miércoles, 27 de mayo de 2009
ESPAÑA, PATRIA QUERIDA; Y LA CUESTION CATALANA
Para conocer con honda determinación la realidad de la esencia de España, hemos tenido muy eruditos e importantes historiadores, tales como Ramón Menéndez Pidal, Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, el gerundense Jaume Vicens Vives, y muchísimos otros más, así como aportaciones de extranjeros de la talla de Paul Preston, Raymond Karr, o Hugh Thomas. Sé que existen muchísimos otros historiadores y escritores más, que mucho tuvieron que decir sobre la nación española. Cada cual con sus propias tesis, teorías y aportaciones propias. En los tiempos actuales en los que figuradamente se cuestiona la idea de España, y que aparentemente ya está fragmentada en esa especie de reinos de taifas llamados comunidades autónomas, para conocer sobre la Historia de España, a nadie le va a faltar tema y obra abundante, aunque cabe destacar que en muchísimas bibliotecas catalanas se hace difícil encontrar las obras de tan destacados autores (en la de Banyoles, la que más he frecuentado apenas no se encuentra nada de eso), lo que evidencia una camuflada politización de la cultura existente de acuerdo con unos intereses políticos, cosa que también se nota bastante en las enseñanzas sobre ciencias sociales que se imparten en las escuelas actuales: en cada comunidad autónoma se supone una manera distinta de explicar la historia de nuestro país, resaltando o ocultando tal o cual acontecimiento de gran importancia histórica. Por otra parte una vez visitó nuestra España el multimillonario norteamericano del petróleo Paul Getty, que tan impresionado estuvo, que dejó escrito en su libro “A mi manera” lo siguiente: “Sea como fuere, al igual que otras muchas personas, me enamoré de España y de sus gentes. Ese país posee una característica –frecuentemente citada- que intriga y fascina: sus paisajes, a pesar de ser a menudo severos y yermos, no por ello son menos hermosos. La gente posee una especie de fuerza interior; los españoles de todas las categorías sociales poseen orgullo y dignidad y un profundo sentido del honor. A este respecto, los considero más directos descendientes de los antiguos romanos que cualquier otra raza o nacionalidad mediterránea”.
Empezaré con haciendo referencia a una de las teorías del historiador Claudio Sánchez Albornoz, y el resto es aportación mía de mis observaciones personales. Para mayor detalle, añadiré que el político e historiador Claudio Sánchez Albornoz había sido Presidente de la República Española en el exilio. Según él, la cuna del hombre tenía su origen en Euro-Asia, donde, tras la última glaciación, empujaba a lo mejor de los distintos pueblos a expandirse hacia Occidente en busca de una vida mejor, y topándose con toda clase de luchas y convivencias durante miles de años, y ya fuera por el norte de África, el Mediterráneo, atravesando el Danubio, o viniendo del Norte,…inevitablemente esas migraciones acababan topándose con ese territorio que llamarían España, porque el océano les detenía. Por eso España era la tierra que estaba en el fin del mundo (de ahí el nombre de Finisterre, en un lugar de Galicia). Todo eso haría que se configurase y formase un pueblo común, procedente de lo mejor de todo el mundo, con un marcado carácter muy libre e individualista, acorde también con la formación geográfica de todo el país, básicamente montañoso, que se acabarían asentando y echando las primeras raíces en lo que los antiguos romanos llamarían Hispania. Según dice Claudio Sánchez Albornoz, a Roma le costó unos 200 años someter a España, mientras que para someter a Francia, de la mano de Julio César, a Roma tan sólo le costó 12 años. Y con esta introducción, termino la tesis de Sánchez Albornoz, pasando ahora a continuación a aportar la mía propia:
Para empezar, España significa piel disecada de toro, y ese nombre lo pusieron los fenicios, inventores del alfabeto, y por ende de la escritura, que comerciaban en sus costas, aunque los naturales de allí la llamaban Iberia. Eso era porque en los mapas de los fenicios, la península ibérica tomaba la forma de una piel de toro disecada, siendo además que el toro era el animal más representativo de aquellas tierras. De pequeño, cuando era un colegial de la primaria, y todavía gobernaba el dictador Francisco Franco, en la escuela nos habían hablado de muchísimos héroes españoles, tales como Viriato, Guzmán el Bueno, El Cid Campeador, Churruca, el defensor de Gerona Álvarez de Castro, …y toda una largísima lista de gestas imposible de continuar enumerando. Por no añadir de más los “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós, o todas aquellas historias de la España de las campanas y las cruces, que dejó honda huella en cada rincón de nuestro país, donde cada pueblo, cada municipio tiene su propia Iglesia. Nos enseñaron que los romanos decían que España había sido el primer país invadido y último dominado (recuerdo la heroica gesta de Sagunto, o más concretamente Numancia, resistiendo 14 años a Escipión Emiliano, vencedor de Cartago, que preferirieron suicidarse antes que dejar caer la plaza al invasor romano). Nos enseñaron, también, que España aportaria para Roma importantes personajes de gran calidad cultural y humana, como Séneca –que fue el mentor del emperador Nerón-, así como hasta emperadores como Trajano o Adriano. Roma fue la heredera del legado y del ideal occidental sobre la Libertad, la Propiedad y la Democracia, que tenía su origen en Grecia, pero que definitivamente pasaría a ser salvaguardado como principio por el temperamento pasional e individualista de los españoles, haciendo de él el pueblo del mundo que más ama la libertad, y por ello desde siempre ha sido un pueblo imposible de someter por cualquier otro pueblo o potencia extranjera. Porque es en esto en lo que destaca el pueblo español: en la esencia y salvaguarda del principio de La Libertad. Ese individualismo tan nuestro, hace también que seamos el país de la envidia, y del “hago lo que me da la gana”. Pero permitirme unos génesis al respecto, puesto que nuestra historia de alguna manera tiene su origen en las guerras sociales de la Antigua Roma republicana. La primitiva Ciudad-Estado de Roma había crecido y había extendido su imperio por el resto del mundo conocido, lo que había hecho necesario una ampliación de los derechos ciudadanos romanos en el resto de la ciudad fundada por Rómulo y Remo. Tras el fracaso de las reformas de Cayo Graco, el tribuno Marco Livio Druso quiso hacer unas leyes que extendieran la ciudadanía romana para el resto de los aliados itálicos, pero muchísimos romanos patricios se resistían a cambiar, pues para ellos, por encima de todo estaba Roma, y el resto del mundo contaba poco. Un militar romano plebeyo llamado Cayo Mario, en su juventud hizo su fortuna y su carrera, combatiendo contra los hispanos, de los que aprendió muchas cosas sobre tácticas y estrategias guerreras, conocimientos que le serían de gran utilidad para luego superar la amenaza de la invasión germana sobre la propia Roma (lo que facilitó que el militar plebeyo Cayo Mario –creador de la nueva legión romana, donde ya podían alistarse los otros romanos sin propiedades de la más baja escala social - hubiera podido obtener hasta 7 consulados, algo inusual en la Antigua Roma republicana donde el poder era muy dividido y limitado en tiempo para que nadie abusara de él), aparte de la otra amenaza de Mitridates desde Oriente, y la de Yugurta desde África, lo que hizo que en Roma se abriera un intenso período de guerras, tanto civiles como contra los extranjeros, en la que terminada una guerra, ya se iniciaba otra, en la que la propia Roma salía reforzada en experiencia política y militar, junto con