martes, 27 de octubre de 2009

BARACK OBAMA Y EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Cuando dentro de unos días se van a cumplir casi un año del triunfo electoral de Barack Obama, siendo la esperanza del mundo con aquello del “Yes, we can” (sí, nosotros podemos); a decir verdad no se ha avanzado gran cosa que digamos: el mundo continúa en guerra (oficialmente en Irak y Afganistán, donde los norteamericanos tienen tropas esperanzo capturar a terroristas fanáticos); la crisis económica sigue sin resolver con gente sin trabajo o con riesgo de perderlo; no se han mejorado las leyes; la miseria, el hambre, la falta de agua potable y las enfermedades siguen presente en varios rincones del planeta; los Derechos Humanos siguen sin respetarse en demasiados lugares del mundo; etc... siguiendo existiendo toda clase de injusticias por el mundo,....y sin embargo, apenas nada se ha hecho para cambiar, a pesar de eso del “yes, we can”. Por este hecho de casi no haber hecho nada revelante en todo este año por parte de Barack Obama, y tener que concederle el Premio Nóbel de la Paz, no le veo la razón por la que se le haya tenido que conceder ese prestigioso premio, cuando otros personajes se lo tenían más merecido, por ejemplo, en Estados Unidos el ex presidente Carter, en su actuación como mediador ha evitado algunas guerras, y se lo merecía más.

O en España, nuestro Adolfo Suárez, actualmente enfermo de Alzheimer, que trajo pacíficamente la democracia a nuestro país, desde una dictadura y en unos momentos que el Rey tenía poderes casi absolutos que le legó el anterior Caudillo, cuando las heridas de la guerra civil estaban todavía sin cicatrizar del todo, y que hubiera desembocado en casi seguro nuevo un baño de sangre. Adolfo Suárez se merecía de sobras ese premio Nóbel de la Paz, que no Barack Obama, que todavía no ha hecho los méritos que digamos. No es mérito alguno ser negro, llegar a presidente de EE.UU., y no hacer nada, salvo poner cara de buen chico y soltar bonitos discursos. Porque, como dice el refrán, una cosa es predicar , y otra muy distinta es dar trigo. Al final son los hechos, no las palabras, lo que cuentan y lo dicen todo. Por eso, creo que en un gesto de elegancia, lo que debería de hacer el Sr. Obama es devolver su premio Nóbel, que no se lo merece porque no tiene los méritos, y sugerir que se lo den a su compatriota Jimmy Carter, o a nuestro ex presidente Adolfo Suárez.

Haciendo balance de ese primer año en la Casa Blanca, por el momento no es gran trabajador que digamos ese primer presidente negro, si lo comparamos con Bill Clinton,o hasta con Ronald Reagan. La capacidad de trabajo y de actividad de Bill Clinton era inmensa y admirable, y entre otras cosas pudo abolir una inmensidad de leyes y reglamentos burocráticos (cosa muy necesaria hoy en día, ya que demasiadas leyes llevan a la corrupción), sacar adelante proyectos de educación (tan necesarios en una población poco instruída), tomar medidas económicas que hicieron de la suya la mejor etapa de prosperidad de su país y con la Bolsa casi siempre al alza, conseguir que el terrorista IRA irlandés abandonara las armas o que los palestinos e israelíes retomaran conversaciones de paz, e incluso estudiar centenares de casos de presos para concederles el indulto (privilegio constitucional del presidente), cuando tan solo le faltaban pocas horas para dejar de ser oficialmente presidente con todos sus poderes. Y todo eso afrontando el escándalo de la follada con la becaria, y el acoso judicial de un fanático fiscal vendido a sus rivales políticos. Con todos esos méritos, Bill Clinton merecía cien veces más el Nóbel de la Paz, que no Obama.

Respecto a Ronald Reagan, era el que dijo "No dejes que los pavos te desánimen", principio que siempre aplicó tratando de transmitir ese super optimismo que le caracterizaba. Su principal preocupación era que los norteamericanos se sintieran felices y orgullosos de ser norteamericanos de un país de película de Hollywood, hasta tal punto que no casi no tomaba ninguna decisión sin antes consultarlo con la Gallup ( la principal entidad norteamericana de las encuestas). Y su sonriente carácter campechano hizo que fuera posible una buena amistad con el entonces líder ruso Mijail Gorbachov, poniendo fin a la guerra fría y al riesgo de la amenaza nuclear. Pero ambos presidentes, por lo menos hicieron más méritos, tanto por la economía, como por la paz mundial, de modo que si en todo un año, Barack Obama apenas no ha hecho nada que pueda calificarse de meritoso, ¿por qué ha aceptado ese premio que no se lo merecía?.
Esperemos que en el próximo año la academia sueco-noruega que gestiona el Nóbel no vuelva a caer en esas torpezas, y que Barack Obama despierte ya de una vez de ese sueño de laureles, y se ponga a trabajar de verdad en arreglar los numerosos problemas del mundo, porque ahora que todavía sigue siendo el presidente, “yes, he can it”.

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