domingo, 28 de febrero de 2010

LIBRE TOCATA Y CRÍTICA DE LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA




Después de Estados Unidos, con unos 300 millones de habitantes, España con otros poco más de 40 millones de habitantes, en los últimos tiempos, ha sido el segundo país del mundo que más inmigrantes ha recibido, y el primero del mundo en recibir, aceptar, y acoger a cualquier inmigrante ilegal de cualquier rincón del mundo. Son las consecuencias erróneas de aprovecharse de una de las democracias más libres que existen en el mundo (aunque con defectos), y en donde más se respetan los llamados “derechos humanos”.

Pero cuando los españoles emigrábamos a otros países, lo solíamos hacer siempre legalmente, y con el contrato de trabajo dentro de la maleta. Ahora bien, hoy en día si un español se aventura a emigrar al Lejano Oriente y atraviesa ilegalmente la frontera de Corea del Norte, le caen 12 años de trabajos forzados; si atraviesa ilegalmente la frontera de China, es posible que jamás se vuelva a saber nada de ese español. Si se le ocurre probar fortuna en un país musulmán, y por ejemplo, si atraviesa ilegalmente la frontera de Irán, le detienen por tiempo indefinido; si atraviesa ilegalmente la frontera de Arabia Saudí, le meten en la cárcel; o si atraviesa ilegalmente la frontera de Afganistán, le disparan sin contemplaciones. Supongamos que pretende emigrar a un país Latinoamericano: si atraviesa ilegalmente la frontera de Venezuela, le acusarán de espía y su futuro se habrá acabado; o si atraviesa ilegalmente la frontera de Cuba, puede que sufra cadena perpetua como preso político. Y hasta simplemente si va a cualquier otro país de esos donde proceden la inmensa mayoría de los inmigrantes que tenemos en España como simple turista, y por ejemplo, tiene la mala suerte de atropellar a alguien aunque no tenga la culpa, puede terminar en la cárcel sin juicio, y hasta ser condenado a muerte. Y no digamos si le ven fumarse un porro, o meterse con alguna mujer. No obstante, supongamos que un español emigra legalmente con todos los papeles en regla a Rumania, a Marruecos, a Gambia, a China, a Pakistán, a Ecuador, etc..., evidentemente no obtendrá ni sanidad, ni educación, ni amparo judicial, ni derechos laborales, ni mucho menos subsidios o abogado gratuito, siendo peor tratado en algunos casos, que cualquier delincuente común del país adonde emigre..



En contradicción a lo dicho anteriormente, cualquiera que no sea hijo del pueblo español, si atraviesa ilegalmente la frontera de España, el “maravilloso país de las libertades” consigue automáticamente por obra y gracia del gobierno de la “alianza de las civilizaciones” actualmente en el poder la siguiente larga lista de privilegios y ventajas:
Un certificado de empadronamiento. Una tarjeta de la Seguridad Social. Un colegio público gratuito para sus hijos, con preferencia por encima de cualquier hijo de español, sea en plazas escolares o en becas. El favor y apoyo de un montón de políticos, instituciones y medios de comunicación que le protegerán, en algunos casos incluso muchísimo más que a los propios españoles. Con suerte, un trabajo que indirectamente se arrebata a cualquier parado español, y en su caso, hasta un subsidio de paro. Poder vivir en donde le plazca, con garantías judiciales, incluso ocupando ilegalmente la vivienda o finca de cualquier vecino que se haya marchado de vacaciones. El derecho a enarbolar la bandera de su país cuando se manifieste cortando calles para protestar porque no se te respeta suficientemente. El derecho a utilizar los símbolos y normas de su religión, mientras cuestiona a los utilizados por la mayoría de los españoles, obligando a las instituciones públicas españolas a retirar sus crucifijos, retratos de la Virgen Maria, o los nombres religiosos que llevaban por tradición algunos colegios públicos. El derecho a abogado gratuito a cargo del Estado (con interprete de idiomas incluido, a expensas, también, del erario público español), que lo embrollará todo lo disponible en las benefactoras leyes españolas y benévolos decretos gubernamentales con los extranjeros, para conseguir que no se le encarcele ni se le expulse de España, por mucho que haya delinquido reiteradamente. Que, por citar un ejemplo, una activista saharaui con un pañuelo que le cubre la cabeza (y con todo lo que ello simboliza de represión a la dignidad de las mujeres) sea mejor tratada y atendida por nuestro gobierno que cualquier ciudadano español que ve violado sus derechos y su dignidad, y no consigue ni una pizca de atención, ni quejándose al último elemento institucional disponible: el Defensor del Pueblo. O el último ejemplo más reciente: que un preso de Guantánamo tenga mejor trato y atención que cualquier otro preso español, con toda la protección del gobierno de la “alianza de las civilizaciones”. Y por si fuera poco, en determinados casos esos inmigrantes ilegales van camino a conseguir (por parte de ciertos partidos políticos de discursos y dogmas propio de vendepatrias) hasta..... ¡el derecho a votar!, empezando con las municipales (y luego veremos en qué más elecciones). En una situación así, no es de extrañar que aparentemente ningún extranjero por ilegal que sea, quiera marcharse de nuestro “maravilloso” país. ¡Menuda vergüenza de políticos que procuran antes por los extranjeros que por atender a los problemas de sus propios paisanos y de su propio país¡

