miércoles, 28 de septiembre de 2011
LA GEOPOLÍTICA Y EL ZAR DE LAS NUEVAS RUSIAS VLADÍMIR VLADIMIROVICH PUTIN
“Todo tiene su precio y el fin justifica los medios”. (Frase atribuida a Nicolás Maquiavelo 1469-1527, filósofo, historiador, político y escritor italiano).
“El hombre es un lobo para el hombre”. (Frase atribuida a Thomas Hobbes 1588-1679, Filósofo y político inglés).
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”. (Carl von Clausewitz 1780-1831, Militar y filósofo alemán).
La Geopolítica es el estudio que, a través de la geografía y la historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos. La geopolítica estudia la relación entre la política (interna y externa de una nación) y el medio geográfico, los recursos naturales y energéticos, la cultura, la lengua, la historia, la economía, la ciencia y la tecnología y el aparato militar, es decir, parte de una reflexión sobre los hechos concretos que fundamentan la política.
La Geoestrategia es un subcampo de la geopolítica que trata de estudiar y relacionar problemas estratégicos político-militares con factores geográficos (recursos de una nación con sus objetivos geopolíticos).
Vladímir Vladimirovich Putin es uno de los personajes con más peso en la esfera mundial (el segundo hombre más influyente del mundo). Se puede considerar como el “Nuevo Zar y Dictador (Stalin) de la Nueva Rusia” (“La Rusia de Putin”). Ha demostrado ser un “verdadero campeón en el juego de ajedrez de la geopolítica y geoestrategia” y ha hecho que gran parte de los países de Europa, de Asia e incluso de Latinoamérica (como es el caso de Hugo Chávez Frías) dependan de sus decisiones (en lo que respecta a lo político, económico y militar). Vladimir Putin es un político ambicioso, pragmático y realista, movido por alcanzar el poder mundial. Su estilo parece cada vez más duro contrastado con los “buenos modales” de su sucesor, el ingeniero, político y escritor Boris Nicolayevich Yeltsin (1931-2007). El secretismo y la hipocresía se han convertido en las 2 dominantes de la vida política bajo Vladimir Putin. Igual que George W. Bush, Vladimir Putin consolidó su poder a partir del complejo militar, de hidrocarburos y de un férreo control sobre las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia, que le posibilitó terminar con todos sus enemigos, internos y externos.
Nació en Leningrado (actualmente San Petersburgo) el (7 de octubre de 1952). Es el hijo único de un inválido de guerra que fue condecorado por su actuación en la defensa de Leningrado contra el Ejército Nazi Alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Se licenció en Derecho en la Universidad de Leningrado, donde fue alumno del que sería alcalde de la ciudad, Anatoli Sobchak. Su tesis versó sobre la política de EUA en África. En (1975) Vladímir Putin comenzó su vida profesional en la Dirección de la Inteligencia Exterior del Comité de Seguridad del Estado (KGB), en la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), donde alcanzó el rango de Teniente General. Según su currículum, trabajó en Dresde, Alemania durante la década de (1970), pero también se ha especulado, después de ser nombrado Jefe del Servicio Federal de Seguridad (SFS), que pertenecía a los servicios de disidencia interna, el Quinto Directorio de la KGB.
Vladimir Putin es un dirigente ruso atípico: “Joven, abstemio (no bebe alcohol), deportista (practica el arte marcial rusa (sambo) y el judo desde los 11 años, juega al tenis, practica esquí)”. Por ello, se define como un hombre sin vicios. Además, habla fluidamente el alemán y el inglés. Su pensamiento principal es: “Un hombre no debe guiarse por la opinión de otras personas, sino por su propia conciencia”. Está casado con Liudmila Pútina y tiene 2 hijas, María y Katerina.
Tras el desmantelamiento de las oficinas del KGB en Dresde en (1989) regresó a Leningrado en (1990). Durante algunos meses estuvo sin trabajo, por lo que contempló la idea de ser conductor de taxi. Finalmente fue nombrado adjunto del rector de la Universidad de Leningrado, donde se ocupó de las relaciones internacionales. Después trabaja como consejero del presidente del Consejo de la ciudad. A partir de junio de (1991), se convirtió en presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburgo. Su papel consistió principalmente en atraer inversores y desarrollar la colaboración con los socios extranjeros.
Inmerso en las tareas municipales, Vladímir Putin entró en relación con Anatoli Chubais, “padre” de las privatizaciones y responsable de la economía rusa. Anatoli Sobchak y Anatoli Chubais fueron 2 personajes muy activos en Rusia desde el colapso de la Unión Soviética, y la introducción de Vladimir Putin en la política se produjo de la mano de ambos. Fue solamente el (20 de agosto de 1991) durante el intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov, que Vladimir Putin renunció oficialmente al KGB.
Entre (1991) y (1996) se dedicó a la presidencia del Comité para las Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de San Petersburgo, cargo que compartió a partir de (1994) con el de Primer Vicepresidente del Gobierno de esta ciudad (vicealcalde). En (1995) dirigió la Campaña Electoral del Partido de Carácter Regional Nuestra Casa Rusia, que lideraba el Ex Primer Ministro Viktor Chernomirdin. También dirigió la campaña para la reelección a la Alcaldía de San Petersburgo de Sobchak, pero dimitió de su cargo tras la derrota en las urnas de este último.