la producción de millones de esclavos, consecuencia de las guerras. Guerras civiles entre romanos enfrentarían a consulares plebeyos como Cayo Mario, Cinna, Carbón, y Sertorio, contra el cónsul patricio Lucio Cornelio Sila, que regresaba de Oriente tras someter a Mitridates. Quinto Sertorio, brillante militar que perdió un ojo en combate, traería a España el teatro de la guerra civil romana, enfrentándose a las tropas de los consulares Cecilio Metelo Pío, y Pompeyo Magno, ambos aliados de Sila. Quinto Sertorio, de grandes dotes militares, y de quien se dijo que de haberse quedado en Italia, Sila no hubiera derrotado a la fracción plebeya marianista, fue el que aplicó por primera vez en España un Senado hispánico, copia del Senado romano, en sus usos democráticos. Al final, con gran dureza, Sertorio y su ejército hispánico serían derrotados por Pompeyo, pero era más debido a la traición del consular Perpenna, que no al mérito de Pompeyo. Y luego, tiempo más tarde, las tropas de Julio César en el teatro de la guerra español, venciendo en Lerda (Lérida), y Munda (cerca de Málaga) al resto del ejército pompeyano. Con esto, España aprendería la esencia de la libertad, la propiedad, y la democracia de Roma, así como el sotisficado arte de la guerra romana. De modo que el parlamentarismo español, o las cortes medievales de coronas tales como las de Castilla, Aragón, o Cataluña, tienen su origen en el Senado Hispánico aplicado por Quinto Sartorio, que tenía su sede en Osca (la actual Huesca, en Aragón). Cayo Mario, aprendería el arte de la guerra combatiendo contra españoles, y sería el maestro del más grande conquistador romano: Cayo Julio César, que también aprendió muchísimo de los españoles, al iniciar su carrera militar como cuestor en España: unas tácticas de combate, que luego aprendidas, le resultaría relativamente fácil librar batallas en otros lugares del orbe romano. Lo que forjó la grandeza de Roma fueron básicamente tres cosas: el espíritu de la libertad y con ello la forma democrática de reparto del poder, el absoluto respeto a la propiedad, y el profundo conocimiento del arte de la guerra (de la que España era la provincia romana que más sudores y sangre había costado a Roma). Luego fueron básicamente los españoles los que heredarían el legado de Roma sobre la libertad, la democracia, el respeto y amparo a la propiedad, y el mejor arte que se conocía sobre la guerra. Tras la invasión de los bárbaros y los moros, se iniciaría un período de reconquista, que duraría unos ocho siglos, en la que España, aparte de ser heredera de las legiones romanas, perfeccionaría aún más su arte de la guerra, en los largos siglos de constantes luchas en guerras de reconquistas. Apenas se mezclaron visigodos o moros, con el original pueblo español, aunque esos intrusos invasores ostentaran temporalmente los puestos del poder hispano. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, y con esa larga experiencia en guerras, haría que las extensas tierras americanas fueran muy fáciles de conquistar por parte de los españoles, maestros indiscutibles en el arte de la guerra. El nuestro llegó a ser el imperio más grande y poderoso de su época, en la que el rey Felipe II llegó a decir que en su imperio no se ponía el sol. En una Europa fragmentada por los estados feudales, España, con el matrimonio de los Reyes Católicos, formaría el primer Estado europeo de la época moderna. Los nuevos tiempos debilitarían al poder feudal, y las monarquías tenderían a centralizar el poder político y a ser monarquías absolutas, para llegar a monarquías de despotismo ilustrado, hasta que la Revolución Francesa contagiaría de las nuevas ideas liberales a toda Europa, dando lugar a que el siglo XIX fuera un siglo de revoluciones en prácticamente todos los países europeos.. El último monarca español de la Casa de Austria, Carlos II, decidió en su testamento hacer heredero de la Corona Española a un miembro de la francesa Casa de Borbón llamado Felipe de Anjou, que a la vez era nieto del rey francés Luis XIV. El resto de sus familiares de la casa de Austria se lo tomaron mal, por lo que propusieron un heredero Austria para el trono español, que sólo contó con el apoyo de la parte catalana de España, lo que provocó una guerra de sucesión, en la que el nuevo rey Felipe V de la Casa de Borbón y legítimo heredero de Carlos II, ganó contra la oposición de la facción catalana de no reconocerle como rey de toda España , y en represalia suprimió la lengua catalana, como lógica medida de tener el enemigo bajo control (algo parecido haría temporalmente el vencedor de la pasada guerra civil española, a quienes no “hablaban en cristiano”, o sea en español). Debemos de recordar que eso no fue un conflicto entre periféricos y centralistas (como habitualmente ocurre en las guerras de sucesión o secesión), sino por una discusión derivada de quién era el legitimo sucesor a la Corona de España, en unos tiempos que todavía predominaba la mentalidad feudal en el esquema político-social de las cosas. Eso daría lugar a esa leyenda del 11 de septiembre de 1714, con la derrota de los partidarios catalanes del Archiduque Carlos de Austria, que se tiene en Cataluña, y que muchas veces hace una interpretación errónea e ilógica de la historia.
No obstante, diversos problemas políticos internos, llevarían a fraccionar al Imperio Español, siendo Cuba y Filipinas, los últimos lugares que se independizarían de España con unas insurrecciones que costaron abundante sangre a ambos bandos, quedando tan sólo el original territorio de la Península, y algunas plazas africanas, que se perderían también bajo el último dictador español, Francisco Franco, tales como Sahara, Ifni, y Guinea ecuatorial. Curiosamente los territorios africanos de Ceuta y Melilla, que son considerados la parte menos española de España, son los que se sienten más españoles, y más integrados a España, tal como últimamente lo evidenciaron y demostraron las sendas visitas de los Reyes de España, con disimulado disgusto de Marruecos, que los reclama como propios. El último intento de fraccionar aún más a España, tuvo lugar en los años 30 del siglo pasado, que costó una terrible guerra civil, en la que no sólo se luchaba por la unidad de España, sino también para evitar que cayera bajo la influencia del comunismo ruso, aún a pesar de aquellos que proclamaban preferir “una España roja, antes que una España rota”. Aquella guerra civil, era a la vez una guerra de religión, de clases sociales, y de separatistas, que dio la victoria al bando liderado por el general rebelde a la República Francisco Franco. En la España del consenso de 1978, se diseño una Constitución que tolera unas autonomías territoriales, pero bajo un marco de unidad española, con el objeto de que de algún modo contentar a aquellos que de otra manera serían separatistas ( fue la aplicación del famoso “café para todos”, por parte del entonces presidente del gobierno Adolfo Suárez), y para satisfacer a ese temperamento individualista propio de los españoles, que hace que seamos el único país del mundo con el mayor número de parlamentos, de diputados, de ayuntamientos y de alcaldías, de diputaciones provinciales y de consejos comarcales (con todos esos representantes políticos de más que eso supone). De alguna manera volvemos a la experiencia de los reinos de taifas, de la época de la Reconquista, en los que, por ejemplo, no se sabe qué dinero aportará cada autonomía, para financiar la parte de la compra de coche nuevo que ofrece el actual presidente Rodríguez Zapatero. Somos el único pueblo del mundo, que dentro de nuestras fronteras, hablamos mal de nuestros vecinos internos, pero que fuera de nuestras fronteras nos sentimos orgullosos de ser españoles.
