domingo, 3 de marzo de 2013

EL TERRIBLE CAPELLÁN DE GERONA: NICOLÁS AYMERICH




El capellán Nicolás Aymerich, Teólogo e Inquisidor General de la Corona de Aragón en la segunda mitad del s. XIV, es conocido por ser autor del Directorium Inquisitorium (manual del inquisidor, que toca especialmente el tema de la brujería).

Nicolás Aymerich nació en Gerona  en el año 1316. Ingresó en el monasterio local de la Orden de Santo Domingo el (4 de agosto 1334). Y allí en Gerona, durante su noviciado fue instruido en teología por el fraile Dalmau Moner. Con el fin de completar sus estudios, se trasladó a Toulouse, y luego a París, donde obtuvo su doctorado en 1352. A continuación, regresó al monasterio en Girona en el que sustituyó Moner como docente de teología.

En 1357, Nicolás Aymerich reemplazó a Nicola Roselli como el Inquisidor General de Aragón, ya que Nicola Roselli había sido elevado al rango de cardenal . Un año después de obtener la posición, a Aymerich se le dio el cargo de capellán de honor del Santo Padre Gregorio IX como un reconocimiento de su diligencia en la búsqueda de herejes y blasfemos . Sin embargo, el celo que desplegó como Inquisidor General le valió muchos enemigos, entre ellos el Rey Pedro IV de Aragón. Pedro IV trató de que Aymerich fuera destituido de su cargo en 1360, cuando la Inquisición interrogó al franciscano espiritualista, Nicolás de Calabria. Otro ejemplo del Inquisidor General Nicolás Aymerich es la sentencia contra el judio Dapiera Astruc en 1370. Dapiera Astruc era natural de Barcelona, acusado de brujería. Fue condenado a arrepentirse públicamente en la catedral y luego a cadena perpetua. Aymerich también ordenó la perforación de la lengua a los herejes con un clavo colgante “para que no pudieran blasfemar”. Fue el primer inquisidor en oponerse por la prohibición de la Iglesia contra la tortura de un reo en dos ocasiones por considerar la interpretación directiva de los jerarcas clericales como muy liberal, alegando que lo permite una instancia independiente de la tortura para las acusaciones de distintos cargos separados de la herejía, es decir que el inquisidor Aymerich era partidario de torturar en varias ocasiones y momentos al mismo desgraciado reo, considerando que si se salia o se salvaba de ella, era por “voluntad divina”.



INICIO DE UN TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN, EXTRAÍDO DE LA PELÍCULA "EL NOMBRE DE LA ROSA", BASADA EN LA NOVELA DE HUMBERTO ECO, CUYO AMBIENTE MEDIEVAL ILUSTRA ESTA ENTRADA SOBRE EL INQUISIDOR NICOLÁS AYMERICH: 


Nicolás Aymerich fue elegido para ser el Vicario General de los dominicos en Aragón en 1362, sin embargo, esta elección fue impugnada por el padre Bernardo Ermengaudi que, además de tener una disputa de largo tiempo con Nicolás Aymerich, fue también un sacerdote respaldado por el rey aragonés Pedro IV. Cuando se le llama para resolver el asunto en desavenencia, el Papa Urbano V, invalidó la elección con el argumento de que el cargo de Vicario General entraba en conflictos competenciales con el cargo de Inquisidor General. Sin embargo, al final el Papa no confirma a Ermengaudi en el cargo, sino que acaba optando por un tercero neutral, el capellán Jacobo Dominici.

La hostilidad de Pedro IV hacia Nicolás Aymerich se intensificó en 1366 cuando Aymerich comenzó a atacar a los escritos de Ramón Llull y hostigar a sus seguidores, que eran conocidos como lulistas. El rey prohibió a Nicolás Aymerich ir de predica apostólica en la ciudad de Barcelona. Nicolás Aymerich desobedeció en secreto y, posteriormente, apoyó la revuelta de la diócesis de Tarragona contra el monarca. Este conflicto terminó alrededor de 1376 cuando el gobernador local, a instancias del rey,  llevó a 200 jinetes y rodearon el monasterio de los Dominicos, donde residía Nicolás Aymerich. A Aymerich no le quedó otro remedio que huir a la corte papal de Gregorio XI en Avignon.

Mientras vivía en Avignon, Aymerich aprovechó para escribir su obra más famosa, el Directorium Inquisitorium, donde aborda el tema de los inquisidores, así como las brujerías y demás herejías que persiguen. En 1377, acompañó a Gregorio XI a Roma, donde permaneció hasta la muerte del Papa en 1378. En el cisma que estalló después de la muerte del Papa Gregorio XI, Nicolás Aymerich se unió al bando del antipapa Clemente VII, y así volvió a Avignon a finales de 1378. Mientras vivía en Avignon, Nicolás Aymerich entró en conflicto con el dominico valenciano San Vicente Ferrer, ya que Nicolás Aymerich cree que Ferrer había comenzado a simpatizar con el Papa Urbano VI, el rival contrario de Clemente VII.