Después de la dimisión, Vladimir Putin se trasladó a Moscú, donde ocupó en los siguientes años cargos cercanos al Presidente Boris Yeltsin. En pocos meses fue nombrado Vicedirector del Servicio Administrativo y Técnico del Presidente de Rusia, puesto que ocupó durante (1996) y (1997); Jefe de la Dirección General de Inspecciones del Presidente y Vicejefe del Gabinete de la Presidencia en (1997) y (1998). En ese mismo año ascendió a Primer Vicejefe de la Presidencia.
En julio de (1998) fue nombrado Director del Servicio Federal de Seguridad (SFB), la más importante de las cuatro ramas en que se dividió el KGB y heredera de las funciones de policía política. A partir de marzo de (1999) Vladimir Putin compartió este cargo con el de Secretario del Consejo de Seguridad.
El (9 de agosto de 1999) Boris Yeltsin nombró a Vladimir Putin Primer Ministro en sustitución de Serguéi Stephasin, que había accedido al cargo hacía sólo 3 meses. Vladimir Putin fue el tercer Primer Ministro consecutivo de Rusia que perteneció a los servicios secretos, después de Yevgueni Primakov, Jefe del Servicio de Espionaje Exterior. Serguéi Stephasin y Vladimir Putin son prácticamente copias exactas: “Miembros de la KGB y jefes del posterior FSB, los 2 son de San Petersburgo y casi de la misma edad”. En el espacio de 3 meses la popularidad de Vladimir Putin subió de menos de 2% a 29%.
Es uno de los 9 personajes del Kremlin que integran la llamada “Familia”, en referencia al círculo cercano a Boris Nicolayevich Yeltsin, que incluye a la mujer del presidente y a su hija, al jefe de la administración presidencial Alexander Voloshin, al ex-periodista Valentin Yumashev, al portavoz del Kremlin Dmitri Yakushkin, a Anatoli Chubais, y a los financieros Boris Berezovksy y Román Ambramovich.
A comienzos de septiembre, en reacción a ataque terroristas chechenos, Vladimir Putin ordenó el reinicio de las hostilidades en Chechenia. Es el comienzo de la “Segunda Guerra Chechena”, que lo convirtió en el político más popular de Rusia.
El (31 de diciembre de 1999), tras la renuncia del Presidente Boris Nicolayevich Yeltsin, se convirtió en Presidente Interino. El (26 de marzo de 2000), en las elecciones presidenciales adelantadas, fue elegido presidente de Rusia en la primera vuelta con el 53% de los votos, iniciando sus funciones el (7 de mayo de 2000). Visita por primera vez capitales occidentales en el (2000). Vladimir Putin pasa por Londres, Roma (donde además es recibido en audiencia por el Papa en el Vaticano), Madrid, Berlín y Tokio.
El (25 de enero de 2000) celebra en Moscú, Rusia, su primera cumbre con los Jefes de Estado de la Comunidad del Estados Independientes (CEI), organización que congrega a 14 Repúblicas Ex-Soviéticas.
Con la segunda reelección de Vladimir Putin en marzo de (2004), el influjo de Rusia en el escenario geoestratégico mundial aumentó sin cesar. El secuestro de una escuela en la ciudad noroseta de Beslán acaba con la muerte de 333 personas y da la vuelta al mundo en septiembre de (2004), siendo considerada por muchos analistas como un golpe a su confianza pública. Vladimir Putin decide entonces destituir al Ministro del Interior de Osetia del Norte, Kazbek Dzantiev, y al responsable de seguridad de la región, Valeri Andreïev. Ese mismo mes es designado Presidente de la CEI (Comunidad de Estados Independientes) en la cumbre celebrada en Kazajistán.
El culto a la personalidad de Vladimir Putin reside en el hecho de que es un tipo ejemplar de la generación que actualmente maneja los hilos del poder en Rusia. La llegada de Vladimir Putin en (1999) puso un punto final a la ingenua época de intelectuales liberales y brillantes políticos de los principios de la década de (1990), marcando la llegada del imperio de “grises funcionarios” que se parecen unos a otros como gotas de agua. Su administración ha desarrollado una política de acercamiento a Europa y Latinoamérica, en particular a Francia, Alemania, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Pero sus mejores jugadas han sido la estabilización política y económica de la Rusia que heredó del nefasto Boris Nicolayevich Yeltsin.
Al principio hubo muchos que no confiaron en que Vladimir Putin fuera capaz de ocupar con tanta destreza el puesto de Presidente de Rusia. Pero los hechos han desbaratado esas opiniones. Vladimir Putin ha cambiado el equilibrio geoestratégico que existía en Asia y Europa en su favor al frenar el descenso de influencia de Rusia en el Cáucaso a favor EUA (una de las zonas más inestables del planeta y de vital importancia por sus reservas de petróleo pero sobre todo de gas), ha recuperado el papel decisivo que tenía Rusia en Asia y Medio Oriente, ha sido capaz de recuperar la posición de Rusia de superpotencia mundial frente a EUA, estableció relaciones sólidas y fuertes en lo político, tecnológico, económico y militar con China (la otra superpotencia que desafía la hegemonía estadounidense), restableció las relaciones bilaterales con Cuba, además de establecer relaciones con otros países de Latinoamérica (como es el caso de Venezuela, el cual es la punta de lanza de Rusia junto con Cuba en Latinoamérica) y se ha convertido en la llave del suministro energético para India y Japón, y ha dado un cierto respiro a los rusos. Durante la traumática década de los (1990), luego de la desaparición de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), el gobierno de Boris Nicolayevich Yeltsin casi desmanteló por completo al Estado Ruso para ponerlo en manos de grupos mafiosos internos y voraces transnacionales.