Somos un pueblo tan individualista, tan apegado a la propiedad (cada español pretende tener su propia casa), y tan amante de la libertad, que ningún otro pueblo del mundo consiguió someternos, y que cuando se metieron con nosotros tuvieron muy graves problemas: los romanos no lograron dominarnos, los moros fueron barridos de nuevo a África, Napoleón se estrelló en España, y si a Hitler se le hubiera ocurrido someter a España al Tercer Reich, lo hubiera tenido aún muchísimo más crudo que lo que tuvo con el invierno ruso. Con esos referentes, podríamos decir que somos el mejor pueblo de toda la Tierra, y que con nuestros valores de libertad, propiedad, democracia, solidaridad e individualismo, podemos llegar a convertirnos en los líderes del mundo,…para esa finalidad que ha de tener toda la nación española y su pueblo: ser una unidad de destino en lo universal, portadora de grandes empresas comunes de mejora colectiva, que esta es finalmente la razón de ser de España y de la grandeza del pueblo español, en mi modesta opinión. En lo deportivo, por ejemplo, en la actualidad el tenista Rafael Nadal es todo un ejemplo a seguir por todos los demás sectores de la vida española. Mientras aquellos que habían sido pueblos fraccionados, se reunificaron, tales como Alemania, Italia, Estados Unidos, etc…, formando un estado federal, ya que entienden que en la unidad del país está la fuerza, sería algo triste e ilógico que España siguiera hacia una senda de la fracción, y se independizaran territorios españoles tales como Cataluña, Andalucía, País Vasco, Galicia, Canarias, etc….Por fortuna, esos independistas son una minoría muy reducida, tal como podemos ver en el espectro político, cada vez que se celebran elecciones en sus respectivos territorios. En general, los políticos independistas, como por ejemplo, el caso de Cataluña, lo componen personajes bastante mediocres, y con muestras de pésimas gestiones políticas que no benefician a los ciudadanos; por ejemplo, que un independista de ERC como Carol Rovira, vicepresidente de la Generalitat Catalana (que además es un “charnego”, hijo de padre aragonés y de madre catalana) abra una embajada catalana en Nueva York que ha costado muchos cientos de miles de euros, es todo un ejemplo de despilfarro e innecesidad que en nada beneficia a los ciudadanos españoles del territorio catalán.
Lo que como español, que vive y trabaja en Cataluña, me lleva a plantear la cuestión catalana. Desde luego, soy español, como soy catalán, que además del idioma español, hablo y me expreso en esa lengua vernácula que es el catalán (ambas lenguas derivadas del latín romano), siendo la lengua catalana, la que habitualmente hablo, aunque tampoco tengo ninguna dificultad para la otra lengua, con la que suelo hablar con inmigrantes o con quienes prefieren que se les hable en español. Y es que para mí ser catalán es otra manera de ser ciudadano español, con una historia común que nos une como pueblo. Comprendo que existan gentes que deseen la independencia de Cataluña, por eso del idioma catalán, o lo que llaman “hecho diferencial catalán”, que no sé muy bien a lo que se refieren, salvo quizás a esa lengua común derivada del latín, o a esa sardana que suele bailarse (aunque original de Llivia, el pequeñísimo trozo de España en territorio pirenaico francés, hay quienes sostienen que tiene un origen andaluz), o a esa barretina color rojo con banda negra, que tiene su origen en los bandoleros serranos que aparecen en los grabados de Goya. Lo que yo no dudo es de la demostrada españolización de Cataluña, y que desde los albores de la historia, Cataluña siempre ha sido y se ha sentido española. Por ejemplo, Barcelona, la capital catalana, es un lugar donde han realizado sus vidas gallegos y vascos, múrcianos y andaluces, extremeños y aragoneses, y demás gentes de todos los rincones de España, incluidos los indianos que regresaron de las colonias americanas…; allí hay dos famosas plazas de toros que son testimonios de la fiesta nacional; tiene un famoso monumento a Cristóbal Colón, porque es allí donde regresó de América con sus carabelas; y también es en Barcelona donde regresó don Juan de Austria, tras derrotar el expansionismo turco que amenazaba la cristiandad en Lepanto, batalla donde también lucharía nuestro universal escritor Miguel de Cervantes, en cuya obra “Don Quijote de la Mancha” también vemos varios parajes del caballero andante en Cataluña. Nuestro historiador gerundense Vicens Vives explicaría cómo antes habían marchado en inferioridad de condiciones, las tropas de toda España, especialmente las de Aragón, para frenar al peligro turco. Además Lope de Vega definió a la Ciudad Condal como la mejor fachada de España en sus conocidos versos. Y por si fuera poco, todo quien haya visitado Barcelona o vaya habitualmente a las numerosas ferias que se convocan en la barcelonesa zona de Montjuic, sabe que la exposición de 1929 dejó un Pueblo Español, que es la síntesis de lo que su propio nombre indica. Y es que Barcelona, aparte de club de fútbol Barça, también tiene su propio campo de fútbol y otro club futbolero, que llaman el Español, igual que en Madrid tienen dos clubs de fútbol, el Real y el Atlético. No cabe duda de que Barcelona es tan española, como Madrid, Sevilla, Bilbao o Valencia, respirándose españolización por todos sus poros.
Todas las actuales capitales catalanas recibieron su nombre de los romanos, pero Cataluña, antes de ser la Cataluña propiamente dicha, fue lo que llamaban el territorio de la Marca Hispánica, uno de los lugares donde se iniciaría la reconquista peninsular, y que tiene como testimonio, por ejemplo, en Gerona, la Torre de Carlomagno, uno de los anexos a esa Catedral de Gerona, tan llena de historia y de cuestiones españolizadas, que al ser terminada, vendría a ser inaugurada por el propio rey Fernando VII. No nos podemos dejar de lado a Tarragona, que la fundó Escipión, y a la que Julio César le dio el nombre de Tarraco, lugar donde el apóstol San Pablo entró en España para su predica, y donde el emperador romano Adriano convocó a todos los pueblos de España en una gran asamblea. Las playas de Salou, donde Don Jaime el Conquistador embarcó para reconquistar Mallorca de los moros. Los monasterios tarragoneses de Santes Creus y Poblet, que con sus históricos sitios gloriosos les valieron los títulos de Fidelísima y Ejemplar, y el lema “antes morir que rendir”, allí es donde el presidente de la Generalitat catalana Tarradellas ha dejado bajo custodia de los monjes, sus documentos privados, que tienen gran importancia histórica, y que por deseo expreso suyo no pueden ser abiertos hasta pasada determinada fecha, para que puedan juzgarse con la suficiente imparcialidad y sin esas pasiones políticas que darían lugar a malos entendidos. Reus, la patria catalana de Prim, uno de los grandes españoles de todos los tiempos. Y para no olvidarnos de Lérida, la Lerda romana, lugar que dio refugio a parte del gobierno romano en el exilio, acogiendo a los pompeyanos antes de enfrentarse a Julio César, y con la Seu de Urgell, morada de uno de los dos coprincipes andorranos. Y referente a la última provincia catalana, Gerona, decir que tanto su monasterio de Roda, como la ciudad medieval de Besalú, fueron clave en la reconquista de España, y antes de que hubiera condado de Barcelona, lo hubo de Ampurias, con toda esa historia unida a la memoria de personajes como el bárbaro godo Juan de Biclara uno de los primeros obispos gerundenses, el abad Oliva, el ampurdanés Ramón de Muntaner, o el fino pensador Francisco de Eiximenis. No obstante la gesta histórica más importante de Gerona fue la del heroico sitio defendido por el General Alvárez de Castro (que era andaluz) contra la invasión de Napoleón Bonaparte, que decretó, lo mismo que Palafox en Zaragoza, el bando de “pena de muerte al que hable de rendirse”, lo que le valió el título de Muy Ilustre e Inmortal Ciudad de Gerona, de la que nos orgullecemos, y además los herederos de los reyes de España han solido llevar el título de Príncipe de Gerona. Fue Cataluña, pues la puerta de España, por donde entraron y salieron todos los invasores y colonizadores de España. El monasterio de Ripoll, el de Montserrat (donde está la Moreneta, la única Virgen Maria negra del mundo), el de Nuria, el de Poblet, el de Vic, etc… con toda su historia propia, catalanas, pero unidas a la españolidad. Cataluña es parte de España, como cualquiera de sus 17 comunidades autónomas, y cualquier español puede llegar a ser Presidente de la Generalitat, como en esos momentos lo es un español de Andalucía llamado Don José Montilla. Lo mismo puede darse que cualquier catalán llegue a ser Presidente de la Junta de Andalucía, o Lehendakari de las Provincias Vascongadas. Manuel Chaves, ex presidente de la Junta de Andalucía, es ahora vicepresidente y ministro del gobierno español. José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha, es ahora presidente del Congreso Nacional español. Lo mismo Arthur Mas podría llegar a ser presidente de La Rioja, si no lograra serlo de Cataluña, tal como es su ambición. Cualquier español es igual en derechos y deberes hacia España, en cualquier rincón de ese país suyo que lo ha visto nacer. Esa es mi forma de ser y de pensar, y es el concepto que tengo de la españolidad, aún siendo catalán de nacimiento.