Eymerich regresó a Aragón en 1381. Donde descubrió que en su ausencia, Bernardo Ermengaudi había asumido el cargo de Inquisidor General. Aymerich se negó a reconocer Ermengaudi en ese alto cargo, y en 1383, actuando como Inquisidor General, notificó a los habitantes de Barcelona, que había prohibido las obras de Ramón Llull. Furioso, Pedro IV ordenó que se ahogara a Nicolás Aymerich, sin embargo, la Reina Leonor de Sicilia influyó en él para cambiar la sentencia de muerte por otra de exilio permanente. Una vez más, Nicolás Aymerich ignoró la sentencia y permaneció en su tierra natal, en gran parte gracias a la ayuda del hijo de Pedro, Juan.

El Rey Pedro IV murió en 1386 y fue sucedido por su hijo, Juan I, que reconoció la autoridad de Nicolás Aymerich como Inquisidor General. Al principio, Juan I favoreció la represión de los lulistas, pero esto sólo duró hasta 1388 cuando Aymerich decidió investigar toda la ciudad de Valencia por herejía. El Rey Juan I intervino para liberar al Canciller de la Universidad (secretario de la municipalidad), que había sido encarcelado. El rey le rogó a las autoridades de la Iglesia para frenar la violencia de Nicolás Aymerich y que las obras de Llull se examinaran otra vez.




Después de la violencia en Valencia, Nicolás Aymerich buscó refugio de las represalias del Rey Juan I en una iglesia, pero dos años más tarde, se retiró de nuevo a Avignon, donde permaneció hasta la muerte del Rey Juan I. En Avignon, Aymerich se dedicó a la defensa de la legitimidad de la Clemente VII como Papa. Permaneció en Aviñón después de la muerte de Clemente VII en 1394, respaldando al sucesor de Clemente, el antipapa Benedicto XIII .

Después de la muerte del Rey Juan I en 1396, Nicolás Aymerich regresó de nuevo al monasterio dominicano en de la ciudad de Girona donde la vio nacer, donde permaneció hasta su muerte el 4 de enero 1399, tras una larga y azarosa vida. Sus obras, en 11 volúmenes, se hayan en el archivo y biblioteca de la orden dominica en Gerona, y entre ellas  merecen mencionarse, además, un “Tratado de lógica” (escrito en 1350), el “Tratado sobre el sacramento del matrimonio”, los “Sermones de tempore” (escrito en 1366), y “De principiis naturae”.

En su tumba, su epitafio lo describe como “veridicus praedicator, inquisidor Intrepidus, doctor egregius”. Sin duda alguna un capellán terrible, inflexible, y de larga vida para la época que le tocó vivir, en medio de tantas intrigas, tanto por medio de la corte, como entre las altas instancias papales.



AQUÍ PODEMOS VER UNA HOGUERA DE LA INQUISICIÓN, SACADA DE LA PELÍCULA "EL NOMBRE DE LA ROSA" (basada en la novela medieval del italiano Humberto Eco, que nos ambienta en la época de la que trata esta entrada):




1 comentario:

Urquiola dijo...

Hola: según indican García-Cárcel y Francisco Tomás y Valiente en sus obras sobre 'La Inquisición', la condena a cadena perpetua solía mitigarse al cabo de unos años, autorizando al reo a salir de prisión y llevar una vida casi normal. Marchena, en su resumen del 'Manual de Inquisidores' señala que Nicolau Eymeric en lo fundamental recopiló obra previa, siendo escaso lo propio que hay en el 'Directorium...', escrito 'en un latín bárbaro'. La orden de predicadores la fundó Domingo de Guzmán (Guttmann, Osmán, Haussmann), del 'clan de los Guzmanes' de Teba, Málaga, al que pertenece Guzmán y Pimentel, conde-duce de Olivares. Guzmán es un apellido de converso, como lo es Torquemada, como había sido rabino, cargo inventado en el siglo III, Espina, el confesor de Isabel la católica. Sobre la 'tortura', Nicolau dice: 'Quaestiones sunt fallaces et ineficaces': 'Los interrogatorios son engañosos e inútiles'. Hay una versión íntegra del resumen del 'Directorium...' hecho por Marchena, en 'Docsity', 'ResearchGate', y 'scribd', la de Google books está mutilada.
Agur. Gesund +