jueves, 1 de enero de 2009

LA CAUSA MINUSVÁLIDA (primera parte)





Por lo que veo Quim Bonaventura Ayat ya me ha incluido en la MINUSFERA. En principio me estaba preguntando: ¿qué significará minusfera”.¿ La esfera de los minusválidos, es decir, el círculo de amigos minusválidos?. O acaso quiso decir atmósfera de minusvalidos, o en otras palabras, dentro del ambiente minusválido.
Pero ahora que ya soy miembro de ese selecto club de bloggers llamado minusfera, y me leerá un importante público minusválido, no me queda más remedio que escribir algo sobre lo que yo llamaría la “causa minusválida”. Porque realmente estamos en una causa minusválida, de capa caída diría yo, que deberíamos convertir en una causa válida, en la que los protagonistas, los interesados, pasaran de la teoría a la práctica. Creo que vivimos en una sociedad en la que habríamos de definir como totalmente egoísta, maleducada, pasiva, insolente e insolidaria, en la que cada uno procura sacar todo el provecho para sí e ignorar totalmente a los demás. Es lógico, tan imperfecta es, que encontrar a quien diga que está contento seria algo raro: observemos: políticos que hacen promesas que no cumplen y al mismo tiempo despilfarran el dinero del pueblo, ciudades con tráfico insoportable con zonas azules cada día más extensas y multas a dojo, trabajadores chapuceros y vagos (seas extranjeros o nacionales), sindicalistas irresponsables que cortan carreteras, incompetentes en altos cargos de las empresas que tan sólo valen un pimiento, hipotecas a más años de los soportables, juicios injustos, divorcios, malos-tratos mujer-hombre, retirada de custodia de los hijos, enfermedades (SIDA, cáncer, leucemia, ….), drogas, prostitución, miseria, marginación, explotación, alcoholismo, ancianos apartados, ….y toda la inacabable lista de defectos que hacen que en su conjunto vivamos inmersos en una sociedad totalmente injusta, deshumanizada, enferma, una mierda de sociedad,….que sólo ha lugar para el egoísmo, la pasividad, la insolencia y la insolidaridad,… vamos, el reflejo mismo de la estupidez social, porque estupideces las vemos en todas partes, tanto las vemos, que al final nos resignamos y nos hacemos insensibles a ella. Y frente a eso, qué puede hacer el solitario e indefenso individuo de a pie, y en su caso, el minusválido, a quien sin duda, el esfuerzo para cambiarla a por mejor, si es que realmente se lo propone, lógicamente será exponencialmente superior, porque…..si tan sólo tengo mis manos, y no puedo contar con mis eternamente dormidas piernas, con qué fuerzas y con qué medios dispongo para cambiar el mundo. Pues toda una trágica tarea de Hércules, te diría yo. Una cita de la Biblia dice “La vida sobre la Tierra es lucha, pero la victoria es posible”. Todo el mundo tiene sus problemas, como es lógico, pero como es lógico, también, la lucha por la supervivencia y la integración, tiene que ser más dura y difícil para el minusválido, que para el no-minusválido. ¿Y qué podríamos hacer para entender y ayudar a ese colectivo de gente atípica llamados minusválidos?, pues yo propondría que, por ejemplo, y por una sola semana, cada uno llevara la misma vida normal que lleva, pero sentado en una silla de ruedas sin poderse mover de ella, sin poder caminar, y así podemos ver, por ejemplo: cuando voy de paseo por las calles, lo que cuesta subirse un bordillo de acera, el coche que me tapa el acceso, la biblioteca donde no puedo entrar por falta de rampa, el lavabo adecuado que no encuentro en la estación o en el bar, el amigo que no puedo visitar porque vive en un piso con ascensor donde no quepa mi silla, el autobús en el que no sé cómo subirme, el empleo que puedo ejercer y el para el que no sirvo, la manera rara que me miran algunos y me hace sentir incómodo, las enormes dificultades que tengo para entrar en cualquier puerta que muchas veces no puedo ni empujarla: sea en un pub, en un museo, en un colegio, en un comercio, en un club-sex, o en una empresa para solicitar trabajo, etc… etc…. viviríamos una serie de experiencias que nunca habríamos imaginado antes, pero eso no seria del todo real en toda su crudeza, porque sólo habríamos probado pasar una semana para experimentar en carne propia cómo es la vida sentado en una silla de ruedas, pero después pasaríamos a seguir el camino andando igual como hacíamos antes. Entonces entenderíamos algo sobre los problemas de los minusvalidos: nos daríamos cuenta de que no podemos ser tan egoístas, tan ajenos a las necesidades a prestar ayuda a los demás, y que de verdad ellos nos necesitan, aunque también les pasa como a mucha gente: les da vergüenza