Cierto es que en la historia de cada región española pueden encontrarse paradojas, pero lo que es indiscutible es que desde el matrimonio de los Reyes Católicos, se sentaron las bases para la unidad nacional, antes que cualquier otra nación de Europa y del mundo. Y no se debe de faltar al respeto a la Historia, a la España que vivieron, y por la que murieron nuestros ancestros; y por eso la bandera española en su color rojo simboliza la sangre, y en el amarillo el oro, por lo que este pueblo dio por su patria. Pretender separarse Cataluña, La Rioja, Andalucía, Extremadura, o cualquier región del resto de España, ¿sobre qué bases históricas se sustentaría?. Nada peor que no tener patria, ni ancestros, ni pertenecer a un pueblo heredero de gloriosas tradiciones. España es la patria común de todos los españoles, y cuando hablamos de Cataluña, de las Baleares, de Valencia, de Cantabria, y de cualquier otro lugar de la geografía española, estamos hablando de España, y sin complejos., como lo hacia Francesc Cambó, uno de los representantes del catalanismo político que apareció en los albores de la revolución industrial, que representaba al partido político llamado Lliga, en donde se aglutinaban importantes sectores de la burguesía catalana.. El catalanismo político, que no es necesariamente el independentismo, nació de entre esa emergente burguesía catalana que se había enriquecido por la revolución industrial de fines del siglo XIX, y por la demanda que había provocado la Gran Guerra Europea de 1914-1918. Pero un pequeño paréntesis de anhelos catalanistas, es cosa insignificante ante el enorme peso de esa historia de España de siglos de duración. Y eso es lo que me convence de que Cataluña nunca se separará del resto de la propia España. Dejemos Cataluña a la custodia de Sant Jordi, y España a la custodia del apóstol Santiago, que es santo y seña del actual mundo hispánico, y por lo menos nos podemos sentir doblemente amparados por ambos santos.
Me he centrado de modo muy resumido en Cataluña, pero si tuviera que hablar también de las demás regiones españolas, nunca podría terminar, porque son tan ricas, profundas y arraigadas, sus raíces de españolización, que se me antoja una tarea colosal.
España, como ocurre en los altibajos de la historia, ha tenido sus épocas mejores, y sus épocas peores. Creo que actualmente en lo político estamos pasando por una época de decadencia, en el sentido que nuestro individualismo ha multiplicado la cantidad de gente con cargos que viven de la política, cosa que a su vez ha generado un peso en impuestos demasiado excesivo, que ha llevado a una cada vez más recortada libertad pública, derivada de las nuevas, confusas y numerosas leyes que se le imponen al pueblo. Pero como tras lo malo, suele venir lo bueno, creo que llegará algún día que tendremos menos leyes, menos impuestos, menos políticos, más respeto a la propiedad, más valoración a los méritos de cada individuo, y más libertades,….porque nuestro carácter y nuestro temperamento es así: somos y hemos sido siempre un pueblo apasionado que ama la libertad, vela por la propiedad, se destaca por su profundo individualismo, y perseguimos la meta prosperar e intentar ser felices. La historia ha de seguir su rumbo, y creo que tendremos España para una eternidad, pues demasiadas cosas hemos tenido en común como pueblo, como para que llegue un día que se produzca una ruptura interna.
Para terminar, quisiera recordar a una mujer, que quizás fue la única que se hizo llamar “de España”: Lola de España, Lola Flores. Esa mujer no entendía nada de política, pero llevaba el arte flamenco en su sangre, que lo bailaba con pasión gitana, desde hacia muchísimos años, tanto en España como en el resto del mundo, especialmente en América, tanto en Nueva York, como en la América hispanoparlante. Una vez la vi. por televisión en el escenario, decir con profunda emoción, con las lágrimas casi saltándole de los ojos: “¡Están todos,… de todas las autonomías,… de Madrid, de Cataluña, de Andalucía, del País Vasco, de Galicia,…..¡todos!...¡están todos!....¡de toda España!...”. Y eso que dijo con profunda emoción me gustó, porque me hizo recordar que todos somos españoles, y que podemos sentirnos orgullosos de serlo.
¡Olé! . ¡Viva España!,… porque los españoles somos los mejores del mundo,….y además…¡terribles! .