A principios del s. XXI, Vladimir Putin tomó el control del gobierno y desde entonces ha conseguido reinstalar a Rusia en el lugar preponderante que por extensión territorial, recursos naturales, energéticos, militares y humanos, ubicación estratégica y tradición histórica que le corresponde. Las cartas a favor de Rusia (y de Vladimir Putin) son su extensión territorial (17.075.400 kilómetros cuadrados), su tecnología (incluyendo la tecnología aeroespacial) y su arsenal atómico-nuclear (la mayor capacidad nuclear del mundo), además de sus grandes reservas naturales y energéticas. Hoy no se puede hablar de defensa de mísiles estratégicos, el nuevo orden mundial, prioridades geopolíticas, resolución internacional de conflictos, cooperación atómico-nuclear, estabilidad estratégica o percepciones de seguridad mundial si no se tiene en cuenta la posición del gigante euroasiático (Rusia) y el gigante asiático (China).
Rusia tiene las mayores reservas de recursos minerales y energéticos del mundo todavía sin explotar, y es considerada la “mayor superpotencia energética del mundo”. Posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte de agua dulce no congelada del mundo. Rusia es, junto con China, el país que limita con más países, 14 y el que tiene las fronteras más extensas. Tiene fronteras comunes con los siguientes países (empezando por el Noroeste y siguiendo el sentido antihorario): Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajstán, China, Mongolia y Corea del Norte. Además comparte fronteras marítimas con Japón y EUA. Sus costas están bañadas por el Océano Ártico, el Océano Pacífico del Norte, y por mares interiores como el Mar Báltico, el Mar Negro y el Mar Caspio.
Vladimir Putin ha hecho todo esto, entre otras cosas, sabiendo manejar el suministro energético (petróleo y gas), la producción de tecnología espacial (en la cual es la segunda potencia en la exploración espacial después de EUA y la primera en lanzamiento de cohetes espaciales) y la venta de armas (segundo productor y exportador mundial después de EUA). Con el simple trazado de un gasoducto que alimenta a Europa, Japón e India ha desmantelado la época monopolística de EUA en la esfera mundial. En el transcurso de la década de (1990), Rusia descubrió que debía pasar de “diseñar el mundo” a “adaptarse al medio exterior”. Vladimir Putin asumió la misión de adaptar las prácticas globales a las condiciones rusas. Vladimir Putin ve a Rusia como una superpotencia mundial y su política internacional no es pro-occidental, sino pro-rusa. Como en el judo, no enfrenta a un enemigo abrumador, sino que usa su fuerza para ventaja propia.
Durante el período del Gobierno de Vladimir Putin, se revirtió la dura situación de Rusia y en los últimos 8 años la pobreza se redujo del 30% a 14%; los sueldos crecieron 8 veces; la clase media creció de 8 millones a 55 millones de personas el crecimiento total del PIB fue de 70% (al 8% anual), el de la industria 75% y el de las inversiones 125%. En el año (2007) logró recuperar el país en cifras similares a las que existían antes del Gobierno de Boris Yeltsin (de estar considerada como la 22 economía del mundo, pasó a ser la sexta a nivel mundial en (2008). Según Dmitri Trenin, Rusia tiende a depender más del capital doméstico que del exterior. Vladimir Putin plantea que el modelo económico no tiene alternativa a la economía de mercado y que existe la necesidad de corregir el curso socio-político y económico, no por medio de reformas radicales o cataclismos que la nación ya no podrá soportar, sino por medio de métodos evolutivos graduales y prudentes. Para ello, propicia una cierta intervención estatal en la economía a la hora de “dirigir el capital”. Por último, es preciso mencionar que el actual crecimiento económico de Rusia está sostenido en los altos precios del petróleo, más que en las reformas económicas. Podríamos decir que Rusia padece la “enfermedad holandesa”, de adicción a las exportaciones de petróleo y de gas (hidrocarburos), dado que la suba experimentada por los precios internacionales del petróleo permitió que la nación rusa (exportador neto de esta materia prima energética) recibiese un caudal inesperado de divisas fuertes y pudiese reducir su dependencia con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Hoy Rusia ha conseguido sobrepasar a Arabia Saudita como el mayor exportador de petróleo a nivel mundial.
La atención medica en Rusia que sufrió una extensa desatención, está volviendo a equilibrarse con la instalación de más de 40000 unidades de equipos de diagnóstico y atención gratuita al 90% de las embarazadas y a menores de edad (medida adoptada debido a la baja natalidad).