Las consecuencias son que mientras millones de españoles sufren la lacra del paro y unas pensiones de miseria tras haber pagado largos años de cotizaciones y de impuestos, ocurre la contradicción y el absurdo de que el Estado español, con la excusa de la “solidaridad internacional” ampara a millones de inmigrantes con los mismos derechos al trabajo que los españoles, con mismos derechos de subsidio de paro (sin que en comparación esos extranjeros y sus familias apenas han contribuido en llenar las arcas de la Seguridad Social). Miles de millones de euros que salen de las cotizaciones y los impuestos de los españoles, sufragan los gastos de sanidad y educación de los inmigrantes y sus familias que apenas en poco o prácticamente en nada han contribuido en cotizaciones o impuestos, mientras millones de españoles sufren un pésimo servicio sanitario, no obtienen la plaza escolar deseada para sus hijos, y muchas veces ni tan siquiera becas, y los jubilados tienen unas vergonzosas pensiones de miseria con el agravante de encontrarse con millones de compatriotas españoles en el paro sin poder contribuir con su trabajo a garantizar las pensiones de nuestros ancianos, y las propias para el futuro debido al mal uso del dinero público en despilfarro social que hacen los políticos a favor de gentes que no son de nuestro propio país. Aparte de que mientras soportamos millones de inmigrantes, también otros millones de españoles tienen trabajo precario y además están en la incertidumbre de perder el empleo en cualquier momento, sin que nadie haga algo para remediarlo. El imparable “efecto llamada” de los últimos años ha sido causa de que apenas no existan viviendas para el alquiler, y que sean de unos precios abusivamente caros, causando el mismo efecto en el encarecimiento de la vivienda de los últimos años. Y por si fuera poco corremos el gravísimo riesgo de que los millones de inmigrantes que España soporta, lleguen a adquirir el derecho a votar, provocando con ello una mayor fragmentación del ya muy dividido mapa político español, del que se van a aprovechar las diversas facciones de extranjeros por nacionalidades de origen y credos, adquiriendo cuotas de poder e imponiendo sus exigencias a favor de sus intereses, sean políticos, económicos o religiosos. Empeorando aún más el estado de corrupción y decadencia en el que se haya inmerso la enfermiza sociedad española, con un sentido del patriotismo y de amor al país cada vez más de capa caída.