Empezaré con haciendo referencia a una de las teorías del historiador Claudio Sánchez Albornoz, y el resto es aportación mía de mis observaciones personales. Para mayor detalle, añadiré que el político e historiador Claudio Sánchez Albornoz había sido Presidente de la República Española en el exilio. Según él, la cuna del hombre tenía su origen en Euro-Asia, donde, tras la última glaciación, empujaba a lo mejor de los distintos pueblos a expandirse hacia Occidente en busca de una vida mejor, y topándose con toda clase de luchas y convivencias durante miles de años, y ya fuera por el norte de África, el Mediterráneo, atravesando el Danubio, o viniendo del Norte,…inevitablemente esas migraciones acababan topándose con ese territorio que llamarían España, porque el océano les detenía. Por eso España era la tierra que estaba en el fin del mundo (de ahí el nombre de Finisterre, en un lugar de Galicia). Todo eso haría que se configurase y formase un pueblo común, procedente de lo mejor de todo el mundo, con un marcado carácter muy libre e individualista, acorde también con la formación geográfica de todo el país, básicamente montañoso, que se acabarían asentando y echando las primeras raíces en lo que los antiguos romanos llamarían Hispania. Según dice Claudio Sánchez Albornoz, a Roma le costó unos 200 años someter a España, mientras que para someter a Francia, de la mano de Julio César, a Roma tan sólo le costó 12 años. Y con esta introducción, termino la tesis de Sánchez Albornoz, pasando ahora a continuación a aportar la mía propia:
Para empezar, España significa piel disecada de toro, y ese nombre lo pusieron los fenicios, inventores del alfabeto, y por ende de la escritura, que comerciaban en sus costas, aunque los naturales de allí la llamaban Iberia. Eso era porque en los mapas de los fenicios, la península ibérica tomaba la forma de una piel de toro disecada, siendo además que el toro era el animal más representativo de aquellas tierras. De pequeño, cuando era un colegial de la primaria, y todavía gobernaba el dictador Francisco Franco, en la escuela nos habían hablado de muchísimos héroes españoles, tales como Viriato, Guzmán el Bueno, El Cid Campeador, Churruca, el defensor de Gerona Álvarez de Castro, …y toda una largísima lista de gestas imposible de continuar enumerando. Por no añadir de más los “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós, o todas aquellas historias de la España de las campanas y las cruces, que dejó honda huella en cada rincón de nuestro país, donde cada pueblo, cada municipio tiene su propia Iglesia. Nos enseñaron que los romanos decían que España había sido el primer país invadido y último dominado (recuerdo la heroica gesta de Sagunto, o más concretamente Numancia, resistiendo 14 años a Escipión Emiliano, vencedor de Cartago, que preferirieron suicidarse antes que dejar caer la plaza al invasor romano). Nos enseñaron, también, que España aportaria para Roma importantes personajes de gran calidad cultural y humana, como Séneca –que fue el mentor del emperador Nerón-, así como hasta emperadores como Trajano o Adriano. Roma fue la heredera del legado y del ideal occidental sobre la Libertad, la Propiedad y la Democracia, que tenía su origen en Grecia, pero que definitivamente pasaría a ser salvaguardado como principio por el temperamento pasional e individualista de los españoles, haciendo de él el pueblo del mundo que más ama la libertad, y por ello desde siempre ha sido un pueblo imposible de someter por cualquier otro pueblo o potencia extranjera. Porque es en esto en lo que destaca el pueblo español: en la esencia y salvaguarda del principio de La Libertad. Ese individualismo tan nuestro, hace también que seamos el país de la envidia, y del “hago lo que me da la gana”. Pero permitirme unos génesis al respecto, puesto que nuestra historia de alguna manera tiene su origen en las guerras sociales de la Antigua Roma republicana. La primitiva Ciudad-Estado de Roma había crecido y había extendido su imperio por el resto del mundo conocido, lo que había hecho necesario una ampliación de los derechos ciudadanos romanos en el resto de la ciudad fundada por Rómulo y Remo. Tras el fracaso de las reformas de Cayo Graco, el tribuno Marco Livio Druso quiso hacer unas leyes que extendieran la ciudadanía romana para el resto de los aliados itálicos, pero muchísimos romanos patricios se resistían a cambiar, pues para ellos, por encima de todo estaba Roma, y el resto del mundo contaba poco. Un militar romano plebeyo llamado Cayo Mario, en su juventud hizo su fortuna y su carrera, combatiendo contra los hispanos, de los que aprendió muchas cosas sobre tácticas y estrategias guerreras, conocimientos que le serían de gran utilidad para luego superar la amenaza de la invasión germana sobre la propia Roma (lo que facilitó que el militar plebeyo Cayo Mario –creador de la nueva legión romana, donde ya podían alistarse los otros romanos sin propiedades de la más baja escala social - hubiera podido obtener hasta 7 consulados, algo inusual en la Antigua Roma republicana donde el poder era muy dividido y limitado en tiempo para que nadie abusara de él), aparte de la otra amenaza de Mitridates desde Oriente, y la de Yugurta desde África, lo que hizo que en Roma se abriera un intenso período de guerras, tanto civiles como contra los extranjeros, en la que terminada una guerra, ya se iniciaba otra, en la que la propia Roma salía reforzada en experiencia política y militar, junto con la producción de millones de esclavos, consecuencia de las guerras. Guerras civiles entre romanos enfrentarían a consulares plebeyos como Cayo Mario, Cinna, Carbón, y Sertorio, contra el cónsul patricio Lucio Cornelio Sila, que regresaba de Oriente tras someter a Mitridates. Quinto Sertorio, brillante militar que perdió un ojo en combate, traería a España el teatro de la guerra civil romana, enfrentándose a las tropas de los consulares Cecilio Metelo Pío, y Pompeyo Magno, ambos aliados de Sila. Quinto Sertorio, de grandes dotes militares, y de quien se dijo que de haberse quedado en Italia, Sila no hubiera derrotado a la fracción plebeya marianista, fue el que aplicó por primera vez en España un Senado hispánico, copia del Senado romano, en sus usos democráticos. Al final, con gran dureza, Sertorio y su ejército hispánico serían derrotados por Pompeyo, pero era más debido a la traición del consular Perpenna, que no al mérito de Pompeyo. Y luego, tiempo más tarde, las tropas de Julio César en el teatro de la guerra español, venciendo en Lerda (Lérida), y Munda (cerca de Málaga) al resto del ejército pompeyano. Con esto, España aprendería la esencia de la libertad, la propiedad, y la democracia de Roma, así como el sotisficado arte de la guerra romana. De modo que el parlamentarismo español, o las cortes medievales de coronas tales como las de Castilla, Aragón, o Cataluña, tienen su origen en el Senado Hispánico aplicado por Quinto Sartorio, que tenía su sede en Osca (la actual Huesca, en Aragón). Cayo Mario, aprendería el arte de la guerra combatiendo contra españoles, y sería el maestro del más grande conquistador romano: Cayo Julio César, que también aprendió muchísimo de los españoles, al iniciar su carrera militar como cuestor en España: unas tácticas de combate, que luego aprendidas, le resultaría relativamente fácil librar batallas en otros lugares del orbe romano. Lo que forjó la grandeza de Roma fueron básicamente tres cosas: el espíritu de la libertad y con ello la forma democrática de reparto del poder, el absoluto respeto a la propiedad, y el profundo conocimiento del arte de la guerra (de la que España era la provincia romana que más sudores y sangre había costado a Roma). Luego fueron básicamente los españoles los que heredarían el legado de Roma sobre la libertad, la democracia, el respeto y amparo a la propiedad, y el mejor arte que se conocía sobre la guerra. Tras la invasión de los bárbaros y los moros, se iniciaría un período de reconquista, que duraría unos ocho siglos, en la que España, aparte de ser heredera de las legiones romanas, perfeccionaría aún más su arte de la guerra, en los largos siglos de constantes luchas en guerras de reconquistas. Apenas se mezclaron visigodos o moros, con el original pueblo español, aunque esos intrusos invasores ostentaran temporalmente los puestos del poder hispano. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, y con esa larga experiencia en guerras, haría que las extensas tierras americanas fueran muy fáciles de conquistar por parte de los españoles, maestros indiscutibles en el arte de la guerra. El nuestro llegó a ser el imperio más grande y poderoso de su época, en la que el rey Felipe II llegó a decir que en su imperio no se ponía el sol. En una Europa fragmentada por los estados feudales, España, con el matrimonio de los Reyes Católicos, formaría el primer Estado europeo de la época moderna. Los nuevos tiempos debilitarían al poder feudal, y las monarquías tenderían a centralizar el poder político y a ser monarquías absolutas, para llegar a monarquías de despotismo ilustrado, hasta que la Revolución Francesa contagiaría de las nuevas ideas liberales a toda Europa, dando lugar a que el siglo XIX fuera un siglo de revoluciones en prácticamente todos los países europeos.. El último monarca español de la Casa de Austria, Carlos II, decidió en su testamento hacer heredero de la Corona Española a un miembro de la francesa Casa de Borbón llamado Felipe de Anjou, que a la vez era nieto del rey francés Luis XIV. El resto de sus familiares de la casa de Austria se lo tomaron mal, por lo que propusieron un heredero Austria para el trono español, que sólo contó con el apoyo de la parte catalana de España, lo que provocó una guerra de sucesión, en la que el nuevo rey Felipe V de la Casa de Borbón y legítimo heredero de Carlos II, ganó contra la oposición de la facción catalana de no reconocerle como rey de toda España , y en represalia suprimió la lengua catalana, como lógica medida de tener el enemigo bajo control (algo parecido haría temporalmente el vencedor de la pasada guerra civil española, a quienes no “hablaban en cristiano”, o sea en español). Debemos de recordar que eso no fue un conflicto entre periféricos y centralistas (como habitualmente ocurre en las guerras de sucesión o secesión), sino por una discusión derivada de quién era el legitimo sucesor a la Corona de España, en unos tiempos que todavía predominaba la mentalidad feudal en el esquema político-social de las cosas. Eso daría lugar a esa leyenda del 11 de septiembre de 1714, con la derrota de los partidarios catalanes del Archiduque Carlos de Austria, que se tiene en Cataluña, y que muchas veces hace una interpretación errónea e ilógica de la historia.