Se califica a Vladimir Putin de un “hombre duro”, el “Calígula de Rusia” (como le apodó Garry Kasparov), el “hombre de la mirada de hielo” y de poseer un carácter dictatorial, de ser “un hombre de acero y determinado” (existen algunas señales en este sentido: “Antes de dejar el puesto de Presidente de Rusia, Vladimir Putin transfirió mucho poder a la figura del Primer Ministro de Rusia, dándole atributos tanto en las políticas internas como las externas, además de que la Duma, que está dominada por el Partido Rusia Unida, le es fiel a Vladimir Putin y no a Dmitri Medvedev”), el estadista que ha elevado el nivel de vida de la nación rusa, gracias a la subida del precio del petróleo, del gas y del armamento, y el político que “ha vuelto a poner a Rusia en el tablero del poder mundial”. Vladimir Putin ha traído estabilidad y orden a Rusia con una consigna muy clara: “Anteponer el Orden y la Estabilidad a la Libertad” (“El fin como justificación de los medios”). Vladimir Putin ha sido duramente criticado, por los medios occidentales, por causa de la cantidad de periodistas muertos durante su gobierno, así como por la muerte de las 800 víctimas inocentes más los 50 separatistas chechenos del Teatro de Moscú en (2004); muchos de ellos investigando violaciones de Derechos Humanos en Chechenia y Rusia en general o actos de corrupción estatal.
El caso más notorio es la de la galardonada periodista Anna Politkóvskaya, autora de libros de como “La Rusia de Putin” o “El Infierno de Chechenia”; quien había declarado haber recibido amenazas de muerte y tentativas de asesinato por envenenamiento. Finalmente el (7 de octubre de 2006, día de cumpleaños de Vladimir Putin), fue asesinada en el ascensor del edificio donde tenía su domicilio en Moscú, Rusia.
Alexander Livinenko fue un ex-espía ruso envenenado con Polonio 210, según medios occidentales presuntamente por sus críticas al Gobierno de Vladimir Putin y al momento de investigar el asesinato de Anna Politkóvskaya empezó a recibir amenazas de muerte. El Gobierno de Vladimir Putin ha negado toda vinculación con la muerte de dichas personas, expresando que podría demandar a quienes calumnien al Gobierno Ruso sobre el tema.
El Diputado de la Duma, Alexander Hinstein, no descarta un plan oculto para desprestigiar a Rusia y al gobierno de Vladimir Putin, que actualmente se encuentra en oposición a la política internacional del Gobierno Estadounidense de George W. Bush.
Vladímir Putin ha sido reacio a mostrarse en público y a conceder entrevistas, lo que, unido a su pasado como espía de la KGB (en ruso “Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti”, “Comité para la seguridad del Estado”, act. FSB, en ruso “Federálnaya sluzhba bezopásnosti Rossiskoi Federatsii”, “Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa”), hace que se conozca poco sobre él. Con dosis en gran parte contradictorias de defensa de la democracia y las libertades, autoritarismo evidente, apoyo a la economía de mercado y a la economía dirigida y exaltación de los valores nacionalistas y militaristas, Vladimir Putin se ha metido a gran parte de la población rusa en el bolsillo. La tenacidad política y la popularidad de Vladimir Putin se manifestó fundamentalmente en un incentivo que puede movilizar a los rusos: “El nacionalismo”. Vladimir Putin ha hecho lo imposible por revivir el nacionalismo ruso, unir una nación fragmentada y forjar una representación de su persona como la “encarnación” y el portavoz del “interés nacional ruso”.
La campaña en Chechenia fue decisiva y hasta podría mencionarse como uno de los mayores intentos por detener la desintegración de Rusia. Es un episodio recurrente de la historia que los líderes políticos recurran a la exaltación orgullo nacional para evitar que el pueblo focalice su atención en los problemas reales. Sin embargo el Presidente de Rusia Vladimir Putin, a partir de la experiencia en Chechenia, debió hacer frente a un segundo problema, que está mucho más cerca del interés nacional ruso: “Colocar a Rusia en igual condición que Occidente y que la nación retome su grandeza mundial. Vladimir Putin está preparado para actuar como un nacionalista ruso, pero no está totalmente preparado a romper relaciones con Occidente”.
Lo cierto es que Rusia ha vuelto a recuperar a un líder de talla mundial suficiente como para frenar la caída libre que económica, política y socialmente dejo en la nación el anterior Presidente Boris Nicolayevich Yeltsin (en el transcurso de su mandato la industria rusa se colapsó en cerca del 60%, un porcentaje mayor que el registrado al final de la Segunda Guerra Mundial (1945), cuando la actividad industrial se contrajo en alrededor del 50%), Vladimir Putin ha logrado levantar de manera espectacular la economía rusa. Ha sabido tener la habilidad de competir con EUA con guante blanco, ha servido de papel mediador en Medio Oriente y se ha desmarcado hábilmente de jugadas demasiado arriesgas por parte de Irán de crear una “OPEP del Gas”.
Con la muerte de Boris Nicolayevich Yeltsin, Vladimir Putin ha enterrado definitivamente a su antecesor en el cargo de Presidente de Rusia. El funeral de Boris Nicolayevich Yeltsin ha sido la puesta en escena de una nueva época prometedora en Rusia. Aparece una Rusia fortalecida, con deseos de cortar con el pasado reciente de humillación de Boris Nicolayevich Yeltsin, de tener un estilo propio y de recuperar una tensión geopolítica, económica y militar propia de la Guerra Fría. Con el funeral de Boris Nicolayevich Yeltsin se visualiza un paso más en la postura de firmeza que está mostrando Vladimir Putin frente a Occidente y frente a sus detractores internos.