pedir ayuda porque eso es algo que a muchos nos rebaja. Porque el minusválido no es menos persona que los demás: tiene las mismas necesidades físicas, psíquicas, y emocionales que los demás, y creo que en el fondo, lo único que pide es poder tener la misma dignidad e igualdad de oportunidades que los demás: poder tener un puesto de trabajo en el que sentirse útil con un sueldo decente, poder moverse libremente por un mundo adaptado a sus necesidades, sentirse parte de una sociedad integradora que lo reconoce y lo ayuda, participar en actos sociales, hasta incluso sin complejos enamorarse y poder llegarle a decir a alguien sea minusválido o no que de verdad le gusta algo tan sencillo como “te quiero, y me gustaría que me dieras la oportunidad de ser mi pareja”, y que se le valorase por la calidad de la persona que lleva dentro no por esa falsa imagen que puede causar verlo sentado en una silla de ruedas,……y en definitiva, sentirse como una persona normal, que tiene su lugar en el mundo, que está integro y acompañado en una sociedad donde es “alguien” con toda su dignidad, pero con todos sus defectos y virtudes inherentes a su condición humana. No pide que se le compadezca, que se le de limosnas, ni que se le recuerde con celebraciones del tipo “día internacional del minusválido”…..porque eso es indigno, pero si pide a gritos con el mayor silencio que se le comprenda, que se le ayude desinteresadamente sin que tenga que pedirlo, que se le respete por lo que es y cómo es, que se le trate como le gustaría ser tratado a uno mismo si estuviera pegado para siempre en una silla de ruedas, y que tan sólo necesita que con una sonrisa se le diga algo así como “Hola, ¿cómo está?, o ¿me dices tu opinión sobre tal o cual cosa que te he contado?..., que no se le mire como a un extraño, sino como a alguien que al igual que los demás, siente el frío, el calor, el cansancio, la alegría, la tristeza, la fuerza, la debilidad, la ambición de conseguir algo, el deseo de amar y ser amado, poder enfadarse por algo incorrecto, o hasta de vez en cuando poder echar un pedo sin que ello sea un pecado como hace cualquiera….. Entonces de alguna manera nos daríamos cuenta de que las cosas no son tan difíciles, de que no cuesta nada ayudar y entender a alguien que tiene la condición de minusválido, y de que haciendo algo positivo a favor de ellos, contribuye también a hacer una sociedad mejor, más humana, más integradora, más justa, e incluso más competitiva si queréis, …..porque cuando le damos un puesto de trabajo adecuado a su condición de minusválido, cuando lo integramos en nuestro círculo de amigos para que comparta nuestras juergas o nuestra aficiones, cuando con nuestro quehacer diario les facilitamos la vida, cuando vemos en él al hermano, o mejor dicho al amigo que nos necesita, cuando mostramos que nos satisface su compañía, sea jugando a cartas o compartiendo una cerveza en una tertulia, ….evidentemente estamos haciendo algo muy positivo y satisfactorio, algo muy propio de personas generosas y civilizadas. Ellos tendrán sus singulares problemas, pero debo decir que ellos tienen que hacer algo muy importante en su propio favor: exponer a esa sociedad tan pasiva que los ignora cuáles son sus problemas, cuáles son sus necesidades, sus inquietudes, sus ilusiones: gritar si hace falta, para que puedan ser oídos desde lejos, y con ello hacer en lo posible que esa sociedad tan injusta, tan hipócrita, tan egoísta, tan insolidaria, tan pobre de buenos valores, tan “minusválida”……..por fin, pueda llegar a cambiar, aunque sea tan solo un poquito, por otra sociedad más humana, más integradora, más “válida”,… en la que los minusválidos dejen de ser vistos como lo que son: unos raros minusválidos, y convertirse en unos válidos igual que los demás, que compiten, que trabajan, que hacen algo en el mundo y en la vida, con la única diferencia que están sentados en una silla de ruedas, usan muletas, o que llevan una determinada prótesis,….pero que no por ello dejan de ser humanos, con todos los defectos y virtudes propios de la condición humana. Supongo que eso es lo que querían e intentan hacer ese grupo de minusválidos asociados llamado MIFAS: unir esfuerzos en los problemas y aspiraciones comunes de un colectivo con el determinante común de estar compuesto por gentes que tienen algún tipo de minusvalía, para mejorar sus condiciones de vida y poco a poco ser reconocidos en esa sociedad tan adversa y estropeada a la que hacia referencia al principio. Ayudar al minusválido, crear algunos puestos de trabajo aptos para ellos, gestionar residencias que cubran las necesidades de ayuda