En consecuencia, conviene una regeneración de nuestro país, con especial atención a la apelación al patriotismo, en la que cada español pueda de nuevo sentirse orgulloso de su propio país, el país de las libertades, por el que vive, lucha, y ama, y que le ampara sus derechos, por encima de otros pueblos con otras costumbres y credos que nos son extraños, y que encima nos supone una enorme carga despilfarrante de gasto social, y una causa directa de que suba tanto el precio de la vivienda, y que nos deje a millones de verdaderos españoles sin el principal derecho en el que se basa nuestra dignidad: el disponer de un empleo de nuestro propio país con el que poder sobrevivir y prosperar. En consecuencia, deberían de haber unos políticos (que sobrados estamos de vendepatrias como Jesús Caldera, el principal culpable de la masiva inmigración que ahora padecemos, o de flojeras como Mariano Rajoy que desde la oposición tampoco hace nada por frenar el peligro de la inmigración) que tuvieran en consideración que para los derechos en España, deben de ser primero los españoles, y no otras gentes extrañas. Que a falta de trabajo para millones de españoles, se debe de duplicar o triplicar los impuestos a los extranjeros o a los empresarios españoles que contraten extranjeros para hacerles pagar los costes del paro, y conseguir un “efecto retorno a sus países”. Que las plazas escolares y las becas son primero para los hijos de españoles. Que en atenciones sanitarias y en listas de espera, son para los españoles primero. Que los recursos de los bancos de alimentos, financiados con fondos públicos y particulares, deben de ser para los necesitados españoles primero. Que la prensa o la televisión, cuando habla de delitos y de inseguridad callejera, debe de decir la verdad sobre la nacionalidad de los delincuentes, y no ocultar datos que confunden a la opinión pública, pues es notorio que más del 75% de los presos en cárceles de España son extranjeros, con todo el inútil despilfarro público que ello supone mantener esas cosas, sin provecho para otros gastos sociales que reclaman mayor prioridad: arreglar el paro, pensiones más decentes, etc.... En definitiva, que para que no se abusen de los derechos y libertades de España, los extranjeros deberían de tener un estatuto de ciudadanos de segunda, puesto que tan sólo se aprovechan de todo lo que pueden sacar de nuestro país, y nunca tendrán ese sentido del patriotismo, defensa y amor a España que sólo pueden tenerlo y sentirlo los que somos auténticos y legítimos hijos de España, puesto que tan sólo un español puede sentir a España en su corazón, y los extranjeros nunca serían capaces ni estarían motivados a defender a España de cualquier desgracia nacional como puede ser un terremoto, o una agresión extranjera como podría ser que invadiera o colonizara nuestro país cualquier otra potencia exterior. Sólo así podremos recuperar el orgullo de ser españoles y sacar adelante a nuestro país en base a justificadas motivaciones. Porque somos el pueblo del que los antiguos romanos dijeron que fuimos el “primer país invadido y último dominado”, porque somos el pueblo que reconquistábamos nuestra tierra de los invasores musulmanes, porque trajimos la civilización a otros mundos salvajes especialmente en América, porque somos el pueblo que hizo caer la dominación napoleónica; y hasta parece ser que Hitler tuvo presente que meterse con España hubiera supuesto cavar la tumba al Tercer Reich;.... porque en definitiva somos un pueblo con una Historia común, y herederos de gloriosas gestas, valores, y tradiciones que hacen de nosotros el país más libre del mundo, que ninguna potencia extranjera ha logrado jamás dominar, pero que hoy por hoy no podemos consentir que tanta invasión extranjera camuflada termine convirtiendo a nuestro país en lo que no es, contaminando nuestra esencia, nuestras tradiciones, nuestros valores, y nuestros eternos idearios de libertad, de trabajo, de prosperidad, y de identidad, perdiéndose el orgullo de ser y sentirse español.

Se tendría que hablar, por ejemplo, de qué derechos tienen las mujeres de según que culturas y nacionalidades, y como esas se impongan en nuestro país, las españolas lo van a tener freído. Y nadie dice nada ni hace nada de este peligro contra las españolas. Se tendría que hablar de que con la inmigración vienen también otros sistemas de vida, de religión, de cultura, de falta de respeto a los derechos de la mujer, etc... Considerar que esa inmensa inmigración que tenemos en España procede de países donde debido a la miseria y el retraso, la cultura del robo, la vagancia, y la violencia es algo frecuente; donde la inestabilidad política, donde apenas hay garantías de derechos humanos y libertades públicas, produce sistemas propios de mafias, que las importan, como por ejemplo las mafias chinas, rumanas, rusas, etc... donde el jefe del grupo impone su ley por donde le abarca su “territorio”. Pero de eso no hablan ni periodistas, ni políticos; ¿realmente queremos importar todas esas cosas que nos son ajenas para nuestro país?. ¿Somos tan ciegos que no vemos la trampa en la que nos están metiendo?.