REFERENCIA DE LA WIKIPEDIA SOBRE PUTIN (cliclear aquí mismo)
“El hombre es un lobo para el hombre”. (Frase atribuida a Thomas Hobbes 1588-1679, Filósofo y político inglés).
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”. (Carl von Clausewitz 1780-1831, Militar y filósofo alemán).
La Geopolítica es el estudio que, a través de la geografía y la historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos. La geopolítica estudia la relación entre la política (interna y externa de una nación) y el medio geográfico, los recursos naturales y energéticos, la cultura, la lengua, la historia, la economía, la ciencia y la tecnología y el aparato militar, es decir, parte de una reflexión sobre los hechos concretos que fundamentan la política.
La Geoestrategia es un subcampo de la geopolítica que trata de estudiar y relacionar problemas estratégicos político-militares con factores geográficos (recursos de una nación con sus objetivos geopolíticos).
Vladímir Vladimirovich Putin es uno de los personajes con más peso en la esfera mundial (el segundo hombre más influyente del mundo). Se puede considerar como el “Nuevo Zar y Dictador (Stalin) de la Nueva Rusia” (“La Rusia de Putin”). Ha demostrado ser un “verdadero campeón en el juego de ajedrez de la geopolítica y geoestrategia” y ha hecho que gran parte de los países de Europa, de Asia e incluso de Latinoamérica (como es el caso de Hugo Chávez Frías) dependan de sus decisiones (en lo que respecta a lo político, económico y militar). Vladimir Putin es un político ambicioso, pragmático y realista, movido por alcanzar el poder mundial. Su estilo parece cada vez más duro contrastado con los “buenos modales” de su sucesor, el ingeniero, político y escritor Boris Nicolayevich Yeltsin (1931-2007). El secretismo y la hipocresía se han convertido en las 2 dominantes de la vida política bajo Vladimir Putin. Igual que George W. Bush, Vladimir Putin consolidó su poder a partir del complejo militar, de hidrocarburos y de un férreo control sobre las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia, que le posibilitó terminar con todos sus enemigos, internos y externos.
Nació en Leningrado (actualmente San Petersburgo) el (7 de octubre de 1952). Es el hijo único de un inválido de guerra que fue condecorado por su actuación en la defensa de Leningrado contra el Ejército Nazi Alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Se licenció en Derecho en la Universidad de Leningrado, donde fue alumno del que sería alcalde de la ciudad, Anatoli Sobchak. Su tesis versó sobre la política de EUA en África. En (1975) Vladímir Putin comenzó su vida profesional en la Dirección de la Inteligencia Exterior del Comité de Seguridad del Estado (KGB), en la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), donde alcanzó el rango de Teniente General. Según su currículum, trabajó en Dresde, Alemania durante la década de (1970), pero también se ha especulado, después de ser nombrado Jefe del Servicio Federal de Seguridad (SFS), que pertenecía a los servicios de disidencia interna, el Quinto Directorio de la KGB.
Vladimir Putin es un dirigente ruso atípico: “Joven, abstemio (no bebe alcohol), deportista (practica el arte marcial rusa (sambo) y el judo desde los 11 años, juega al tenis, practica esquí)”. Por ello, se define como un hombre sin vicios. Además, habla fluidamente el alemán y el inglés. Su pensamiento principal es: “Un hombre no debe guiarse por la opinión de otras personas, sino por su propia conciencia”. Está casado con Liudmila Pútina y tiene 2 hijas, María y Katerina.
Tras el desmantelamiento de las oficinas del KGB en Dresde en (1989) regresó a Leningrado en (1990). Durante algunos meses estuvo sin trabajo, por lo que contempló la idea de ser conductor de taxi. Finalmente fue nombrado adjunto del rector de la Universidad de Leningrado, donde se ocupó de las relaciones internacionales. Después trabaja como consejero del presidente del Consejo de la ciudad. A partir de junio de (1991), se convirtió en presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburgo. Su papel consistió principalmente en atraer inversores y desarrollar la colaboración con los socios extranjeros.
Inmerso en las tareas municipales, Vladímir Putin entró en relación con Anatoli Chubais, “padre” de las privatizaciones y responsable de la economía rusa. Anatoli Sobchak y Anatoli Chubais fueron 2 personajes muy activos en Rusia desde el colapso de la Unión Soviética, y la introducción de Vladimir Putin en la política se produjo de la mano de ambos. Fue solamente el (20 de agosto de 1991) durante el intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov, que Vladimir Putin renunció oficialmente al KGB.
Entre (1991) y (1996) se dedicó a la presidencia del Comité para las Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de San Petersburgo, cargo que compartió a partir de (1994) con el de Primer Vicepresidente del Gobierno de esta ciudad (vicealcalde). En (1995) dirigió la Campaña Electoral del Partido de Carácter Regional Nuestra Casa Rusia, que lideraba el Ex Primer Ministro Viktor Chernomirdin. También dirigió la campaña para la reelección a la Alcaldía de San Petersburgo de Sobchak, pero dimitió de su cargo tras la derrota en las urnas de este último.