de sus miembros, etc…. han sido una de las tareas, retos y logros de la asociación MIFAS, de la que he podido ver y comprobar que está compuesta por gente muy maja, como diría Antonio Hinojosa en su blog (un buen y simpático minusválido donde los haya), gente amable, educada, comprometida con su trabajo, totalmente profesional,……gente muy distinta, cabe reconocerlo, del montón de verdaderos cabrones, irresponsables e incompetentes con los que me he topado a lo largo de toda una vida, que de verdad no eran minusválidos físicos, pero que de verdad tenían mucho de minusvalía espiritual (y eso último es algo peor). Esa forma de trabajar y de hacer, yo lo llamaría “el estilo MIFAS”…una forma de trabajar, de ser y de hacer ejemplar que lo distingue y lo caracteriza del resto de otras empresas o entidades: vayas por donde vayas: entre recepcionistas, oficinistas, cuidadoras, limpiadoras, empleados de mantenimiento, psicólogos, asistentes sociales, fisioteperautas, monitoras, voluntarias, etc… ….y por toda la infraesctrutura MIFAS, las maneras amables de sus miembros es algo presente y que se palpa. Por eso yo lo llamaría “EL ESTILO MIFAS”, una manera de ser y de hacer, del que deberían tomar ejemplo las otras empresas, y por eso, con toda seguridad podría decir que MIFAS es una empresa con futuro y para el futuro, con mucho valor añadido, puesto que allí es muy raro y difícil que te topes con un auténtico cabrón irresponsable, de esos que tanto abundan en todas partes, y que sin miramientos parece que disfrutan meándose y cagandose encima de los demás. Por ejemplo, el jefe de mantenimiento de MIFAS se autodefinía a sí mismo en su blog como alguien cabrón, grueso y ateo, pero yo os digo que es mentira: es un señor muy agradable y muy majo, y muy favorecido por Dios Nuestro Señor porque le ha dado una mujer maravillosa, de esas que son muy difíciles de encontrar, vamos, que diría: una mujer del “estilo MIFAS”. ¿Y el resto de las mujeres de MIFAS?, pues muy guapas todas, sí señor, os lo digo con conocimiento de causa: aquí tenemos dos cosas muy majas: el estilo MIFAS y las guapas mujeres de MIFAS.
La asociación MIFAS, supongo que para esto está: para aglutinar en su entorno las aspiraciones, los problemas, y los proyectos comunes del colectivo minusválido gerundense, una tierra con gran espíritu de iniciativa y de marcado individualismo. Por eso creo que algo como MIFAS sólo podía surgir aquí, en una tierra llena de espíritus inquietos y con ganas de acción. Por los papeles que me enviaban como socio, sabía que el presidente era un tal Tubert, que llegué a pensar que quizás tuviera algún tipo de parentesco con el famoso Tubert comediante de Banyoles, cuya hija en su momento había sido concejala del ayuntamiento de Banyoles. Pero la primera vez que me hablaron sobre el tal Pere Tubert, fue otro Pere, un minusválido de Seriña que lo conoce personalmente, y que cuando nos visitaba en una obra que realicé en su pueblo me habló del buen chico que era el tal Pere Tubert. Nunca he tratado personalmente con el presidente de MIFAS Pere Tubert Bassas, un señor algo alto, repeinado, con gafas grandes, y de constitución gruesa, es como un Mariano Mariano, el famoso minusválido de las muletas de “crónicas marcianas”, el del “moros y cristianos” de tele5 en la década de los 90. A ese presidente de MIFAS lo conozco de vista solamente. A ver si alguna vez me invita a un café cappucino, o a una merienda de chocolate con churros, y hablamos, si tan bueno dice que es para la charla Antonio Hinojosa; seguro que si antes lee ese artículo en mi blog, tendrá algo interesante a contar. Yo respeto las jerarquías, y como él es el presidente, él es quien debe dar el primer paso a invitarme a un café o a una pizza, y entonces podrá preguntarme o decirme todo lo que quiera. Pero no quiero estorbarle en su importante labor, pues seguro que debe de ser un hombre muy ocupado, ya que seguramente la “causa minusválida” requiere mucha dedicación. Y ya que he mencionado a Mariano-Mariano, por si no lo sabéis, os diré que es un célebre locutor de la radio y destacado miembro del mundo de la farándula española,… es la personificación misma del minusválido made-self, como dirían los norteamericanos. El minusválido que supo hacerse a sí mismo, además de tener una buena pareja, una mujer de la que está totalmente enamorado y es muy feliz (o eso dijo una vez por la tele). Y en sus opiniones, con toda la verdad y hasta con un humor picante, no deja de mencionar siempre a su famoso primo…….pero ¿quién es realmente el desconocido famoso primo de Mariano-Mariano?, puesto que yo nunca lo he sabido.
