jueves, 30 de abril de 2009
¡A POR LOS CINCO MILLONES DE PARADOS, …Y SUBIENDO¡
Hace unos días que por televisión vi la noticia de que nuestro país había batido el record histórico de los cuatro millones de parados. Eso me hizo pensar que hace unos 25 años, cuando era un jovencísimo peón de la construcción, y se vivía por la crisis de principios de la década de los ochenta (en aquella época, apenas existía la inmigración en España), tenía un maestro albañil que me hizo un comentario que todavía recuerdo con detalle: “tengo la receta para solucionar el problema del paro: a cada pueblo reunimos a todos los parados en la plaza mayor, y el ejército, en unas prácticas maniobras de más, los ametralla a todos a tiro limpio, y problema del paro solucionado”. Hoy día el tipo está ya felizmente jubilado, y todavía se acuerda de mí, puesto que cada vez que coincidimos, me sigue saludando con afecto, pero me he preguntado más de una vez: ¿en esta ocasión, cómo solucionaría él el problema del paro de hoy día, agravado por esa inmigración que hace 25 años prácticamente no existía?. Seguro que se las sabe bien el bruto, puesto que pertenece a la generación que vivió la crudeza de la guerra y la postguerra, y trabajó en el sector donde ha trabajado la gente más bruta, violenta y salvaje con la que puedas encontrarte: el ramo de la construcción, una escuela donde se aprende de todo con la peor gente del mundo, inmigrantes incluidos. De alguna manera, esa también ha sido mi escuela, aunque creo que por mi parte, suelo ser un poco más civilizado, sin darme a esas brutalidades que son muy propias y comunes entre las gentes del ramo de la construcción, inmigrantes incluidos.
Creo que al presidente Rodríguez Zapatero le tendríamos que dar la enhoramala, por ese record de parados, y camino a ir a por los cinco millones. Y de aquí, unos cuantos cientos de miles de parados más, y las prestaciones por desempleo agotadas, y ya podemos prepararnos para una auténtica revolución, que llevaría al país a una espiral de violencia, inseguridad, y de miseria. Y todo eso se lo deberemos de desagradecer a Rodríguez Zapatero, porque entre otras cosas, si no hubiera abierto tan alegremente las puertas de España a la inmigración, si no hubiera hecho unas leyes laborales tan rígidas, si no hubiera creado un agobiante sistema de impuestos,….la actual crisis no hubiera sino ni tan fuerte, ni tan grave, ni tan dramática. ¿No es irónico que en este país tengamos más inmigrantes que parados?. ¿Y quiénes tienen más derechos en la Casa Común Española: los millones de inmigrantes, o los millones de parados españoles?. ¿Quiénes son los que se están reyendo de los millones de parados españoles, y todas aquellas gentes hijos legítimos del pueblo español con empleos precarios, inseguros, y con muchas probabilidades de perderlo?. ¿De verdad están haciendo algo los gobernantes españoles por los legítimos hijos del Pueblo Español?, ¿han considerado lo que es tener linaje español, o simplemente son unos vende-patrias que se aprovechan de la política para lucrarse?. Todos dicen que su prioridad es combatir el paro, pero…..¿realmente están haciendo algo para acabar de verdad con la vergonzosa lacra del paro?. ¿Qué haría ahora mi viejo maestro de trabajo con los inmigrantes?, ¿los colgaría a todos en la plaza pública, y problema del paro resuelto?.
Una vez hubo un conocido español que fue vicepresidente y ministro de economía, llamado Enrique Fuentes Quintana que dijo que habían dos clases de españoles: los que estaban dentro de la ciudadela del empleo, y los que estaban fuera (el ministro-profesor escribió un artículo titulado “La ciudadela del empleo”, donde se explica). Los que tienen el empleo seguro, poco preocupados andan, aparte de que la crisis les beneficia, porque abarata productos de consumo y servicios. Mientras que los que están sin empleo, pasan por apuros de todas clases. Crisis, paro, leyes rígidas y exigentes, e impuestos excesivos, han ampliado el abanico de estratos sociales en la sociedad española: nos ha llevado al camino de convertirnos en una sociedad de castas, de unas clases sociales más o menos favorecidas, más o menos desamparadas: del funcionario con empleo seguro, pasando por el parado sin recursos decentes. Antes, cuando faltaba mano de obra, se contrataba a cualquier vago e irresponsable porque no había algo mejor en el mercado laboral; hoy día incluso la gente laboriosa y responsable pasa por serios apuros.
