente débil y vacilante en la toma de decisiones, a pesar de tener mayoría absoluta y de contar con el apoyo expreso del resto de los partidos políticos en cuanto se cuestiona la unidad inquebrantable de la nación española (que es la más antigua de toda Europa).

La Constitución Española fue aprobada en Catalunya por una inmensa mayoría de catalanes, dándole el SÍ, con mucha más aceptación que algunas otras regiones o territorios del resto de España (llámaselo cómo se quiere, porque igual algunos se confunden).

Desde el poder autonómico catalán, durante más de 35 años, se ha ido adoctrinando a la población para atraerla hacia una independencia y hacerle aceptar el hecho diferencial catalán con respecto al resto de España, tanto desde la escuela como desde los medios de comunicación social, lo cual habrá dejando su fruto e influencia en ese proceso de independencia abierto por algunos desde hace muy pocos años, teniendo en cuenta que el propio principal partido que reclama la independencia ( Convergencia Democrática de Catalunya) había sido uno de los participes en la elaboración de la actual vigente Constitución de 1978 y de modo especial a través de uno de sus líderes de entonces, el abogado barcelonés Miquel Roca y Junyet.

Pero pase lo que pase, se suspenda la autonomía de Catalunya por las continuadas violaciones al espíritu de la Constitución, se meta a la cárcel a los altos cargos institucionales catalanes que no se comprometan a acatar la Constitución, o cualquiera que sea la forma en la que termine ese grave contencioso, con todos los embrollos jurídicos que conlleve (y que la mayoría de la ciudadanía no entiende), el caso es que lamentablemente Catalunya ya está dividida en dos bandos irreconciliables, que costará lo suyo y llevará mucho tiempo volver a unir y que como mínimo la situación vuelva a estar igual como lo era en 1978, con un nacionalismo catalán moderado si cabe, pero no independentista. Aparte de que ahora que en Catalunya el 20% de la población es de origen musulmán, y a ese sector de la población se le ha atraído hacia la causa independentista, con lo cual con ese detalle aparte las cosas pintan más bastas e inciertas.

Otro tema es que el proceso de independencia, no sólo ha terminado como un patético esperpento, sino que además fue una gran chapuza política, en el cual los promotores de la independencia no supieron determinar desde el primer momento qué modelo de Constitución Catalana, o qué modelo de Estado Catalán se pretendía lograr o alcanzar con la independencia. Es decir: ¿una república de corte liberal, o socialista, o hasta de fondo islámica siguiendo el modelo de muchos paises islámicos?, que nos ha dejado en la duda y en la confusión a una gran inmensa mayoría de los ciudadanos que se preguntaban: Independencia, bien, pero...¿y después, qué,....una Catalunya con qué fórmula o modelo de sociedad conocido más o menos?. Porque puede ser una aventura que termine en pesadilla cuando no se habla con claridad del futuro cuando se pretende una independencia de territorio con respecto al resto de la nación, y en la que muchos terminen mal, desengañados y decepcionados, al ver que el cambio no fue a por mejor, ya que como norma nadie pretende un cambio si no es a por mejor.

No obstante, convendría no olvidar que en esos momentos lo que es más de sentido común sería que la principal prioridad de los políticos (que igual son los verdaderos culpables y causantes del desempleo, la crisis económica, y de que la vida sea cada vez más cara e incierta), no es otra cosa que dedicarse a combatir el desempleo, a hacer que ciudadanos de todas las edades tengamos oportunidades de un empleo digno y decente para poder tener una vida digna, decente, prospera y que se desarrolle en paz,.....especialmente entre los más jóvenes que desean independizarse y sentirse útiles. Esta es la verdadera prioridad a mi modesto entender (o se supone que debiera de serlo), y no seguir perdiendo el tiempo y energías en inútiles y estériles enfrentamientos de separatismos periféricos. Pero lo malo es que tanto la casta política catalana como el resto de la española, ni tan siquiera piensan en esto, ya que ni siquiera hablan de ello ya en plena campaña electoral de las elecciones generales que tenemos a la vuelta de la esquina. La tragedia nacional sigue...  


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