El otro, el número 2 de MIFAS lo he conocido algo más directamente, pero lo he tratado muy poco: es el famoso Quim Bonaventura Ayats, quizás un minusválido de esos de los terribles, de los que dan guerra, y aunque seguramente que es un gran tipo muy implicado en la causa de los minusválidos, me recuerda al pequeño compañero mudo del actor Burt Lancaster, en la divertida película “El terrible burlón” (la recomiendo que la vean, pues en ella pude ver cómo se inventó el submarino, antes de enterarme de que fue Narcís Monturiol, un tipo procedente de Figueres). El tal Quim Bonaventural tiene un blog o web en internet, que quizás es el rincón de internet que mejor lleva el tema minusválido, y quien quiera estar al día sobre las cuestiones del mundo minusválido, la visita a su blog se la recomiendo. Por lo que a mi me respecta, me ha incluido en su grupo de amistades Facebook, ese club de relaciones sociales que tanto se ha puesto de moda entre los internautas de internet desde que ha aparecido la versión en idioma español hace muy pocos meses, que a mi me honra serlo de un personaje tan distinguido y valorado entre el colectivo minusválido. Y del resto de universo MIFAS, quizás otro día hable cuando lo conozca mejor.
Yo, por mi parte, ¿qué pinto en un sitio como MIFAS, aparte de que de momento formo parte de la brigada de mantenimiento?. Bueno, el primer documento que me reconoce oficialmente como minusválido, data del año 1981, eso es el año del fracasado golpe de Estado de Antonio Tejero, del nuevo gobierno de Calvo-Sotelo tras dimitir Adolfo Suárez, y la víspera del triunfo socialista con la famosa promesa de Felipe Gonzáles de los 800.000 puestos de trabajo (que nunca se cumplió). Eran los años terribles que me pillaron en plena recién estrenada juventud, y la búsqueda de trabajo era una auténtica odisea. Yo apenas conocía la existencia de MIFAS, pero recuerdo que recibí fuertes presiones de mi madre para que fuera a visitar a MIFAS, a ver si me conseguían un puesto de trabajo. En verdad en aquellos momentos no creía que me pudiera servir de utilidad una entidad como MIFAS, pero para satisfacer a mi madre, accedí a presentarme a MIFAS, que recuerdo que me atendió una asistente social y una psicóloga, saliendo de allí como ya me imaginaba: sin nada provechoso. Tan sólo me apuntaron en una bolsa de trabajo del que me dijeron que cuando hubiera algo me llamarían, pero pasaron largos años y años, y nunca me llamaron para nada, salvo para acordarse de decirme si deseaba continuar en la bolsa de trabajo, y a lo que respondí que ya podían quitarme, porque trabajo ya tenía por entonces, y no tenía sentido continuar en esa dichosa bolsa. Pero en 2008, nada más que largos 27 años después, la crisis me volvería a arrojar de nuevo a la calle, dejándome en paro, dejándome en la misma situación que me encontraba en los terribles principios de los años 80. Entonces fue cuando se me ocurrió acercarme a MIFAS por los mismos motivos que en 1981, para ver si me ayudaban a encontrar un trabajo (esta vez obré por mi propia cuenta, y mi madre ya no influyó para nada). Simplemente ocurrió que MIFAS me dio una oportunidad de trabajar en su infraesctrutura, y aquí he llegado hasta ahora, en unos tiempos nuevos, de los cuales incluso la entidad tiene su propia presencia en ese invento tan reciente que empieza a impregnar nuestras vidas: internet: tiene una web con un apartado del tipo “¿quieres trabajar con nosotros?”, como si de verdad a largo plazo tuviera unos proyectos de futuro, que precisa de los servicios de gente interesada en materializar ese proyecto de MIFAS, que creo que es de crecimiento