No obstante, diversos problemas políticos internos, llevarían a fraccionar al Imperio Español, siendo Cuba y Filipinas, los últimos lugares que se independizarían de España con unas insurrecciones que costaron abundante sangre a ambos bandos, quedando tan sólo el original territorio de la Península, y algunas plazas africanas, que se perderían también bajo el último dictador español, Francisco Franco, tales como Sahara, Ifni, y Guinea ecuatorial. Curiosamente los territorios africanos de Ceuta y Melilla, que son considerados la parte menos española de España, son los que se sienten más españoles, y más integrados a España, tal como últimamente lo evidenciaron y demostraron las sendas visitas de los Reyes de España, con disimulado disgusto de Marruecos, que los reclama como propios. El último intento de fraccionar aún más a España, tuvo lugar en los años 30 del siglo pasado, que costó una terrible guerra civil, en la que no sólo se luchaba por la unidad de España, sino también para evitar que cayera bajo la influencia del comunismo ruso, aún a pesar de aquellos que proclamaban preferir “una España roja, antes que una España rota”. Aquella guerra civil, era a la vez una guerra de religión, de clases sociales, y de separatistas, que dio la victoria al bando liderado por el general rebelde a la República Francisco Franco. En la España del consenso de 1978, se diseño una Constitución que tolera unas autonomías territoriales, pero bajo un marco de unidad española, con el objeto de que de algún modo contentar a aquellos que de otra manera serían separatistas ( fue la aplicación del famoso “café para todos”, por parte del entonces presidente del gobierno Adolfo Suárez), y para satisfacer a ese temperamento individualista propio de los españoles, que hace que seamos el único país del mundo con el mayor número de parlamentos, de diputados, de ayuntamientos y de alcaldías, de diputaciones provinciales y de consejos comarcales (con todos esos representantes políticos de más que eso supone). De alguna manera volvemos a la experiencia de los reinos de taifas, de la época de la Reconquista, en los que, por ejemplo, no se sabe qué dinero aportará cada autonomía, para financiar la parte de la compra de coche nuevo que ofrece el actual presidente Rodríguez Zapatero. Somos el único pueblo del mundo, que dentro de nuestras fronteras, hablamos mal de nuestros vecinos internos, pero que fuera de nuestras fronteras nos sentimos orgullosos de ser españoles.
Somos un pueblo tan individualista, tan apegado a la propiedad (cada español pretende tener su propia casa), y tan amante de la libertad, que ningún otro pueblo del mundo consiguió someternos, y que cuando se metieron con nosotros tuvieron muy graves problemas: los romanos no lograron dominarnos, los moros fueron barridos de nuevo a África, Napoleón se estrelló en España, y si a Hitler se le hubiera ocurrido someter a España al Tercer Reich, lo hubiera tenido aún muchísimo más crudo que lo que tuvo con el invierno ruso. Con esos referentes, podríamos decir que somos el mejor pueblo de toda la Tierra, y que con nuestros valores de libertad, propiedad, democracia, solidaridad e individualismo, podemos llegar a convertirnos en los líderes del mundo,…para esa finalidad que ha de tener toda la nación española y su pueblo: ser una unidad de destino en lo universal, portadora de grandes empresas comunes de mejora colectiva, que esta es finalmente la razón de ser de España y de la grandeza del pueblo español, en mi modesta opinión. En lo deportivo, por ejemplo, en la actualidad el tenista Rafael Nadal es todo un ejemplo a seguir por todos los demás sectores de la vida española. Mientras aquellos que habían sido pueblos fraccionados, se reunificaron, tales como Alemania, Italia, Estados Unidos, etc…, formando un estado federal, ya que entienden que en la unidad del país está la fuerza, sería algo triste e ilógico que España siguiera hacia una senda de la fracción, y se independizaran territorios españoles tales como Cataluña, Andalucía, País Vasco, Galicia, Canarias, etc….Por fortuna, esos independistas son una minoría muy reducida, tal como podemos ver en el espectro político, cada vez que se celebran elecciones en sus respectivos territorios. En general, los políticos independistas, como por ejemplo, el caso de Cataluña, lo componen personajes bastante mediocres, y con muestras de pésimas gestiones políticas que no benefician a los ciudadanos; por ejemplo, que un independista de ERC como Carol Rovira, vicepresidente de la Generalitat Catalana (que además es un “charnego”, hijo de padre aragonés y de madre catalana) abra una embajada catalana en Nueva York que ha costado muchos cientos de miles de euros, es todo un ejemplo de despilfarro e innecesidad que en nada beneficia a los ciudadanos españoles del territorio catalán.
