domingo, 31 de octubre de 2010
UN CHISTE LARGO SOBRE LA MASTURBÍN, PERDÓN, LA PAJÍN
Hija mía, por favor, levántate que hace rato que sonó el reloj. - Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.
Hija mía, por favor, levántate y desayuna. - Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.
Hija mía, por favor, que traigo el café con leche. -Mamá, déjame en las sábanas un ratito más.
Hija mía, por favor, que España entera se afana. -¡Que no! ¡que no me levanto porque no me da la gana!
Hija mía, por favor, que el sol está ya en lo alto. -Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.
Hija mía, por favor, que es la hora del almuerzo. -Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.
Hija mía, por favor, van a llamarte holgazana. -Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.
Hija mía, por favor, ¿y si tu jefe se enfada? -Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.
Hija mía, por favor, que ya has dormido en exceso. -Déjame, mamá, que soy diputada del Congreso, y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota. Solamente necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño. En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas tanto si por ser calienta-sillones cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al jefe, serle sumisa, serle amable y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable. Y es que ser parlamentaria fatiga mucho y enseguida te duermes. Por eso estoy tan molida. ¡Déjame, mamá, que duerma!
-¿Y entonces, para qué te han nombrado ministra?. -¡Ah, se me olvidaba!. Pues para no hacer nada, mamá, como quiere el jefe.
Bueno, te dejo, Hija mía. Perdóname, lo lamento.¡Yo no sabía el estrés que producía la política!
Hija mía, por favor, levántate y desayuna. - Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.
Hija mía, por favor, que traigo el café con leche. -Mamá, déjame en las sábanas un ratito más.
Hija mía, por favor, que España entera se afana. -¡Que no! ¡que no me levanto porque no me da la gana!
Hija mía, por favor, que el sol está ya en lo alto. -Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.
Hija mía, por favor, que es la hora del almuerzo. -Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.
Hija mía, por favor, van a llamarte holgazana. -Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.
Hija mía, por favor, ¿y si tu jefe se enfada? -Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.
Hija mía, por favor, que ya has dormido en exceso. -Déjame, mamá, que soy diputada del Congreso, y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota. Solamente necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño. En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas tanto si por ser calienta-sillones cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al jefe, serle sumisa, serle amable y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable. Y es que ser parlamentaria fatiga mucho y enseguida te duermes. Por eso estoy tan molida. ¡Déjame, mamá, que duerma!
-¿Y entonces, para qué te han nombrado ministra?. -¡Ah, se me olvidaba!. Pues para no hacer nada, mamá, como quiere el jefe.
Bueno, te dejo, Hija mía. Perdóname, lo lamento.¡Yo no sabía el estrés que producía la política!
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