y de ampliación de sus servicios a los propios minusválidos y a la propia sociedad. Todavía no sé muy a fondo y en profundidad de qué va eso de la organización MIFAS, pero supongo que con el tiempo lo iré descubriendo ahora que de alguna manera estoy dentro de su órbita. Y por otra parte, nunca he ido a ninguna asamblea de MIFAS, y la razón fue, no sólo que soy un tipo individualista que en el fondo no me gusta acatar o hacer lo que decida una mayoría (que puede ocurrir que en algo no esté de acuerdo), y así no mojarme, sino que también que no me hubiera servido de nada ir a una asamblea en la que entre el bla, bla, bla,…no me acabo de enterar de nada. Y si no puedo enterarme, no puedo decir ni opinar sobre nada,….vamos, que tan sólo seria en esa asamblea como el compromisario contemplativo que no puede aportar ni una jodida ponencia por no poder enterarse por dónde va el rollo. Otra cosa es que una asamblea se convierta en algo parecido a celebrar un cumpleaños de la entidad con una cena de encuentro de los socios. Nunca me ha gustado ir a cenar con gente desconocida, pero ahora que los conozco, iría encantado a compartir una cena con ellos.
¿Y de qué va mi minusvalía?, quizás se pregunten los curiosos que quieran saber de mi. Pues que a los 5 años me prescribieron un medicamento al que era alérgico y me provocó una profunda sordera. Y desde entonces siempre he tenido que ayudarme de un audífono: tuve que pasar la escuela como un auténtico calvario: como no oía bien, para nada me gustaban ni las clases ni la escuela, y los malos compañeros me marginaban, algunos de los cuales por mucho tiempo me llamaron el feo mote de “tapia” por mi sordera, y por esa razón, algunos recibieron por mi parte una merecida paliza. Así que me tuve que aguantar muchos años la escuela, pasando largas horas contemplativas y de aburrimiento. No es fácil ser un minusválido y tener que tratar y alternar con otros niños que no lo son, y que incluso los maestros te traten como a uno más. Pero a pesar de esto, me saqué el graduado escolar, por los pelos. Y luego arrojado al mundo del trabajo en una época de crisis, sin que nadie me ayudara en nada, espabilándome como podía. En las dificultades es en lo que más se aprende, y quizás lo bueno que tienen las épocas de crisis, es que por las dificultades mismas, aprendes y maduras más rápido. El hecho de que nadie me hubiera ayudado en nada, me marcó, y por eso estoy totalmente en contra de que se ayude a nadie: cada cual tiene que saber espabilarse: por eso cuando veo que el gobierno despilfarra en tantas supuestas ayudas inútiles a gente que ni la merece ni aporta nada favorable para el país, es algo que ofende mi sensibilidad: me gustaría más una sociedad sin impuestos en la que no se ayudara a nadie, y en que cada uno se espabile, porque para empezar, a mi nunca me ayudó nadie y tuve que espabilarme lidiándolos a todos. Lo que no estoy diciendo es que si alguien lo necesita de verdad, que no se le ayude desde el gobierno,…pero sí me refiero que no se debe de ayudar a la inmensa mayoría, que son unos chupones, unos parásitos que se aprovechan de los demás. Claro que a causa de mi sordera hay quienes me han marginado, se han aprovechado o tratado del modo no apropiado, pero yo, a diferencia del dictador romano Lucio Cornelio Sila que dejó escrito en su tumba: “El mejor amigo, y el peor enemigo”, yo más bien soy buen y agradecido amigo de mis amigos, y aunque no busco tener enemigos, puedo ser el peor indiferente de los que me son ajenos, cuando no el peor enemigo. El que se burla o se aprovecha con malas intenciones conmigo, lo tiene muy crudo: se lo devuelvo