La Historia nos ha demostrado siempre que la mezcla de culturas, etnias y religiones es algo nefasto para la convivencia, puesto que cada parte tiene su visión particular de entender la vida y el mundo, y con ello surgen las lógicas diferencias. El último ejemplo que hemos tenido han sido las distintas guerras civiles en los distintos territorios de la Antigua Yugoslavia. Aquí mismo en España ya empezamos a tener barrios enteros, y hasta pueblos donde los extranjeros superan a los nacionales, por no decir hasta escuelas, y que incluso los propios nacionales tienen que marcharse porque se sienten extranjeros marginados y maltratados en su propio barrio o pueblo. Ya es lamentable que por las razones que sean, gentes del propio país tengan que marcharse a otros lugares más seguros porque no se sienten seguros con tanto extraño extranjero alrededor. Lo malo son las consecuencias que no tardarán en venir si los dirigentes del país no reaccionan a tiempo: los extranjeros se irán adueñando de nuestro país, importando sus costumbres, su cultura, su modo de vida, su religión (que para algunos incluso eso último es la ley), incluso sus propio dogmas políticos...creando un grave problema para España y los verdaderos españoles.

Supongo que los políticos españoles no van a hacer absolutamente nada para resolver el problema de la inmigración para evitar que se les tilde de “xenófobos o racistas”, pasando la cuestión a los siguientes que hayan de venir. Pero imagino que la cosa tendría fácil solución si se convocarse un referéndum en el que se le preguntase al pueblo español si está de acuerdo en que los extranjeros tengan los mismos derechos que los españoles, ahora que en esos tiempos convulsos de grave crisis y paro los españoles deben de tener más claro lo que quieren y desean con respecto a los extranjeros. Imagino que si celebrara ese referéndum la inmensa mayoría de los españoles dirían NO .

Por otra parte, es cierto que se supone que quien emigra es para buscar un trabajo que le permita prosperar y mejorar su vida; pero lo de sentido común es ayudar a los otros pueblos retrasados en sus propios países, para que se desarrollen y a base de oportunidades de trabajo, puedan progresar y mejorar el nivel de vida. En eso creo que consiste una solidaridad bien entendida. Pero antes nuestro propio país debe de resolver sus propios problemas domésticos, no postergarlos y encima ir acumulando más problemas procedentes de otros países que no le incumben. En nuestro país existen millones de parados, millones de jubilados con pensiones de miseria, jóvenes que no tienen claro su porvenir, las cuentas públicas al borde de la bancarrota, etc..., y ante un panorama así España no está para soportar el excedente de inmigrantes, y mucho menos subvencionarlos y ampararlos. Eso es el verdadero patriotismo: primero España y los españoles. ¿Xenofobia?, no hay peor xenofobia que la que actualmente muestran los políticos contra su propio pueblo. El caso es que los extranjeros, en cuanto se hagan fuertes, no tardarán en mostrar su propia y peor xenofobia contra los españoles engañados por sus políticos vendepatrias y xenófobos de su propio pueblo al tolerar primero los derechos de los extranjeros antes que los de los propios españoles en sus diversas vertientes: paro, escuela, sanidad, vivienda, etc..... Lo de un supuesto Estado pluricultural donde quepan todos que algunos proponen y predican, no es otra cosa que un cuento chino, del tipo meter a perros y gatos en un mismo saco. El tiempo lo dirá y mostrará las consecuencias del tan garrafal error de abrir las puertas de nuestro país para que entre y lo ocupe cualquiera, y con el tiempo se imponga y se adueñe. Cuando ese momento llegue, los actuales políticos culpables de la situación, ya estarán retirados con los bolsillos llenos, teniéndose que hacer cargo otros que tendrán muy difícil resolver la fea herencia con la que se van a encontrar. Pero nos queda la esperanza de que siendo los españoles el pueblo más individualista y más amante de la Libertad que existe en el mundo, lo van a tener muy difícil imponerse los extranjeros, pero no por ello nos vamos a librar de vergonzosos problemas no deseados y que podrían haberse evitado. El paro es uno de ellos, por citar un solo ejemplo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor Valderas: intenté leer su artículo pero me fue imposible terminarlo por su densidad, contradicciones y datos infundados. Quería replicarle y ponerle algunas cuestiones sobre sus argumentos pero me convencí que es tarea vana un dialogo con alguien que desearía vivir en un régimen como el de Irán o la China actual. Con todos mis respetos, no entiendo cómo alguien puede vanagloriarse de vivir en un país moderno y civilizado y al mismo tiempo desear los mecanismos represores de un país totalitario y retrógrado. Le deseo, señor Valderas a pesar de su marcado resentimiento e intolerancia, una feliz vida en su tan amado país y modestamente le aconsejaría que viajara un poquito más.

Diego T.

Anónimo dijo...

tu eres español?
Pue que haces qui en Catalunya?