Después de la dimisión, Vladimir Putin se trasladó a Moscú, donde ocupó en los siguientes años cargos cercanos al Presidente Boris Yeltsin. En pocos meses fue nombrado Vicedirector del Servicio Administrativo y Técnico del Presidente de Rusia, puesto que ocupó durante (1996) y (1997); Jefe de la Dirección General de Inspecciones del Presidente y Vicejefe del Gabinete de la Presidencia en (1997) y (1998). En ese mismo año ascendió a Primer Vicejefe de la Presidencia.
En julio de (1998) fue nombrado Director del Servicio Federal de Seguridad (SFB), la más importante de las cuatro ramas en que se dividió el KGB y heredera de las funciones de policía política. A partir de marzo de (1999) Vladimir Putin compartió este cargo con el de Secretario del Consejo de Seguridad.
El (9 de agosto de 1999) Boris Yeltsin nombró a Vladimir Putin Primer Ministro en sustitución de Serguéi Stephasin, que había accedido al cargo hacía sólo 3 meses. Vladimir Putin fue el tercer Primer Ministro consecutivo de Rusia que perteneció a los servicios secretos, después de Yevgueni Primakov, Jefe del Servicio de Espionaje Exterior. Serguéi Stephasin y Vladimir Putin son prácticamente copias exactas: “Miembros de la KGB y jefes del posterior FSB, los 2 son de San Petersburgo y casi de la misma edad”. En el espacio de 3 meses la popularidad de Vladimir Putin subió de menos de 2% a 29%.
Es uno de los 9 personajes del Kremlin que integran la llamada “Familia”, en referencia al círculo cercano a Boris Nicolayevich Yeltsin, que incluye a la mujer del presidente y a su hija, al jefe de la administración presidencial Alexander Voloshin, al ex-periodista Valentin Yumashev, al portavoz del Kremlin Dmitri Yakushkin, a Anatoli Chubais, y a los financieros Boris Berezovksy y Román Ambramovich.
A comienzos de septiembre, en reacción a ataque terroristas chechenos, Vladimir Putin ordenó el reinicio de las hostilidades en Chechenia. Es el comienzo de la “Segunda Guerra Chechena”, que lo convirtió en el político más popular de Rusia.
El (31 de diciembre de 1999), tras la renuncia del Presidente Boris Nicolayevich Yeltsin, se convirtió en Presidente Interino. El (26 de marzo de 2000), en las elecciones presidenciales adelantadas, fue elegido presidente de Rusia en la primera vuelta con el 53% de los votos, iniciando sus funciones el (7 de mayo de 2000). Visita por primera vez capitales occidentales en el (2000). Vladimir Putin pasa por Londres, Roma (donde además es recibido en audiencia por el Papa en el Vaticano), Madrid, Berlín y Tokio.
El (25 de enero de 2000) celebra en Moscú, Rusia, su primera cumbre con los Jefes de Estado de la Comunidad del Estados Independientes (CEI), organización que congrega a 14 Repúblicas Ex-Soviéticas.
Con la segunda reelección de Vladimir Putin en marzo de (2004), el influjo de Rusia en el escenario geoestratégico mundial aumentó sin cesar. El secuestro de una escuela en la ciudad noroseta de Beslán acaba con la muerte de 333 personas y da la vuelta al mundo en septiembre de (2004), siendo considerada por muchos analistas como un golpe a su confianza pública. Vladimir Putin decide entonces destituir al Ministro del Interior de Osetia del Norte, Kazbek Dzantiev, y al responsable de seguridad de la región, Valeri Andreïev. Ese mismo mes es designado Presidente de la CEI (Comunidad de Estados Independientes) en la cumbre celebrada en Kazajistán.
El culto a la personalidad de Vladimir Putin reside en el hecho de que es un tipo ejemplar de la generación que actualmente maneja los hilos del poder en Rusia. La llegada de Vladimir Putin en (1999) puso un punto final a la ingenua época de intelectuales liberales y brillantes políticos de los principios de la década de (1990), marcando la llegada del imperio de “grises funcionarios” que se parecen unos a otros como gotas de agua. Su administración ha desarrollado una política de acercamiento a Europa y Latinoamérica, en particular a Francia, Alemania, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Pero sus mejores jugadas han sido la estabilización política y económica de la Rusia que heredó del nefasto Boris Nicolayevich Yeltsin.
Al principio hubo muchos que no confiaron en que Vladimir Putin fuera capaz de ocupar con tanta destreza el puesto de Presidente de Rusia. Pero los hechos han desbaratado esas opiniones. Vladimir Putin ha cambiado el equilibrio geoestratégico que existía en Asia y Europa en su favor al frenar el descenso de influencia de Rusia en el Cáucaso a favor EUA (una de las zonas más inestables del planeta y de vital importancia por sus reservas de petróleo pero sobre todo de gas), ha recuperado el papel decisivo que tenía Rusia en Asia y Medio Oriente, ha sido capaz de recuperar la posición de Rusia de superpotencia mundial frente a EUA, estableció relaciones sólidas y fuertes en lo político, tecnológico, económico y militar con China (la otra superpotencia que desafía la hegemonía estadounidense), restableció las relaciones bilaterales con Cuba, además de establecer relaciones con otros países de Latinoamérica (como es el caso de Venezuela, el cual es la punta de lanza de Rusia junto con Cuba en Latinoamérica) y se ha convertido en la llave del suministro energético para India y Japón, y ha dado un cierto respiro a los rusos. Durante la traumática década de los (1990), luego de la desaparición de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), el gobierno de Boris Nicolayevich Yeltsin casi desmanteló por completo al Estado Ruso para ponerlo en manos de grupos mafiosos internos y voraces transnacionales.