con la mayor indiferencia, en este aspecto puedo ser terrible, y algunos que se lo han encontrado, saben de qué hablo: al no llegarme a la altura del tobillo, se han encontrado más rebajados que lo que esperaban provocar en mí. De haber sido minusválido con una silla de ruedas, no sé de qué forma me habrían salido los demonios que llevo dentro. No obstante, poca gente minusválida he conocido: me acuerdo de un tal Juan González Cantalejoz, de Olot, que mucha veces venía a Banyoles, y algunas veces coincidíamos en el popular bar “Círculo de Católicos” en la Plaza de España de Banyoles: eran los primeros años de la transición. Él era un tipo muy activo, y no sé si alguien de MIFAS lo conocerá. También conocí de pasada a una chica que era sorda, y muy guapa, que conoció a un chico, se casó, y ya nunca más volvía a saber de ella. Así que incluso ni gente sorda he conocido, como si fuera el único que hay en la Tierra, aunque parezca extraño, porque siempre he alternado con gente normal, hasta el punto de que ni tan siquiera sé leer el lenguaje de signos de los sordos. En la escuela donde fui no habían minusválidos, cuando entré en el mundo laboral tampoco me encontré con ningún minusválido, y mis amigos de siempre de juergas no son minusválidos, ni siquiera las novias y amantes que tuve. Por eso, aparte de que tampoco había conocido a gente minusválida, en el fondo tampoco me he sentido minusválido (Dios mío, incluso la palabra me suena fea). Y lo único que me recordaba que soy un minusválido, es cuando tenía que hacer la declaración de la renta, con ese derecho a desgravación que me otorgaba. Pero por si alguna gente no lo sabe, les diré, por ejemplo, que el ex presidente de EEUU Bill Clinton es sordo, y que lleva uno de esos pequeños audífonos invisibles (es decir, que tiene una sordera pequeña). También el que fuera presidente de la República Italiana Sandro Pertini, también había sido sordo, además de albañil, como yo. Entre los famosos de Hollywood, tenemos a Silvestre Stallone, el célebre interprete del boxeador Rocky Balboa, que también tiene una sordera menor. En cuanto a personajes históricos, tenemos a Beethoven, que a pesar de ser sordo, era un genio en la música; y nuestro famoso pintor Francisco de Goya, que nos legó testimonio de su época a través de sus expresivos cuadros que sólo con verlos nos dicen por sí mismo la Historia de aquellos complicados años en los que les tocó vivir. Si antes apenas no conocía a casi ningún minusválido, ahora que he entrado en el mundo de MIFAS, los conozco a docenas, y debo decir que son una gente preciosa, simpática, agradable, de modo que a casi todos los conozco ya por el nombre propio, y cuando me topo con ellos, me gusta saludarles, porque de verdad, me caen bien prácticamente todos,…..y es lo que me dice que la “causa minusválida” vale la pena. Por eso escribo ese artículo en mi blog. También me he dado cuenta de que los minusválidos son el tipo de gente con la que más fácilmente puedes hacer amistades. Recuerdo que por allí en 1990 ó 1991, fui yo el que cerró con palos y tela metálica toda la finca de Mas Casadevall, en Seriña, un lugar con disminuidos mentales, sean psicóticos o autistas, a cargo de la Fundación Maria Francisca de Roviralta. Allí me ayudó un chico autista, que me aguantaba a plomo los palos que iba aparedando con cemento y mortero: el disminuido me sirvió de manera muchísimo más eficaz que el manobra que por entonces tenía, y aquella fue la primera vez que pude comprobar lo que ya me imaginaba podía ser verdad: que en ciertos aspectos una persona disminuida puede ser mucho más útil que otra persona normal.
