lunes, 15 de junio de 2009

HABLEMOS DEL AMOR, PUESTO QUE NO HAY MÁS REMEDIO.



No es que me inventara el título, pero es que ya sabía que en alguna parte lo había dicho uno de mis cantantes favoritos, Julio Iglesias, y me ha venido de perlas como título de esa entrada en mi blog.

Se hace bastante complicado hablar sobre ese tema, que puede ser infinitivamente largo e interminable, pero lo intentaré. El amor es un sentimiento y una aspiración misteriosa, de la que ¿cuántas veces hemos tratado sobre ello en toda nuestra vida?. Razón tenía Julio Iglesias, al expresar que no nos quedaba otro remedio que tratar sobre él. Sin saberlo, sin esperarlo, nos hemos ido enamorando de tal o cual persona, y acabando muchas veces inesperadamente como resultado aquel viejo dicho español de “loco amor: yo por vos, y vos por otro”.

Pero de verdad, ¿dura el amor, en el sentido pasional de la palabra?. Claro que puedes sentir admiración y atracción por una persona, y por ello quererla, sin estar necesariamente enamorado. Pero ese amor pasional, único, ¿es eterno?. Una vez encontré en un libro que hablaba sobre separaciones y divorcios, una curiosa estadística: indicaba que la mitad de los que se casan, acaban en divorcio, y de los que no se divorcian, la otra mitad se aguantan, y la otra mitad se llevan bastante bien con el añadido de felicidad que eso puede comportar. ¿Tendrán algún significado esas estadísticas?. En la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, las rupturas de pareja representan un 70 ó un 80%, que no recuerdo exactamente. Recuerdo que tenía un amigo con una esposa muy gruñona, criticona, dominante, y siempre de muy mala leche, que me dijo una vez: “yo a mi mujer no es que la quiera, pero como tengo una hipoteca y una hija, si me divorciara corro el riesgo de quedarme sin casa, y sin poder ver crecer a mi hija”. La cosa es muy lamentable, por cierto, y las leyes muy injustas al dar situaciones como esta.Pero sobre el amor decía la Madre Teresa de Calcuta. “La más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado. La más grande enfermedad hoy en día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el sentimiento de no ser reconocido. Hay más hambre en el mundo por amor y por ser apreciado, que por pan. Algunas veces pensamos que la pobreza es sólo tener hambre, frío y un lugar donde dormir. Pero la pobreza de no ser reconocido, amado y protegido, es la mayor pobreza. Debemos comenzar en nuestros propios hogares a remediar esta clase de pobreza.” . Creo que con esto, la buena de la Madre Teresa ha querido decir a su manera aquella conocida enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. A lo que yo añadiría, si el amor no es posible, por lo menos sepamos ser seres civilizados que nos respetemos y nos toleremos los unos a los otros, sabiendo estar cada uno dentro de sus propios límites sin traspasar la barrera del otro.

Por una parte, no hemos sido educados para el amor (y que yo sepa, eso nunca se ha enseñando en la escuela, sino que lo viene aprendiendo uno mismo por cuenta propia y de forma improvisada), y por otra parte, muchas veces ocurre que pensando demasiado en uno mismo, no se tiene tiempo para pensar en el amor, en la forma de hacer felices a aquellas personas que tenemos más cerca, interesándomos por ellas. No obstante existen personas que tienen el don de saber ser simpáticas, encantadoras, amables, abnegadas, voluntariosas, que saben querer a los demás y hacerse querer por los demás. A veces al final uno termina pensando que hubiera sido mejor conquistar y cuidar a esa mujer que ha amado a uno, que no levantar una gran empresa, llegar a ser el primer ciudadano del país, o levantar un imperio.

Y vuelvo a remitirme a la Madre Teresa de Calcuta, que dijo “Sentirse no reconocido, no amado, no protegido, olvidado por todos, pienso que es un hambre mucho más grande, una pobreza mucho más grande, que la de la persona que no tiene nada para comer. No pienses que el amor, para ser genuino, tiene que ser extraordinario. Lo que necesitamos es amar sin cansarnos. Cada vez que sonríes a alguien, es un acto de amor, un regalo a esa persona, una cosa hermosa. Las actitudes buenas y generosas son eslabones que forman una cadena de amor”. Ocurre también que generalmente nos inspiran amor aquellas personas que se lo merecen, sea por su bondad, por su amabilidad, por su belleza, por su inteligencia, por sus logros personales, por sus méritos, etc.... A algunas personas les es difícil amar, y hasta respetar a los demás; circunstancias de la vida que fueren, les ha convertido de una frialdad indiferente, y hasta algunos saben mostrar odio manifiesto, falta de respeto. Ya decía Einstein: “Dos cosas son infinitas: el universo, y la estupidez humana”. Se hace difícil poder amar a alguien con manifiesta estupidez humana, y como el odio es un sentimiento malsano y agotador, queda la indiferencia, el no sentir aparentemente ni amor ni odio. Por otra parte, no todas las personas saben amar, ni todas están hechas para ser amadas como se merecen. De alguna manera aquí se produce aquel mercantilismo de “oferta-demanda, y opción del mejor postor”, como si el amor fuera un bien que buscamos poseer dentro de nuestras posibilidades y naturales deseos de tener lo mejor.

