viernes, 6 de noviembre de 2009

LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

En esos días, en medio de los escándalos de corrupción entorno al caso Gürtel, y las luchas intestinas dentro del PP entre barones del partido como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital del reino Alberto Ruiz Gallardón, para colocar ambos a sus personajes claves que controlen la codiciada presidencia de la Caja de Madrid (quien controla una importante Caja o Banco, controla las vías del dinero y con ello la financiación de proyectos), han saltado las voces de militantes peperos que cuestionaban el liderazgo del presidente del PP Mariano Rajoy como cabeza de cartel capaz de ganar al PSOE de Zapatero que tan mal ha dejado a nuestro país. Algunos han propuesto que la misma Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, o el ex ministro y vicepresidente de Aznar, y ex presidente del FMI (Fondo Monetario Internacional) Rodrigo Rato, fueran los candidatos que encabezasen el cartel del Partido Popular en las próximas elecciones generales.
A decir verdad, ninguno de los personajes del PP, sean Rajoy, Gallardón, Aguirre, o Rato, cuentan con el carisma suficiente para ilusionar al electorado. De hecho, el único personaje disponible en el PP que de verdad podría ilusionar al electorado, por su trayectoria, por su preparación, por su honradez, por su prestigio, por su popularidad, por su conocimiento profundo de España, por los valores que encarna,..., no es otro que el fundador del propio Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne. La dramática situación de crisis, no sólo económica, sino también ética, en la que se encuentra inmersa España, va a requerir una cura de caballo, en la que se va ha hacer necesario cambiar y abolir muchísimas leyes injustas, torpes e ineficaces. Y para eso va a hacer falta un hombre sabio, curtido de en la experiencia que supone el ingrato campo de la política, con gran capacidad de trabajo y dedicación a la causa de España,.....y ese hombre, hoy por hoy, no es otro que Manuel Fraga Iribarne. Sé que está en edad que se merece el descanso mejor que nadie, pero también podría decirse que está en la edad en la que la vida se la debe a España, y que un gran patriota a de saber ser genio y figura hasta la sepultura, y más ahora que en esos momentos España le necesita, y no podemos desaprovechar la gran preparación y la sabiduría política que lleva acumulados de todos esos larguísimos años entregados a la cosa pública española. Sé que está refugiado en su escaño del senado, contemplando desde la barrera como otros más torpes y mediocres lidian los problemas sin encontrarles acertada solución,...pero es él el personaje que debe de saltar a la arena y hacer frente a los gravísimos problemas que tenemos en España. Por eso, se debería llamar y despertar al viejo gran león de la derecha española, y decirle que aún está a tiempo para presentarse como candidato en el próximo congreso de su propio partido, para que lo confirme como cabeza de lista del cartel que ha de ser capaz de vencer al socialismo en las próximas elecciones generales. Un último servicio a la causa española, en los momentos que más lo necesita España, es algo a lo que Don Manuel no debería de permanecer ajeno y silencioso.
El gran problema de la actual democracia española, es que tenemos unos partidos políticos que se organizan internamente de una manera en la que no existen las listas abiertas, sino las listas con los candidatos y sus acompañantes afines, que una vez se hacen con las parcelas de poder, las suelen acotar para que no estorben los otros. Eso hace que infinidad de mediocridades y nulidades, se apoltronen en los cargos, viviendo de los suculentos sueldos públicos, y favoreciendo la corrupción. Creo que habría menos corrupción, y menos gente apoltronada, si en la democracia española hubieran unos partidos políticos que eligieran a sus dirigentes en un sistema de listas abiertas. Porque las listas abiertas dan oportunidades de entrar a los más brillantes, más preparados, y más entregados; y al mismo tiempo permite quitar del poder a aquellos que se muestras incompetentes, incapaces, ineficaces.
En la antigua Roma republicana, heredera del legado de la democracia griega, los poderes estaban muy repartidos, y además por muy poco tiempo, de tal modo que apenas no podía existir la corrupción y el abuso de poder,...y sin embargo, eso lo convirtió en el imperio más poderoso de su tiempo. Para empezar, en el Senado sólo podía entrar quien podía demostrar que poseía suficientes medios de fortuna, de tal modo que cada cual se pagaba su propia carrera política. Los cónsules se elegían para un año, y además a dúo, alternándose ambos el poder máximo cada mes. Y la única corrupción posible era que alguien consiguiera que el senado le nombrara gobernador de alguna provincia, que luego el interesado aprovechaba para enriquecerse, dado que en su provincia el gobernador tenía poderes casi absolutos, cosa que en los últimos años del período republicano tuvieron que hacerse unas leyes para limitar el abuso de los gobernadores. Un sistema de listas abiertas de elección democrática, un poder temporal muy limitado, y los poderes y competencias muy repartidos, permitían que las principales familias de Roma pudieran tener casi cada una de ellas la oportunidad de tener magistrados en casi su propio “suo anno” (es decir, en el año apropiado), sea de cualquiera de sus categorías: tribuno de la plebe, cuestor, edil, pretor, cónsul, pontífice, etc..., y tener consulares entre las familias era todo un honor, y la clave del gran patriotismo de los romanos. Luego cuando vino el sistema imperial (que aunque respetaba bastante del sistema senatorial republicano), con la prolongación en el poder de los personajes, daría paso a la corrupción, a la decadencia moral, y a la caída de ese imperio que duró unos mil años. En este aspecto, he querido invitar a la reflexión y a lo que supone un sistema democrático de listas abiertas y de poderes muy limitados y temporales, porque creo que en esto está la esencia de una democracia fuerte, en la que apenas puede aflorar la corrupción, y que fomenta el patriotismo al dar más oportunidades a sus ciudadanos de participar en los asuntos públicos. Creo que algo de los antiguos romanos deberían de aprender los actuales partidos políticos, si queremos mejorar nuestra democracia y limpiar nuestro país de la corrupción.
No soy del PP, ni del PSOE, ni de ningún otro partido político. Soy simplemente ciudadano español, que cree que Manuel Fraga Iribarne sería el político que mejor podría arreglar España en esos momentos. Y por eso quiero animar a todos mis lectores del PP de mi blog, que den un toque de atención a Don Manuel, y que lo animen a ser el candidato que España necesita. Y si eso se consigue, ¡qué haya suerte!.

1 comentario:

De toda la vida dijo...

La corrupción ha existido siempre y siempre existirá de lo contrario ¿podría alguien explicar el ansia que tienen algunos para llegar y eternizarse en el poder?
Es cierto que se está tomando esto de la corrupción por algunos políticos como la cosa más natural del mundo. Per para sorpresa de todos existen más de 20 millones de españoles que aceptan e incluso justifican tal corrupción.

Y como un mal cuando no se ataja de raíz o se ponen los medios para erradicar a la corrupción, por lógica los ladrones robaran a sus anchas sabedores de que nadie les hará nada.