Lo que como español, que vive y trabaja en Cataluña, me lleva a plantear la cuestión catalana. Desde luego, soy español, como soy catalán, que además del idioma español, hablo y me expreso en esa lengua vernácula que es el catalán (ambas lenguas derivadas del latín romano), siendo la lengua catalana, la que habitualmente hablo, aunque tampoco tengo ninguna dificultad para la otra lengua, con la que suelo hablar con inmigrantes o con quienes prefieren que se les hable en español. Y es que para mí ser catalán es otra manera de ser ciudadano español, con una historia común que nos une como pueblo. Comprendo que existan gentes que deseen la independencia de Cataluña, por eso del idioma catalán, o lo que llaman “hecho diferencial catalán”, que no sé muy bien a lo que se refieren, salvo quizás a esa lengua común derivada del latín, o a esa sardana que suele bailarse (aunque original de Llivia, el pequeñísimo trozo de España en territorio pirenaico francés, hay quienes sostienen que tiene un origen andaluz), o a esa barretina color rojo con banda negra, que tiene su origen en los bandoleros serranos que aparecen en los grabados de Goya. Lo que yo no dudo es de la demostrada españolización de Cataluña, y que desde los albores de la historia, Cataluña siempre ha sido y se ha sentido española. Por ejemplo, Barcelona, la capital catalana, es un lugar donde han realizado sus vidas gallegos y vascos, múrcianos y andaluces, extremeños y aragoneses, y demás gentes de todos los rincones de España, incluidos los indianos que regresaron de las colonias americanas…; allí hay dos famosas plazas de toros que son testimonios de la fiesta nacional; tiene un famoso monumento a Cristóbal Colón, porque es allí donde regresó de América con sus carabelas; y también es en Barcelona donde regresó don Juan de Austria, tras derrotar el expansionismo turco que amenazaba la cristiandad en Lepanto, batalla donde también lucharía nuestro universal escritor Miguel de Cervantes, en cuya obra “Don Quijote de la Mancha” también vemos varios parajes del caballero andante en Cataluña. Nuestro historiador gerundense Vicens Vives explicaría cómo antes habían marchado en inferioridad de condiciones, las tropas de toda España, especialmente las de Aragón, para frenar al peligro turco. Además Lope de Vega definió a la Ciudad Condal como la mejor fachada de España en sus conocidos versos. Y por si fuera poco, todo quien haya visitado Barcelona o vaya habitualmente a las numerosas ferias que se convocan en la barcelonesa zona de Montjuic, sabe que la exposición de 1929 dejó un Pueblo Español, que es la síntesis de lo que su propio nombre indica. Y es que Barcelona, aparte de club de fútbol Barça, también tiene su propio campo de fútbol y otro club futbolero, que llaman el Español, igual que en Madrid tienen dos clubs de fútbol, el Real y el Atlético. No cabe duda de que Barcelona es tan española, como Madrid, Sevilla, Bilbao o Valencia, respirándose españolización por todos sus poros.
Todas las actuales capitales catalanas recibieron su nombre de los romanos, pero Cataluña, antes de ser la Cataluña propiamente dicha, fue lo que llamaban el territorio de la Marca Hispánica, uno de los lugares donde se iniciaría la reconquista peninsular, y que tiene como testimonio, por ejemplo, en Gerona, la Torre de Carlomagno, uno de los anexos a esa Catedral de Gerona, tan llena de historia y de cuestiones españolizadas, que al ser terminada, vendría a ser inaugurada por el propio rey Fernando VII. No nos podemos dejar de lado a Tarragona, que la fundó Escipión, y a la que Julio César le dio el nombre de Tarraco, lugar donde el apóstol San Pablo entró en España para su predica, y donde el emperador romano Adriano convocó a todos los pueblos de España en una gran asamblea. Las playas de Salou, donde Don Jaime el Conquistador embarcó para reconquistar Mallorca de los moros. Los monasterios tarragoneses de Santes Creus y Poblet, que con sus históricos sitios gloriosos les valieron los títulos de Fidelísima y Ejemplar, y el lema “antes morir que rendir”, allí es donde el presidente de la Generalitat catalana Tarradellas ha dejado bajo custodia de los monjes, sus documentos privados, que tienen gran importancia histórica, y que por deseo expreso suyo no pueden ser abiertos hasta pasada determinada fecha, para que puedan juzgarse con la suficiente imparcialidad y sin esas pasiones políticas que darían lugar a malos entendidos. Reus, la patria catalana de Prim, uno de los grandes españoles de todos los tiempos. Y para no olvidarnos de Lérida, la Lerda romana, lugar que dio refugio a parte del gobierno romano en el exilio, acogiendo a los pompeyanos antes de enfrentarse a Julio César, y con la Seu de Urgell, morada de uno de los dos coprincipes andorranos. Y referente a la última provincia catalana, Gerona, decir que tanto su monasterio de Roda, como la ciudad medieval de Besalú, fueron clave en la reconquista de España, y antes de que hubiera condado de Barcelona, lo hubo de Ampurias, con toda esa historia unida a la memoria de personajes como el bárbaro godo Juan de Biclara uno de los primeros obispos gerundenses, el abad Oliva, el ampurdanés Ramón de Muntaner, o el fino pensador Francisco de Eiximenis. No obstante la gesta histórica más importante de Gerona fue la del heroico sitio defendido por el General Alvárez de Castro (que era andaluz) contra la invasión de Napoleón Bonaparte, que decretó, lo mismo que Palafox en Zaragoza, el bando de “pena de muerte al que hable de rendirse”, lo que le valió el título de Muy Ilustre e Inmortal Ciudad de Gerona, de la que nos orgullecemos, y además los herederos de los reyes de España han solido llevar el título de Príncipe de Gerona. Fue Cataluña, pues la puerta de España, por donde entraron y salieron todos los invasores y colonizadores de España. El monasterio de Ripoll, el de Montserrat (donde está la Moreneta, la única Virgen Maria negra del mundo), el de Nuria, el de Poblet, el de Vic, etc… con toda su historia propia, catalanas, pero unidas a la españolidad. Cataluña es parte de España, como cualquiera de sus 17 comunidades autónomas, y cualquier español puede llegar a ser Presidente de la Generalitat, como en esos momentos lo es un español de Andalucía llamado Don José Montilla. Lo mismo puede darse que cualquier catalán llegue a ser Presidente de la Junta de Andalucía, o Lehendakari de las Provincias Vascongadas. Manuel Chaves, ex presidente de la Junta de Andalucía, es ahora vicepresidente y ministro del gobierno español. José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha, es ahora presidente del Congreso Nacional español. Lo mismo Arthur Mas podría llegar a ser presidente de La Rioja, si no lograra serlo de Cataluña, tal como es su ambición. Cualquier español es igual en derechos y deberes hacia España, en cualquier rincón de ese país suyo que lo ha visto nacer. Esa es mi forma de ser y de pensar, y es el concepto que tengo de la españolidad, aún siendo catalán de nacimiento.
Cierto es que en la historia de cada región española pueden encontrarse paradojas, pero lo que es indiscutible es que desde el matrimonio de los Reyes Católicos, se sentaron las bases para la unidad nacional, antes que cualquier otra nación de Europa y del mundo. Y no se debe de faltar al respeto a la Historia, a la España que vivieron, y por la que murieron nuestros ancestros; y por eso la bandera española en su color rojo simboliza la sangre, y en el amarillo el oro, por lo que este pueblo dio por su patria. Pretender separarse Cataluña, La Rioja, Andalucía, Extremadura, o cualquier región del resto de España, ¿sobre qué bases históricas se sustentaría?. Nada peor que no tener patria, ni ancestros, ni pertenecer a un pueblo heredero de gloriosas tradiciones. España es la patria común de todos los españoles, y cuando hablamos de Cataluña, de las Baleares, de Valencia, de Cantabria, y de cualquier otro lugar de la geografía española, estamos hablando de España, y sin complejos., como lo hacia Francesc Cambó, uno de los representantes del catalanismo político que apareció en los albores de la revolución industrial, que representaba al partido político llamado Lliga, en donde se aglutinaban importantes sectores de la burguesía catalana.. El catalanismo político, que no es necesariamente el independentismo, nació de entre esa emergente burguesía catalana que se había enriquecido por la revolución industrial de fines del siglo XIX, y por la demanda que había provocado la Gran Guerra Europea de 1914-1918. Pero un pequeño paréntesis de anhelos catalanistas, es cosa insignificante ante el enorme peso de esa historia de España de siglos de duración. Y eso es lo que me convence de que Cataluña nunca se separará del resto de la propia España. Dejemos Cataluña a la custodia de Sant Jordi, y España a la custodia del apóstol Santiago, que es santo y seña del actual mundo hispánico, y por lo menos nos podemos sentir doblemente amparados por ambos santos.