¿Qué pueden hacer, entonces, los minusválidos?. Yo les animaría a que entre todos hicieran un examen de conciencia, y que expusieran sus problemas y lo que creyeran que han de ser sus soluciones encima de una mesa, con el objeto de sacar conclusiones sobre el tema y ponerlo en conocimiento de la sociedad, para que los reconozcan, para que les ayuden, para que puedan sentirse útiles, para que la sociedad saque provecho de ellos. Por ejemplo, darles a conocer a los arquitectos, cómo deberían de ser las viviendas adaptadas para los minusválidos, o a los ayuntamientos, cómo deberían de cambiar la fisonomía de la ciudad o el pueblo, para que cualquier minusválido se sintiera en la calle, como en casa. Yo opino que cada minusválido, que por supuesto, muchos tienen facultades para ello, tendrían que tener un trabajo apto y decentemente remunerado. ¿Qué trabajo?, supongo que cada uno sabrá para qué sirve, o en qué cosa puede ser útil en el mercado de trabajo que hay en su entorno. Me imagino, por ejemplo, en las oficinas del nuevo edificio de Hacienda que están haciendo en Girona, al costado del Hipercor, muchos servirían para estar sentados en su silla de ruedas delante de una mesa con un ordenador, y pasar los datos de los contribuyentes.. Es un ejemplo de los trabajos que me imagino que pueden servir, y decentemente remunerados. Vamos a suponer otra cosa: en un supermercado, los puestos de cajeros, podrían desempeñarse desde una silla de ruedas, con la colaboración misma del cliente en que le entregue el producto si la empleada no puede llegar a recogerlo, para que la pase en la máquina de código de barras y fijar su precio para finalmente cobrar la compra. Creo que cada minusválido tendría que hacer una descripción en profundidad de los trabajos para los que se cree facultado y explicar de qué modo desempeñaría su trabajo desde su condición de minusválido. Y una vez recopilada toda esa información, habría que ponerla en conocimiento de las empresas, tanto privadas como públicas, para que conozcan esas posibilidades de trabajo desde la condición de minusválido y las aprovechen, porque incluso podría darse el caso de que un minusválido es tan eficiente o incluso mejor que quienes no tienen la condición de minusválido. Pero ahora que pasamos por unos malos tiempos de crisis económica, la cosa se complica aún más. Cuando estamos en crisis, lo que no podemos hacer es quedarnos quietos y esperar a que las cosas se arreglen por sí solas, sino todo lo contrario: hacer un esfuerzo aún mayor en espabilarse. Luego ya vendrán otra vez los tiempos de trabajo abundante para todos. Pero para que todo eso sea posible, como es lógico, hay que moverse, pasar a la acción, hacer bien las cosas y tenerlas claras. Hay que dar a conocer todas esas cosas al gobierno, a las empresas, y a la sociedad, para que facilite los puestos de trabajo especiales que los minusválidos necesitan, y no tener que vivir de limosnas ni de pensiones. Saber ganarse el sueldo, saber ser digno, saber ser útil a la sociedad y a los demás,….todo eso es posible, a pesar de ser minusválido, y por supuesto, mejor considerado. Para hacer que eso sea posible, es preciso espabilarse, ponerse en acción, trazar un plan, moverse, conseguir el dinero necesario. Dice el refrán que “quien no llora no mama”: se debe de buscar financiación, ayudas, subvenciones entre: ayuntamientos, fundaciones, empresas, etc….., es la única manera de llenar las arcas que conozco, el otro medio: los posibles beneficios de las empresas del grupo MIFAS que reinvierte en su propia obra social, teniendo en cuenta que es entidad sin ánimo de lucro, aunque a largo plazo podría convertirse en una empresa privada tipo holding, que su función principal es emplear minusvalidos. Algo parecido a lo que ha llegado a ser una organización como es la ONCE, la de la peor de las minusvalías: ser ciego, y a pesar de esto, ha llegado muy lejos. Yo, particularmente pienso que debe de vivirse de los recursos propios, de las ganancias que autogenere la propia entidad,….pero cuando eso no es suficiente hay que recurrir a la ayuda exterior. Algo parecido a la Fageda d’en Jorda, una empresa de lácteos y yogures de calidad gestionada por minusválidos que está por zona de Olot (si no estoy mal informado). Se trata de llegar al objetivo de que los minusválidos, sin dejar de ser los minusválidos que ya son, lleguen a convertirse en seres válidos y útiles de verdad a la sociedad, a la colectividad, al país,…..y poder vivir de un modo mucho más independiente, de modo que “leyes de dependencia” sean tan sólo simples leyes testimoniales que muy poca gente necesite de verdad. Supongo que tener casa y coche propios, una familia a la que llevar a cenar a un restaurante, y un trabajo digno y decente, aparte de sentirse bien integrado en la sociedad, es el sueño de todo minusválido. En cuanto eso se haya conseguido, bien podremos decir que el país marcha por la dirección acertada. Por eso, alcanzar el camino adecuado, es la dura tarea en la que los minusválidos han de saber integrarse y luchar por ello.
