
Pero si alguna cosa expone el grado de incompetencia y mal hacer de un político, eso son los impuestos, máxime cuando esos son subidos en unos tiempos de crisis económica que las circunstancias reclaman no castigar aún más con nuevas subidas de impuestos a los ya muy sufridos contribuyentes. Aparte de que es una medida tremendamente errónea, puesto que sus consecuencias finales derivan en subir los precios de los productos, cosa que reduce el consumo, y a la vez dispara aún más el paro, y también hace que pierda valor la moneda por el efecto inflacionista, consecuencia de la subida de los precios, a los que se traslada el coste de la subida de impuestos. Aparte de que también constituye un robo a los ahorradores,...y cuando esas cosas ocurren, el país pierde la confianza en sí mismo, cuando lo que necesita son estímulos para crear las oportunidades de trabajo tan necesarias, puesto que la riqueza tan sólo se puede crear trabajando. Doble daño hace una subida de impuestos: al provocar ese efecto secundario llamado inflación, es como si se subieran dos veces los impuestos: los provocados por el propio gobierno, y los efectos consecuentes de la propia inflación (que eso es como si fuera un impuesto invisible que no se aprueba en ningún parlamento o gobierno). En otras palabras: las subidas de impuestos siempre se acaban traduciendo en mayor pobreza y penuria para todos, con el agravante de que la moneda pierde aún más su valor.

Si las injusticias en los derechos ciudadanos persisten, y las trabas gubernamentales se llevan buena parte de las ganancias del trabajo, la gente empieza a preguntarse si vale la pena trabajar. Y como la gente empiece a tomar conciencia de que no vale la pena trabajar (cosa que lamentablemente ya está ocurriendo hoy en dia), el país ya puede irse a la mierda. Un sistema de impuestos y de excesivas normas laborales, quita a la gente el incentivo de trabajar y eso no puede ser bueno para un país. Algo tiene que cambiar: crear un sistema de mayores libertades para todos, sustituyendo las normas por el sentido común (algo parecido al sistema que teníamos en la pre-democracia), y eliminando progresivamente la plaga de los impuestos que nos empobrecen día a día. Por otra parte, cuando los impuestos son demasiado altos, lo que hace la gente es evadir el dinero, esconderlo, ..lo que no contribuyen en nada a hacerlo circular y poner en marcha la economía. Cualquier sistema que castigue las ganas de trabajar es malo, y hoy por hoy no puede decirse que en nuestro país existan los incentivos para que la gente trabaje. Por otro lado, si se quitaran los impuestos y se permitiera a la gente gastar o ahorrar parte de lo que ganan, la gente será más trabajadora, o tendrá más incentivos para trabajar duramente y el dinero que gane añadiría combustible a la gran maquinaria económica que daría energía a nuestro progreso como país. El resultado sería: mayor prosperidad para todos al crearse más riqueza procedente del trabajo de todos, y más entradas de impuestos indirectos para el gobierno que proceden de un mayor consumo y gasto de la gente al prosperar más (cuanto más rica es la gente, más gasta). No pretendo dar lecciones de economía a nadie (que por otra parte, tampoco soy economista), pero pienso que el gobierno es una especie de organismo con un insaciable apetito de dinero, cosa que le lleva naturalmente a crear nuevos impuestos o a subir los ya existentes, ...a menos que se haga algo para rendirlo de hambre. Eso que dijo el gobierno de que sería una subida temporal de impuestos, es mentira: cuando se suben los impuestos, difícilmente se vuelven a bajar, salvo un nuevo gobierno que tenga valor de dar un golpe de timón. Unos impuestos puede ser que sean necesarios para afrontar unos gastos públicos, pero un buen gobernante debe de saber ver hasta dónde llega la línea, el límite en el que el peso de los impuestos se convierten en un cáncer, en una enfermedad que en vez de mantener sano al país, lo enferma, lo debilita y lo paraliza cada día más, dejándolo cada día más pobre, más inseguro, y menos libre.