Y se dice que la causa del paro es la crisis económica, y esa “crisis financiera provocada por los bancos”. La realidad es que hoy día hay más dinero que nunca, pero lo que ocurre es que permanece escondido e inmovilizado, sea en cajas fuertes o en cuentas de paraísos fiscales (porque en el propio país, tampoco están seguros los ahorros, frente a esos políticos de rapiña), esperando nuevos tiempos mejores. Y si no es así, que alguien nos explique dónde están los billetes de 500 euros, que la Casa de Moneda y Timbre sabe que existen muchísimos más billetes de 500 que de 10 euros, pero que nadie los ve en ninguna parte. Para empezar, los políticos tienen poco margen y capacidad para resolver las crisis económicas y el paro, agravado ahora por la inmigración, las rígidas normas laborales, y los agobiantes impuestos. El único ente que supuestamente tiene poder para resolver las crisis económicas es la actitud de la sociedad civil: lo que hagan los ciudadanos para invertir sus capitales (ahorros). Porque la verdad es que, cualquiera que sea el partido político que esté en el poder, las crisis siempre se han resuelto del mismo modo: que la gente con dinero para invertir se ha cansado de ir esperando, y lo vuelve a poner en circulación con la esperanza de obtener algún beneficio o cubrir alguna necesidad, pese a las rígidas leyes laborales, los impuestos, y los parados. Dicho de otra manera: los políticos no pueden resolver la crisis, porque el dinero que invierten es público, y al endeudarse quiere decir que a quienes endeudan aún más es a todos los sufridos ciudadanos que son los que pagan los impuestos, y además los políticos son malos inversores por la falta del adecuado control de las inversiones, y además el dinero público acaba fomentando la picaresca de la que se aprovechan los más listos. Quienes de verdad pueden hacer mover el país, son los emprendedores, pero ese es un colectivo muy maltratado con las rígidas normas laborales y los agobiantes impuestos, que los desaniman totalmente a emprender nuevas inversiones en negocios o creación de nuevos puestos de trabajo. Y una observación muy peligrosa y preocupante: a mis 46 años, no conozco prácticamente a ningún empresario de la construcción más joven que yo: sólo queda la vieja guardia que espera jubilarse, de modo que estamos inmersos en una sociedad en la que nadie quiere arriesgarse a ser empresario-emprendedor, y casi todos desean ser funcionarios por la garantía, comodidad y seguridad que proporciona el “enchufe” vitalicio. Y un país donde se castiga el espíritu de riesgo e iniciativa del emprendedor con excesivos impuestos, y rígidas normas laborales,….es un país encaminado peligrosamente hacia su propia ruina. Sólo podemos salir de la crisis con trabajo, esfuerzo y ahorro; pero muy complicado lo tenemos si los poderes públicos no hacen políticas y leyes que apoyen al trabajo que es lo que crea la verdadera riqueza (eliminando impuestos y aboliendo las rígidas normas laborales); si no terminamos con la cultura de la falta de esfuerzo y de vivir del enchufe o la prestación pública; y si no ponemos los tipos de interés en su justo sitio para que anime a la gente a ahorrar (yo lo establecería por ley en un 5%, vigilando mucho la inflación que no fuera siempre por encima de ese tipo de interés fijado). Ya sé que no se me va a hacer caso, pero es que nunca logrará haber un mínimo de justicia social en tanto tengamos las leyes y el sistema público equivocado. En todas las crisis hay unos vencedores y unos perdedores: los vencedores son aquellos que se quedan dentro de la “ciudadela del empleo” al que hacia referencia el profesor Fuentes Quintana, porque el sistema los necesita para funcionar, y los demás son los parados, los que han tenido la mala suerte de quedar fuera de la llamada “ciudadela del empleo”. Esos parados también tienen que subsistir, a pesar de todo: dentro de esta sociedad que se mueve por las naturales leyes del mercado de la “oferta-demanda y mejor postor”, no les queda otra decisión que buscarse un trabajo, sea el que sea, de modo legal o ilegal, porque el dinero, sea blanco o negro, proceda de la economía legal o sumergida, como moneda de cambio tiene el mismo valor. A eso quiero animar a los parados que pronto agotaran su subsidio de desempleo: que cualquier trabajo que permita ganar dinero, es digno, y que cada uno espabile como pueda. Ahora ya no estamos en los tiempos de la bonanza económica, en los que cuando a uno no le gustaba un trabajo o no se sentía bien, podía dejarlo y encontrar fácilmente otro en otra parte. Ahora la gente tiene miedo, y aguanta y se apegan como lapas a los puestos de trabajo que tienen. Ahora hay que hacer cientos de visitas a las empresas, entregar cientos de curriculums, apuntarse a todos los