A principios del s. XXI, Vladimir Putin tomó el control del gobierno y desde entonces ha conseguido reinstalar a Rusia en el lugar preponderante que por extensión territorial, recursos naturales, energéticos, militares y humanos, ubicación estratégica y tradición histórica que le corresponde. Las cartas a favor de Rusia (y de Vladimir Putin) son su extensión territorial (17.075.400 kilómetros cuadrados), su tecnología (incluyendo la tecnología aeroespacial) y su arsenal atómico-nuclear (la mayor capacidad nuclear del mundo), además de sus grandes reservas naturales y energéticas. Hoy no se puede hablar de defensa de mísiles estratégicos, el nuevo orden mundial, prioridades geopolíticas, resolución internacional de conflictos, cooperación atómico-nuclear, estabilidad estratégica o percepciones de seguridad mundial si no se tiene en cuenta la posición del gigante euroasiático (Rusia) y el gigante asiático (China).
Rusia tiene las mayores reservas de recursos minerales y energéticos del mundo todavía sin explotar, y es considerada la “mayor superpotencia energética del mundo”. Posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte de agua dulce no congelada del mundo. Rusia es, junto con China, el país que limita con más países, 14 y el que tiene las fronteras más extensas. Tiene fronteras comunes con los siguientes países (empezando por el Noroeste y siguiendo el sentido antihorario): Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajstán, China, Mongolia y Corea del Norte. Además comparte fronteras marítimas con Japón y EUA. Sus costas están bañadas por el Océano Ártico, el Océano Pacífico del Norte, y por mares interiores como el Mar Báltico, el Mar Negro y el Mar Caspio.
Vladimir Putin ha hecho todo esto, entre otras cosas, sabiendo manejar el suministro energético (petróleo y gas), la producción de tecnología espacial (en la cual es la segunda potencia en la exploración espacial después de EUA y la primera en lanzamiento de cohetes espaciales) y la venta de armas (segundo productor y exportador mundial después de EUA). Con el simple trazado de un gasoducto que alimenta a Europa, Japón e India ha desmantelado la época monopolística de EUA en la esfera mundial. En el transcurso de la década de (1990), Rusia descubrió que debía pasar de “diseñar el mundo” a “adaptarse al medio exterior”. Vladimir Putin asumió la misión de adaptar las prácticas globales a las condiciones rusas. Vladimir Putin ve a Rusia como una superpotencia mundial y su política internacional no es pro-occidental, sino pro-rusa. Como en el judo, no enfrenta a un enemigo abrumador, sino que usa su fuerza para ventaja propia.
Durante el período del Gobierno de Vladimir Putin, se revirtió la dura situación de Rusia y en los últimos 8 años la pobreza se redujo del 30% a 14%; los sueldos crecieron 8 veces; la clase media creció de 8 millones a 55 millones de personas el crecimiento total del PIB fue de 70% (al 8% anual), el de la industria 75% y el de las inversiones 125%. En el año (2007) logró recuperar el país en cifras similares a las que existían antes del Gobierno de Boris Yeltsin (de estar considerada como la 22 economía del mundo, pasó a ser la sexta a nivel mundial en (2008). Según Dmitri Trenin, Rusia tiende a depender más del capital doméstico que del exterior. Vladimir Putin plantea que el modelo económico no tiene alternativa a la economía de mercado y que existe la necesidad de corregir el curso socio-político y económico, no por medio de reformas radicales o cataclismos que la nación ya no podrá soportar, sino por medio de métodos evolutivos graduales y prudentes. Para ello, propicia una cierta intervención estatal en la economía a la hora de “dirigir el capital”. Por último, es preciso mencionar que el actual crecimiento económico de Rusia está sostenido en los altos precios del petróleo, más que en las reformas económicas. Podríamos decir que Rusia padece la “enfermedad holandesa”, de adicción a las exportaciones de petróleo y de gas (hidrocarburos), dado que la suba experimentada por los precios internacionales del petróleo permitió que la nación rusa (exportador neto de esta materia prima energética) recibiese un caudal inesperado de divisas fuertes y pudiese reducir su dependencia con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Hoy Rusia ha conseguido sobrepasar a Arabia Saudita como el mayor exportador de petróleo a nivel mundial.
La atención medica en Rusia que sufrió una extensa desatención, está volviendo a equilibrarse con la instalación de más de 40000 unidades de equipos de diagnóstico y atención gratuita al 90% de las embarazadas y a menores de edad (medida adoptada debido a la baja natalidad).