Me he centrado de modo muy resumido en Cataluña, pero si tuviera que hablar también de las demás regiones españolas, nunca podría terminar, porque son tan ricas, profundas y arraigadas, sus raíces de españolización, que se me antoja una tarea colosal.
España, como ocurre en los altibajos de la historia, ha tenido sus épocas mejores, y sus épocas peores. Creo que actualmente en lo político estamos pasando por una época de decadencia, en el sentido que nuestro individualismo ha multiplicado la cantidad de gente con cargos que viven de la política, cosa que a su vez ha generado un peso en impuestos demasiado excesivo, que ha llevado a una cada vez más recortada libertad pública, derivada de las nuevas, confusas y numerosas leyes que se le imponen al pueblo. Pero como tras lo malo, suele venir lo bueno, creo que llegará algún día que tendremos menos leyes, menos impuestos, menos políticos, más respeto a la propiedad, más valoración a los méritos de cada individuo, y más libertades,….porque nuestro carácter y nuestro temperamento es así: somos y hemos sido siempre un pueblo apasionado que ama la libertad, vela por la propiedad, se destaca por su profundo individualismo, y perseguimos la meta prosperar e intentar ser felices. La historia ha de seguir su rumbo, y creo que tendremos España para una eternidad, pues demasiadas cosas hemos tenido en común como pueblo, como para que llegue un día que se produzca una ruptura interna.
Para terminar, quisiera recordar a una mujer, que quizás fue la única que se hizo llamar “de España”: Lola de España, Lola Flores. Esa mujer no entendía nada de política, pero llevaba el arte flamenco en su sangre, que lo bailaba con pasión gitana, desde hacia muchísimos años, tanto en España como en el resto del mundo, especialmente en América, tanto en Nueva York, como en la América hispanoparlante. Una vez la vi. por televisión en el escenario, decir con profunda emoción, con las lágrimas casi saltándole de los ojos: “¡Están todos,… de todas las autonomías,… de Madrid, de Cataluña, de Andalucía, del País Vasco, de Galicia,…..¡todos!...¡están todos!....¡de toda España!...”. Y eso que dijo con profunda emoción me gustó, porque me hizo recordar que todos somos españoles, y que podemos sentirnos orgullosos de serlo.
¡Olé! . ¡Viva España!,… porque los españoles somos los mejores del mundo,….y además…¡terribles! .
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2 comentarios:
He leido con detenimiento tu entrada, y me ha encantado. Soy de Cordoba, y con un razonamiento similar al tuyo no creo que España pueda dividirse nunca. Los politicos van y vienen, las fronteras cambian con el tiempo, y las personas, como seres individuales mueren. Es el concepto de nacionalidad que llevamos en los genes (y no el de diccionario politizado) el que perdurará por siempre, como hasta ahora lo ha hecho.
Como se suele decir: La historia solo se puede juzgar con los siglos.
Te animo a visitar mi blog:
http://www.gregorioperalta.blogspot.com/
Que aparquen tanta demagogia catalanista y nos cuenten la TOTAL CORRUPCIÓN que les envolvió...
JORDI PUJOL Vs. JOSEP BORRELL.
FRAUDE FISCAL, HACIENDA Y DIAGONAL MAR-FÓRUM.
JUICIO SEPTIEMBRE PRÓXIMO.
Rafael del Barco Carreras
Ni críticos ni propagandistas los unen, más allá de su afición populista a disfrazarse al estilo de los Coros y Danzas de la Sección Femenina, o disfrutar del idílico Pirineo Catalán. Disfraces y lugares compartidos con los hombres de sus cloacas. Pujol con su asesor fiscal para las privadas declaraciones de renta, JOAN ANTÓN SÁNCHEZ CARRETÉ, al que Fiscalía pide 6 años y 4 meses. Y Borrell, con su subordinado el Delegado de Hacienda, y su íntimo desde la infancia el Jefe de la Inspección de Hacienda en Cataluña, JOSÉ MARÍA HUGUET TORREMADÉ, 16 años de petición.
Septiembre 2009. Veinte años de subterráneas luchas políticas, de expedientes silenciados, de chantajes, de millones repartidos, entrando en juego tanta esposa con cuernos, o sustituidas por más jóvenes (el inspector Álvaro Pernas único condenado a 10 años por sus arreglos financieros con una cubana), que los cargos salen una y otra vez del fondo de las estanterías.
No voy a novelar, con leer y querer entender lo escrito entre líneas por la Fiscalía Anticorrupción, intercalando con lo publicado por varios autores en libros de nula difusión, muy citados en LA GRAN CORRUPCIÓN, es suficiente. Pero los votantes pujolistas o socialistas no quieren saberlo, o ni se enteran, porque con la subvencionada Prensa y sospechosa (ful o pastel) Oposición barcelonesas, es casi imposible tomar conciencia del grado de corrupción alcanzado. Estábamos en pleno OASIS CATALÁN.
El difunto “muerto en extrañas circunstancias en Panamá” John Rosillo (del fantasmal y desaparecido GRUPO KEPRO creador de Diagonal Mar, “amigo” de Josep Pujol y Maciá Alavedra) y Sánchez Carreté (asesor fiscal del Grupo) eran los hombres de Pujol en el gran pelotazo de DIAGONAL MAR-FÓRUM, iniciado con la compra a los Albertos de los terrenos de MACOSA por 10.000 millones. Y Huguet, sus inspectores, Borrell-Serra-Maragall, por y para los Socialistas. Fiscalía, en sus conclusiones provisionales, nos muestra unas cifras de lo corriente por los 90, cuando el Clan Estevill (que solucionará los problemas PENALES de DIAGONAL MAR) mantenía a unos cuantos en prisión para redondear ganancias extorsionando, asociado con los mismos inspectores de Hacienda, y creando el necesario terror mafioso a la par de proclamado por la Prensa “azote de la burguesía”. ¡Y lo sabía el TODO BARCELONA!
Pujol y Borrell se necesitaban para recalificar, financiar, presupuestos, eludir impuestos, competencias marítimas, Madrid. Y se entendieron tan a la perfección que crearon una Burbuja Inmobiliaria y Financiera que me atrevería a cifrar en conjunto en no menos de 3 BILLONES DE PESETAS, repartidas en la actualidad entre infinidad de hipotecas y créditos en bancos, caixas y cajas, además partidas presupuestarias en Ayuntamiento, Generalitat y Estado. Y visto el éxito de ventas, o las “hipotecas ninja”, la inversión no se amortizará jamás. El negocio del Siglo, tanto o más que las Olimpíadas. UN IMPORTANTE SUMANDO EN LA CRISIS ACTUAL. Y de su bolsillo nadie puso un duro, al contrario. Todo dinero bancario. El ahorro español y de las instituciones europeas.
He de confesar que no había leído esas conclusiones aunque las tenía desde hace dos años… pero si me propongo acudir y comentar sobre ese juicio, como digo, la guinda de mi pastel “Barcelona, 30 años de corrupción”… deberé ponerme al día de mentiras y silencios…
Ver el fraude fiscal de KEPRO Y DIAGONAL MAR descrito por Fiscalía en imágenes de www.lagrancorrupcion.blogspot.com
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