jueves, 4 de marzo de 2010

UN POCO DE SABIDURIA TOLTECA

Unos pocos siglos antes de que Hernán Cortés conquistara para la Corona Española lo que actualmente es el estado de México, existía entorno a una ciudad llamada Tula (a poco más de unos 60 kms al norte de lo que es la actual capital mexicana), una muy avanzada civilización de un pueblo indígena llamado Tolteca, entre los Aztecas y los Mayas. Aunque era un pueblo guerrero, fueron buenos constructores de templos y ciudades, así como aplicadores de una agricultura muy tecnificada con un sistema de regadíos en que basaba buena parte de su progreso económico,.. y de civilización muy avanzada, a pesar de la salvaje costumbre de que en sus contrucciones adornaban con los cráneos de miles de enemigos, con objeto de intimidarlos, y a pesar de los sacrificios humanos en sus ritos religiosos. Son los autores de algo que quisiera destacar y aportar desde mi blog, puesto que su comentario da para reflexionar: se trata de “LOS CUATRO ACUERDOS DE LA SABIDURÍA TOLTECA”, que más o menos dice lo siguiente:

1.- No supongas. No des nada por supuesto. Si tienes DUDA, aclárala. Si SOSPECHAS, pregunta… .Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen FUNDAMENTO.

2. Honra Tus Palabras. Lo que sale de tu boca es lo que eres tú. Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; y si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tus palabras es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces. Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.

3. Haz siempre lo mejor. Si siempre haces lo mejor que puedas, nunca podrás recriminarte ni arrepentirte de nada.

4. No te tomes NADA personal. Ni la peor OFENSA. Ni el peor DESAIRE. Ni la más grave HERIDA. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de él y no tuyo…

Si eso era lo que dejaron escrito en esos llamados cuatro principios, razón debía de tener el llamado “Códice Matritense”. Los llamados códices eran como unas ilustraciones de escritura pictográfica, simbólica y figurativa, de gran belleza y colorido, que debían descifrarse (algo parecido a los jeroglíficos de la civilización egipcia). El susodicho Códice Matritense, cuando se refería al pueblo tolteca, más o menos decía:

“El tolteca es sabio, es una lumbre, una antorcha, una gruesa antorcha que no ahuma. Hace sabios los rostros ajenos, les hace tomar corazón. No pasa por encima de las cosas: se detiene, reflexiona, observa... El tolteca es un espejo horadado por ambos lados. Suya es la tinta, los códices; él mismo es escritura y sabiduría, camino, guía veraz para otros; conduce a las personas y a las cosas, y es una autoridad en los asuntos humanos... El tolteca es cuidadoso; respeta la tradición, posee la transmisión del conocimiento y lo enseña a otros, sigue la verdad. Nos hace tomar un rostro y desarrollarlo, abre nuestros oídos, nos ilumina. Es maestro de maestros...

Desde luego, hay cosas interesantes en esas diversas civilizaciones casi olvidadas que deberíamos de rescatar.

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