Se califica a Vladimir Putin de un “hombre duro”, el “Calígula de Rusia” (como le apodó Garry Kasparov), el “hombre de la mirada de hielo” y de poseer un carácter dictatorial, de ser “un hombre de acero y determinado” (existen algunas señales en este sentido: “Antes de dejar el puesto de Presidente de Rusia, Vladimir Putin transfirió mucho poder a la figura del Primer Ministro de Rusia, dándole atributos tanto en las políticas internas como las externas, además de que la Duma, que está dominada por el Partido Rusia Unida, le es fiel a Vladimir Putin y no a Dmitri Medvedev”), el estadista que ha elevado el nivel de vida de la nación rusa, gracias a la subida del precio del petróleo, del gas y del armamento, y el político que “ha vuelto a poner a Rusia en el tablero del poder mundial”. Vladimir Putin ha traído estabilidad y orden a Rusia con una consigna muy clara: “Anteponer el Orden y la Estabilidad a la Libertad” (“El fin como justificación de los medios”). Vladimir Putin ha sido duramente criticado, por los medios occidentales, por causa de la cantidad de periodistas muertos durante su gobierno, así como por la muerte de las 800 víctimas inocentes más los 50 separatistas chechenos del Teatro de Moscú en (2004); muchos de ellos investigando violaciones de Derechos Humanos en Chechenia y Rusia en general o actos de corrupción estatal.
El caso más notorio es la de la galardonada periodista Anna Politkóvskaya, autora de libros de como “La Rusia de Putin” o “El Infierno de Chechenia”; quien había declarado haber recibido amenazas de muerte y tentativas de asesinato por envenenamiento. Finalmente el (7 de octubre de 2006, día de cumpleaños de Vladimir Putin), fue asesinada en el ascensor del edificio donde tenía su domicilio en Moscú, Rusia.
Alexander Livinenko fue un ex-espía ruso envenenado con Polonio 210, según medios occidentales presuntamente por sus críticas al Gobierno de Vladimir Putin y al momento de investigar el asesinato de Anna Politkóvskaya empezó a recibir amenazas de muerte. El Gobierno de Vladimir Putin ha negado toda vinculación con la muerte de dichas personas, expresando que podría demandar a quienes calumnien al Gobierno Ruso sobre el tema.
El Diputado de la Duma, Alexander Hinstein, no descarta un plan oculto para desprestigiar a Rusia y al gobierno de Vladimir Putin, que actualmente se encuentra en oposición a la política internacional del Gobierno Estadounidense de George W. Bush.
Vladímir Putin ha sido reacio a mostrarse en público y a conceder entrevistas, lo que, unido a su pasado como espía de la KGB (en ruso “Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti”, “Comité para la seguridad del Estado”, act. FSB, en ruso “Federálnaya sluzhba bezopásnosti Rossiskoi Federatsii”, “Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa”), hace que se conozca poco sobre él. Con dosis en gran parte contradictorias de defensa de la democracia y las libertades, autoritarismo evidente, apoyo a la economía de mercado y a la economía dirigida y exaltación de los valores nacionalistas y militaristas, Vladimir Putin se ha metido a gran parte de la población rusa en el bolsillo. La tenacidad política y la popularidad de Vladimir Putin se manifestó fundamentalmente en un incentivo que puede movilizar a los rusos: “El nacionalismo”. Vladimir Putin ha hecho lo imposible por revivir el nacionalismo ruso, unir una nación fragmentada y forjar una representación de su persona como la “encarnación” y el portavoz del “interés nacional ruso”.
La campaña en Chechenia fue decisiva y hasta podría mencionarse como uno de los mayores intentos por detener la desintegración de Rusia. Es un episodio recurrente de la historia que los líderes políticos recurran a la exaltación orgullo nacional para evitar que el pueblo focalice su atención en los problemas reales. Sin embargo el Presidente de Rusia Vladimir Putin, a partir de la experiencia en Chechenia, debió hacer frente a un segundo problema, que está mucho más cerca del interés nacional ruso: “Colocar a Rusia en igual condición que Occidente y que la nación retome su grandeza mundial. Vladimir Putin está preparado para actuar como un nacionalista ruso, pero no está totalmente preparado a romper relaciones con Occidente”.
Lo cierto es que Rusia ha vuelto a recuperar a un líder de talla mundial suficiente como para frenar la caída libre que económica, política y socialmente dejo en la nación el anterior Presidente Boris Nicolayevich Yeltsin (en el transcurso de su mandato la industria rusa se colapsó en cerca del 60%, un porcentaje mayor que el registrado al final de la Segunda Guerra Mundial (1945), cuando la actividad industrial se contrajo en alrededor del 50%), Vladimir Putin ha logrado levantar de manera espectacular la economía rusa. Ha sabido tener la habilidad de competir con EUA con guante blanco, ha servido de papel mediador en Medio Oriente y se ha desmarcado hábilmente de jugadas demasiado arriesgas por parte de Irán de crear una “OPEP del Gas”.
Con la muerte de Boris Nicolayevich Yeltsin, Vladimir Putin ha enterrado definitivamente a su antecesor en el cargo de Presidente de Rusia. El funeral de Boris Nicolayevich Yeltsin ha sido la puesta en escena de una nueva época prometedora en Rusia. Aparece una Rusia fortalecida, con deseos de cortar con el pasado reciente de humillación de Boris Nicolayevich Yeltsin, de tener un estilo propio y de recuperar una tensión geopolítica, económica y militar propia de la Guerra Fría. Con el funeral de Boris Nicolayevich Yeltsin se visualiza un paso más en la postura de firmeza que está mostrando Vladimir Putin frente a Occidente y frente a sus detractores internos.
REFERENCIA DE LA WIKIPEDIA SOBRE PUTIN (cliclear aquí mismo)
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