lugares de internet del “busco trabajo”(que además es gratis); y espabilarse uno mismo en buscarse el trabajo porque el INEM(o el SOC en Cataluña), aparte de que prácticamente no ofrece trabajo para nadie, tampoco suele ser el lugar fiable donde acuden los empresarios cuando necesitan personal. Las empresas de trabajo temporal (ETT), sólo buscan el beneficio propio en la clasificación de demandantes, y a ellas acuden las empresas como una manera de probar durante un tiempo a los posibles candidatos antes de ofrecerles empleo estable, o sea, que de alguna manera son como un humillante fraude para la gente que de verdad busca trabajo. E incluso quizás haga falta que uno mismo trate de crearse su propio puesto de trabajo: hace falta preguntarse: en qué tipo de servicio puedo ser útil: en qué negocio, en qué trabajo,….del que en ese momento pueda tener necesidad el mercado,….o que sea capaz de seducir al mercado. Porque es sólo de aquí la manera de donde saldrá la verdadera creación de puestos de trabajo, a pesar de todas esas rigideces laborales, agobiantes impuestos, y equivocadas leyes de carácter económico. Un país sin rigideces laborales, sin las obligaciones de tal o cual norma, animaría a la gente invertir y a emprender acciones con las que sacar utilidades y beneficios; un país sin apenas impuestos haría que la gente ganará más dinero trabajando y que los productos fueran más baratos de comprar al no tener IVAs y de más cargas fiscales, y facilitaría su exportación; un país con unas leyes sencillas y justas, fomentaría el ahorro, y el interés de la gente en invertir para mejorar su patrimonio y sus necesidades; con lo cual con todo eso se quitan esos palos de ruedas que vienen impuestos por parte del Estado que paralizan totalmente el dinamismo y la iniciativa creadora de puestos de trabajo que es necesaria para acabar con el tremendo paro que está sufriendo nuestro país en la actualidad.
Pero la España de Rodríguez Zapatero, donde unos son privilegiados y otros son desfavorecidos, por lo menos tiene algo positivo: los contenedores de basuras siguen llenos de las sobras de alimentos que la gente tira, especialmente ahora que han empezado a ponerse de moda los contenedores de la orgánica. Esos restos de alimentos, recogidos de los contenedores, y puestos en una buena olla para hervirlos y desinfectarlos, son la “sopa boba” comestible y gratuita, que por lo menos permite subsistir a los más marginados, necesitados y desfavorecidos,…víctimas de esos sistemas injustos y equivocados de impuestos, rigideces laborales, endeudamientos familiares (hipotecas y prestamos para coches, por encima de las posibilidades reales de cada uno), discriminaciones,…que ha dado como resultado abocar a tanta gente al paro y a la miseria,..que son la vergüenza de toda España. Y con esa “sopa boba”, el resultado más visible de la política de Zapatero, ya podemos dar gracias a Dios de que podamos sobrevivir con salud, que es lo más importante. Sé que al principio, a algunos les puede empezar a dar asco porque todavía no se habrán acostumbrado a esa comida tan poco común, pero no nos quejemos si tan sólo nos queda esto para comer: en otros lugares del mundo hace muchísimo tiempo que están peor: en Somalia, por ejemplo, la gente se alimenta a base de una amarga pasta que hacen de machacar las raíces de las plantas que encuentran, para evitar morir de hambre, ya que allí ni restos de alimentos ni contenedores de basuras hay,…y además, hay guerras civiles. Allí en Somalia, donde una vida humana apenas no tienen ningún valor, la “sopa boba” de los contenedores de basuras de la España de Zapatero, la encontrarían rica, sabrosa, y muy apetitosa. Y aún tenemos que dar gracias a Dios, que España en comparación con Somalia, tenemos más agua y bosques, con los que encontrar las raíces con las que hacer ese pan de mierda para alimentarnos, llegados al caso que las cosas se pusieran más feas y peores. Abajo os adjunto un foto-montaje de cómo veriamos por la calle a un niño, llegados al más alto grado de miseria, cosa muy habitual de ver en determinados lugares de África donde la gente vive peor. Mientras tanto ¿no podríamos pensar en la manera de que cada español pudiera tener un trabajo digno, una casa, vivir en libertad, sin esas leyes laborales y fiscales que nos oprimen y esclavizan?. ¿Cuándo podríamos los españoles llegar a ser de verdad unos ciudadanos libres, con su propio trabajo, su propia casa, ….ser unos señores, los mejores ciudadanos del mundo, orgullosos de un país donde los extranjeros desean venirse a vivir y a trabajar?. En esas horas sólo me queda deciros: ¡bienvenidos al paro, y a la “sopa boba”!, porque esta es la España que nos están legando Zapatero y demás políticos incompetentes, en los momentos presentes.
