domingo, 23 de marzo de 2014
EN LA MEMORIA DE ADOLFO SUÁREZ
De todos los
presidentes españoles que he conocido, sin duda alguna Adolfo Suárez fue el
mejor. Hombre integro, representación máxima del español honesto, valiente, el
político honrado e incorruptible, ejemplar como pocos,...fue el único que salvó
el honor del parlamento cuando ocurrió lo del golpe de estado, donde unos
guardias civiles disparaban al techo con ametralladoras, y toda sus señorías al
suelo protegiéndose. Ninguno de los demás presidentes le llegaba ni siquiera a
la suela del zapato. En este país nuestro, tan apasionado, tan individualista,
donde las envidias son la norma, intentó tener contentos a todos, con todos los
fallos que se supuso (sólo Manuel Fraga tuvo que indicarle que el Estado de las
17 autonomías fue un tremendo error constitucional -y quizás tuvo mucho razón
el gallego, a la vista de las consecuencias actuales), escuchando atentamente,
dialogando y respetando a todo el mundo. El único presidente español que
"podría prometer y prometía", porque sus promesas siempre se cumplían,
igual que aquel famoso slogan de UCD (Unión de Centro Democrático): "el
Centro cumple". Nada comparable con la vergüenza de los dos últimos
presidentes, campeones de las promesas incumplidas, representantes mismos de la
ineptitud, el parasitismo y la mediocridad conformista en la que se ha
convertido hoy en día la actual clase política.
El presidente más
bueno que nunca tuvo la democracia española, y además siempre simpático,
sonriente, cautivador,....se está apagando, víctima de una larga, dolorosa y
cruel enfermedad que lo dejó como un vegetal durante largos años. Gracias por
todo, Adolfo Suárez, gracias por ser uno de los nuestros, gracias por demostrar
al mundo cómo somos algunos españoles,... y que en paz descanse en la gloria de
Dios, como el cristiano que siempre quiso ser.
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