Y en instancia finales, si no queda otro remedio que subir impuestos temporalmente (cosa que debe de evitarse siempre), lo correcto es aplicar la típica e histórica medida de siempre que emplean los buenos gobernantes cuando deben de sacar dinero como sea: gravando el lujo. El boom económico anterior a la crisis ha provocado que mucha gente se haya vuelto asquerosamente rica, especialmente la que se ha enriquecido con la especulación inmobiliaria, ya como propietarios de fincas, o como promotores de inmuebles. En consecuencia se deberían de gravar las viviendas de lujo, los coches que valen por encima de los 40.000 euros (son muchos los coches grandes y gordos que se ven por todas partes, circulando al lado de gente que no puede ni soñar en uno como esos), los restaurantes y hoteles por encima de las 4 estrellas, los contratos anormales de alto valor (por ejemplo, los del fútbol, como el caso de Cristiano Ronaldo), etc..., y con que el peso de los impuestos recayera sobre los que más se beneficiaron de la prosperidad económica, habría dinero de sobras. Es una injusticia y un abuso apretar aún más con impuestos a la clase trabajadora y media, máxime en tiempos de grave crisis económica. Pero no se debe de caer tampoco en ese error de remediar los problemas a base de impuestos, porque como ya he señalado, los efectos secundarios a medio y largo plazo son perjudiciales para el país, llevándolo por la senda de la pobreza y el estancamiento.
Con las constantes medidas equivocadas de José Luis Rodríguez Zapatero, creo que vamos camino de ser un país tercermundista, en el que se impondrá la economía de subsistencia, en el que cada cual sobrevive como puede, formándose una gran economía sumergida que burle las absurdas normas laborales y las imposiciones fiscales. Se acentuarán las desigualdades sociales, llendo casi a una nueva sociedad de castas: los privilegiados: los ricos de siempre y los funcionarios, y los trabajadores fijos de empresas bonitas, como la Nestlé, la Coca-Cola, el BBVA, o Telefónica. Los marginados: los emprendedores, autónomos, los contratados,...que son los que de verdad con su trabajo y sacrificio, serán la inercia que sacaran como puedan el país adelante. Y el resto de la escoria más desafortunada: vagos, drogados, maleantes, inmigrantes,… tratando de mendigar subvenciones que otros que trabajan pagan con sus impuestos. Y no penséis que el futuro ganador de las próximas elecciones, el PP lo cambiará. Puede que cambie alguna pequeña cosa en su política de impuestos, pero la experiencia me dice no hay gran diferencia entre PP y PSOE, tal como lo prueban en los 17 gobiernos autonómicos que tiene España, y los más de 6000 ayuntamientos. Todos comenten las mismas torpezas de procurarse primero buenos sueldos, y luego meter la mano en los bolsillos de los contribuyentes, para hacer las cosas (que tienen su coste) a costa de los mismos contribuyentes que son los que finalmente terminan pagando. Casi todos, sean del color político que sean, aplican la receta de solucionar los problemas a base de impuestos, y a casi nadie se le ocurre de que para solucionar los problemas, la verdadera receta es que se den las condiciones para que la gente pueda trabajar de verdad en libertad. Creo que la subida de impuestos ha sido un delirio socialista de una noche de insomnio del inquilino de la Moncloa cuando ya ha perdido sus zapatillas, por no decir la cabeza, ¿y Rajoy, posible futuro presidente, qué perderá cuando tenga que estudiar los informes de la desastrosa herencia de Zapatero ,....las gafas?. Entretanto, mientras aquí seguimos con las estupideces políticas que empeoran la tragedia nacional, en Alemania la recién reelegida canciller Angela Merkel lanza el inteligente mensaje de: “PARA SALIR DE LA CRISIS ECONOMICA, HAY QUE BAJAR LOS IMPUESTOS”.