Creo que al presidente Rodríguez Zapatero le tendríamos que dar la enhoramala, por ese record de parados, y camino a ir a por los cinco millones. Y de aquí, unos cuantos cientos de miles de parados más, y las prestaciones por desempleo agotadas, y ya podemos prepararnos para una auténtica revolución, que llevaría al país a una espiral de violencia, inseguridad, y de miseria. Y todo eso se lo deberemos de desagradecer a Rodríguez Zapatero, porque entre otras cosas, si no hubiera abierto tan alegremente las puertas de España a la inmigración, si no hubiera hecho unas leyes laborales tan rígidas, si no hubiera creado un agobiante sistema de impuestos,….la actual crisis no hubiera sino ni tan fuerte, ni tan grave, ni tan dramática. ¿No es irónico que en este país tengamos más inmigrantes que parados?. ¿Y quiénes tienen más derechos en la Casa Común Española: los millones de inmigrantes, o los millones de parados españoles?. ¿Quiénes son los que se están reyendo de los millones de parados españoles, y todas aquellas gentes hijos legítimos del pueblo español con empleos precarios, inseguros, y con muchas probabilidades de perderlo?. ¿De verdad están haciendo algo los gobernantes españoles por los legítimos hijos del Pueblo Español?, ¿han considerado lo que es tener linaje español, o simplemente son unos vende-patrias que se aprovechan de la política para lucrarse?. Todos dicen que su prioridad es combatir el paro, pero…..¿realmente están haciendo algo para acabar de verdad con la vergonzosa lacra del paro?. ¿Qué haría ahora mi viejo maestro de trabajo con los inmigrantes?, ¿los colgaría a todos en la plaza pública, y problema del paro resuelto?.
Una vez hubo un conocido español que fue vicepresidente y ministro de economía, llamado Enrique Fuentes Quintana que dijo que habían dos clases de españoles: los que estaban dentro de la ciudadela del empleo, y los que estaban fuera (el ministro-profesor escribió un artículo titulado “La ciudadela del empleo”, donde se explica). Los que tienen el empleo seguro, poco preocupados andan, aparte de que la crisis les beneficia, porque abarata productos de consumo y servicios. Mientras que los que están sin empleo, pasan por apuros de todas clases. Crisis, paro, leyes rígidas y exigentes, e impuestos excesivos, han ampliado el abanico de estratos sociales en la sociedad española: nos ha llevado al camino de convertirnos en una sociedad de castas, de unas clases sociales más o menos favorecidas, más o menos desamparadas: del funcionario con empleo seguro, pasando por el parado sin recursos decentes. Antes, cuando faltaba mano de obra, se contrataba a cualquier vago e irresponsable porque no había algo mejor en el mercado laboral; hoy día incluso la gente laboriosa y responsable pasa por serios apuros.