Creo que para amar a alguien, tienes que sentirte bien en la compañía de la otra persona. Cuando la deseas como pareja, tienes que tener en cuenta que no es el “príncipe azul” o salvador de ninguna cosa, es solamente un compañero de viaje, con individualidades propias, puesto que cada persona es diferente, y amarla implica reconocerla tal como es. Y para que la relación funcione, se ha de dar la circunstancias que han de ser los dos los que han de tener deseo y voluntad de que esta funcione. Ya lo decía la gran escritora española de novelas de amor Corin Tellado: “La felicidad consiste en el placer compartido con otro”.
Creo que cada persona de cada sexo, debe de buscar a esa otra persona que más o menos le guste, y como ocurre con las cosas de la vida, ganarse y conquistar a esa otra persona que se desea, sin perder la perspectiva de que a veces no suele haber suerte, y que también a veces aquella persona no cumple las expectativas que se espera de ella, con todas sus consecuencias. Pero si de verdad eres una persona valiosa y has sido rechazado o no correspondido amorosamente, en alguna otra parte puedes encontrar a ese alguien que te amará, te valorará, y serás importante para ella. Entonces, cuando la encuentres, trata de dar a ella lo mejor de ti mismo a fin de recibir a cambio todo el amor de que te has hecho merecedor. Porque el amor nunca se sabe: puede salir sencillo o complicado, pero finalmente todo grato si ambos desean sinceramente que sea así. Y cada caso es una historia con sus propias particularidades. Eso me hace recordar una indicación que me dio cuando yo era muy joven, un viejo compañero de trabajo: “hay muy pocas chicas buenas, pero si alguna vez conoces a alguna, no dejes de escapar la ocasión de conocerla”. Es un consejo que he seguido con frecuencia, pero bastantes calabazas me encontré por el camino. Lo que también me lleva a recordar aquel viejo adagio que dice: “para conocer bien a una persona, antes hay que haber cenado con ella dos mil kilos de sal en sopas”.

Recuerdo que una vez leí en el Kama Sutra: búscate una pareja en similares medidas físicas. El sexo es una atracción natural, y una de las mejores cosas que pueden ofrecerse voluntariamente de forma mutua una pareja. Por eso, la apariencia física también es importante, y en gran parte, el físico es el reflejo de la personalidad de cada persona.

Con demasiada frecuencia acaba el amor en extrañeza: sin darnos cuenta y sin saber por qué, nos enamoramos y amamos a alguien, y también ese amor no nos es correspondido. Mejor dicho, eso me recuerda a cierta conocida cita de la escritora brasileña Cecilia Meireles, que decía: “Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos, hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz. Pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre”.

Os deseo mucha suerte en el amor. Yo por mi parte, ¿encontraré el amor?. Eso me recuerda el Fausto de Goethe, cuando se enamoró de la joven doncella Margarita. La ventaja de la edad y de la experiencia, es que te convierte en un sabio sobre el tema amoroso,....pero, como el viejo doctor Fausto: conviene vender el alma al diablo, a cambio de ese atractivo masculino que reclaman las mujeres. ¿Conocéis la historia de Cyrano de Bergerac, escrita por Edmund Rostand?: en ella vemos a una joven doncella que se enamora de los contenidos de unas cartas que recibe, pero no que no sabe es que el autor es un hombre de edad madura. Esa obra la escribió Edmund Rostand, porque vivió la experiencia de un amor no correspondido.

Ya lo cantaba una conocida canción de The Beatles: “love, all than you need is love” (amor, todo lo que necesitas es amor). Pero yo os dejaré con otra canción más española: “la mujer de tu vida”, esperando con ello os traiga suerte a todos aquellos que sois solterones como yo y que soñáis con encontrar algún día a alguna mujer cariñosa, guapa y buena, que os quiera y os valore por todo ese amor que seréis capaz de ofrecerle. Os la dejo con el video que os inserto más abajo

Deseándoos buena suerte, os dejo, habiendo hablado un poco sobre el amor, puesto que no me quedaba más remedio.

POSTDATA.- Otros días seguiré hablando sobre el eterno tema del amor.




1 comentario:

XAVIER VALDERAS LÓPEZ dijo...

LO SIENTO, NO SE ME HA PODIDO SUBIR EL VIDEO, QUE ES MUY DIVERTIDO. LO INTENTARÉ OTRO DÍA. HASTA LA PRÓXIMA.