Y se dice que la causa del paro es la crisis económica, y esa “crisis financiera provocada por los bancos”. La realidad es que hoy día hay más dinero que nunca, pero lo que ocurre es que permanece escondido e inmovilizado, sea en cajas fuertes o en cuentas de paraísos fiscales (porque en el propio país, tampoco están seguros los ahorros, frente a esos políticos de rapiña), esperando nuevos tiempos mejores. Y si no es así, que alguien nos explique dónde están los billetes de 500 euros, que la Casa de Moneda y Timbre sabe que existen muchísimos más billetes de 500 que de 10 euros, pero que nadie los ve en ninguna parte. Para empezar, los políticos tienen poco margen y capacidad para resolver las crisis económicas y el paro, agravado ahora por la inmigración, las rígidas normas laborales, y los agobiantes impuestos. El único ente que supuestamente tiene poder para resolver las crisis económicas es la actitud de la sociedad civil: lo que hagan los ciudadanos para invertir sus capitales (ahorros). Porque la verdad es que, cualquiera que sea el partido político que esté en el poder, las crisis siempre se han resuelto del mismo modo: que la gente con dinero para invertir se ha cansado de ir esperando, y lo vuelve a poner en circulación con la esperanza de obtener algún beneficio o cubrir alguna necesidad, pese a las rígidas leyes laborales, los impuestos, y los parados. Dicho de otra manera: los políticos no pueden resolver la crisis, porque el dinero que invierten es público, y al endeudarse quiere decir que a quienes endeudan aún más es a todos los sufridos ciudadanos que son los que pagan los impuestos, y además los políticos son malos inversores por la falta del adecuado control de las inversiones, y además el dinero público acaba fomentando la picaresca de la que se aprovechan los más listos. Quienes de verdad pueden hacer mover el país, son los emprendedores, pero ese es un colectivo muy maltratado con las rígidas normas laborales y los agobiantes impuestos, que los desaniman totalmente a emprender nuevas inversiones en negocios o creación de nuevos puestos de trabajo. Y una observación muy peligrosa y preocupante: a mis 46 años, no conozco prácticamente a ningún empresario de la construcción más joven que yo: sólo queda la vieja guardia que espera jubilarse, de modo que estamos inmersos en una sociedad en la que nadie quiere arriesgarse a ser empresario-emprendedor, y casi todos desean ser funcionarios por la garantía, comodidad y seguridad que proporciona el “enchufe” vitalicio. Y un país donde se castiga el espíritu de riesgo e iniciativa del emprendedor con excesivos impuestos, y rígidas normas laborales,….es un país encaminado peligrosamente hacia su propia ruina. Sólo podemos salir de la crisis con trabajo, esfuerzo y ahorro; pero muy complicado lo tenemos si los poderes públicos no hacen políticas y leyes que apoyen al trabajo que es lo que crea la verdadera riqueza (eliminando impuestos y aboliendo las rígidas normas laborales); si no terminamos con la cultura de la falta de esfuerzo y de vivir del enchufe o la prestación pública; y si no ponemos los tipos de interés en su justo sitio para que anime a la gente a ahorrar (yo lo establecería por ley en un 5%, vigilando mucho la inflación que no fuera siempre por encima de ese tipo de interés fijado). Ya sé que no se me va a hacer caso, pero es que nunca logrará haber un mínimo de justicia social en tanto tengamos las leyes y el sistema público equivocado. En todas las crisis hay unos vencedores y unos perdedores: los vencedores son aquellos que se quedan dentro de la “ciudadela del empleo” al que hacia referencia el profesor Fuentes Quintana, porque el sistema los necesita para funcionar, y los demás son los parados, los que han tenido la mala suerte de quedar fuera de la llamada “ciudadela del empleo”. Esos parados también tienen que subsistir, a pesar de todo: dentro de esta sociedad que se mueve por las naturales leyes del mercado de la “oferta-demanda y mejor postor”, no les queda otra decisión que buscarse un trabajo, sea el que sea, de modo legal o ilegal, porque el dinero, sea blanco o negro, proceda de la economía legal o sumergida, como moneda de cambio tiene el mismo valor. A eso quiero animar a los parados que pronto agotaran su subsidio de desempleo: que cualquier trabajo que permita ganar dinero, es digno, y que cada uno espabile como pueda. Ahora ya no estamos en los tiempos de la bonanza económica, en los que cuando a uno no le gustaba un trabajo o no se sentía bien, podía dejarlo y encontrar fácilmente otro en otra parte. Ahora la gente tiene miedo, y aguanta y se apegan como lapas a los puestos de trabajo que tienen. Ahora hay que hacer cientos de visitas a las empresas, entregar cientos de curriculums, apuntarse a todos los lugares de internet del “busco trabajo”(que además es gratis); y espabilarse uno mismo en buscarse el trabajo porque el INEM(o el SOC en Cataluña), aparte de que prácticamente no ofrece trabajo para nadie, tampoco suele ser el lugar fiable donde acuden los empresarios cuando necesitan personal. Las empresas de trabajo temporal (ETT), sólo buscan el beneficio propio en la clasificación de demandantes, y a ellas acuden las empresas como una manera de probar durante un tiempo a los posibles candidatos antes de ofrecerles empleo estable, o sea, que de alguna manera son como un humillante fraude para la gente que de verdad busca trabajo. E incluso quizás haga falta que uno mismo trate de crearse su propio puesto de trabajo: hace falta preguntarse: en qué tipo de servicio puedo ser útil: en qué negocio, en qué trabajo,….del que en ese momento pueda tener necesidad el mercado,….o que sea capaz de seducir al mercado. Porque es sólo de aquí la manera de donde saldrá la verdadera creación de puestos de trabajo, a pesar de todas esas rigideces laborales, agobiantes impuestos, y equivocadas leyes de carácter económico. Un país sin rigideces laborales, sin las obligaciones de tal o cual norma, animaría a la gente invertir y a emprender acciones con las que sacar utilidades y beneficios; un país sin apenas impuestos haría que la gente ganará más dinero trabajando y que los productos fueran más baratos de comprar al no tener IVAs y de más cargas fiscales, y facilitaría su exportación; un país con unas leyes sencillas y justas, fomentaría el ahorro, y el interés de la gente en invertir para mejorar su patrimonio y sus necesidades; con lo cual con todo eso se quitan esos palos de ruedas que vienen impuestos por parte del Estado que paralizan totalmente el dinamismo y la iniciativa creadora de puestos de trabajo que es necesaria para acabar con el tremendo paro que está sufriendo nuestro país en la actualidad.
Pero la España de Rodríguez Zapatero, donde unos son privilegiados y otros son desfavorecidos, por lo menos tiene algo positivo: los contenedores de basuras siguen llenos de las sobras de alimentos que la gente tira, especialmente ahora que han empezado a ponerse de moda los contenedores de la orgánica. Esos restos de alimentos, recogidos de los contenedores, y puestos en una buena olla para hervirlos y desinfectarlos, son la “sopa boba” comestible y gratuita, que por lo menos permite subsistir a los más marginados, necesitados y desfavorecidos,…víctimas de esos sistemas injustos y equivocados de impuestos, rigideces laborales, endeudamientos familiares (hipotecas y prestamos para coches, por encima de las posibilidades reales de cada uno), discriminaciones,…que ha dado como resultado abocar a tanta gente al paro y a la miseria,..que son la vergüenza de toda España. Y con esa “sopa boba”, el resultado más visible de la política de Zapatero, ya podemos dar gracias a Dios de que podamos sobrevivir con salud, que es lo más importante. Sé que al principio, a algunos les puede empezar a dar asco porque todavía no se habrán acostumbrado a esa comida tan poco común, pero no nos quejemos si tan sólo nos queda esto para comer: en otros lugares del mundo hace muchísimo tiempo que están peor: en Somalia, por ejemplo, la gente se alimenta a base de una amarga pasta que hacen de machacar las raíces de las plantas que encuentran, para evitar morir de hambre, ya que allí ni restos de alimentos ni contenedores de basuras hay,…y además, hay guerras civiles. Allí en Somalia, donde una vida humana apenas no tienen ningún valor, la “sopa boba” de los contenedores de basuras de la España de Zapatero, la encontrarían rica, sabrosa, y muy apetitosa. Y aún tenemos que dar gracias a Dios, que España en comparación con Somalia, tenemos más agua y bosques, con los que encontrar las raíces con las que hacer ese pan de mierda para alimentarnos, llegados al caso que las cosas se pusieran más feas y peores. Abajo os adjunto un foto-montaje de cómo veriamos por la calle a un niño, llegados al más alto grado de miseria, cosa muy habitual de ver en determinados lugares de África donde la gente vive peor. Mientras tanto ¿no podríamos pensar en la manera de que cada español pudiera tener un trabajo digno, una casa, vivir en libertad, sin esas leyes laborales y fiscales que nos oprimen y esclavizan?. ¿Cuándo podríamos los españoles llegar a ser de verdad unos ciudadanos libres, con su propio trabajo, su propia casa, ….ser unos señores, los mejores ciudadanos del mundo, orgullosos de un país donde los extranjeros desean venirse a vivir y a trabajar?. En esas horas sólo me queda deciros: ¡bienvenidos al paro, y a la “sopa boba”!, porque esta es la España que nos están legando Zapatero y demás políticos incompetentes, en los momentos presentes.
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1 comentario:
Para la super-ministra Salgado: que se ponga de prostituta de la carretera, y para el ministro Corbacho, que venda el diario "La farola", a las calles con parada por semáforo, en especial a aquellos inmigrantes con empleo español. Entonces ese gobierno entendería mejor el problema del paro, y tomaría medidas más sensatas.
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