¿Cómo conseguir la financiación cuando falta o se necesita el dinero para determinados proyectos?. Yo pienso que el dinero hay que ir a buscarlo allí donde lo tienen: las empresas, las fundaciones, los particulares, y las entidades públicas. Con las entidades públicas hay que pedirles dinero para subvenciones o para financiación, hasta la saciedad, puesto que el dinero de allí procede del contribuyente, y los políticos lo que hacen es “robarlo” siempre al pueblo, procurando primero sus buenos sueldos y privilegios, y luego como hacen siempre: repartiéndolo mal, y con finalidades no demasiado claras. Las fundaciones lo componen empresas o particulares que destinan parte de sus dineros para determinadas finalidades. Allí hay muy abundante excedente de dinero, pues si se imprimieron más billetes de 500 euros que no de los más pequeños, el hecho que no se vean, se debe a que están allí, y además es un dinero que se esconde de todos, sobretodo del control público: por eso suele esconderse en los paraísos fiscales donde está garantizada la opacidad y el secreto bancario. Para que os hagáis la idea, tan sólo en las Islas Caimán, en el Caribe (una isla menos de la mitad de grande que Ibiza, con apenas poco más de 25.000 habitantes y situada entre Jamaica y Cuba, en el Caribe), está depositada aproximadamente la cuarta parte del dinero existente en el mundo, que está a nombres camuflados de las empresas o particulares que lo esconden allí, como los antiguos piratas escondían sus tesoros en lugares de islas del Caribe que tan sólo ellos conocían. También se dice que en los sótanos de las bóvedas del Vaticano hay tal cantidad de dinero a rebosar, que si se lo propusiera de verdad, el Santo Padre podría terminar ya de una vez por todas con la miseria que hay por el mundo. Sólo por poneros un ejemplo de lo mal que reparten el dinero los políticos, os expondré un sencillo cálculo sobre algo de actualidad: el Congreso de Estados Unidos, tras muchas insistencias de George Bush, aprobó una inyección de 700.000 millones de dólares de los contribuyentes al sistema financiero, dejando aparte los 500.000 que ya habían sido otorgados. Y sin contar los miles de millones de los gobiernos europeos, incluido el español. En el planeta Tierra hay unos 6700 millones de habitantes. Si tan sólo los 700.000 millones de dólares que Bush hace pocos meses consiguió arrancarle al Congreso norteamericano fuera repartido entre los aproximadamente 6700 millones de habitantes que se supone hay en el mundo, nos tocaría a cada uno poco más de 104 millones de dólares a cada uno, de modo que con ese dinero no sólo desaparecería la miseria, sino que además, teóricamente todos seriamos ricos . Por eso insisto: a los políticos, que por regla general siempre suelen ser ladrones y sólo procuran primero para ellos mismos, antes que por el bienestar del pueblo. A los políticos hay que pedirles siempre ese dinero que en el fondo no es suyo, sino de los contribuyentes. Se llame gobierno central, generalitat, ayuntamiento, consell comarcal, diputación, fondo europeo,….o lo que sea, a las entidades públicas siempre hay que pedirles o exigirles dinero hasta la saciedad, porque siempre es algo que han “robado” al contribuyente, porque nadie paga impuestos por gusto. Por otra parte, en las Fundaciones, empresas, o fortunas particulares, existe un excedente de dinero muchísimo mayor del que manejan los políticos, pero que siempre anda escondido por razones que no vienen al caso para no alargar más ese escrito. En cuanto a la gente normal de a pie, suele tener demasiados problemas, como expuse al principio, y poco dinero para ofrecer o dar, aparte de que indirectamente muchísima gente está en situación endeudada…a esa tipo de gente es inútil pedirles dinero, y además, de mal gusto. El mantenimiento y la mejora de medios y recursos de las residencias, empresas, etc… de MIFAS supone un permanente gasto, que aunque soy de la opinión de que lo mejor que puede hacerse es generar sus propios medios para autofinanciarse y no necesitar a nadie, no debe de dejarse de lado el obtener el dinero o la financiación de los entes públicos o las fundaciones de particulares donde ya he dicho, es donde hay que ir a buscar el dinero, porque es allí donde abunda y sobra. Hay que recurrir a esos sitios para obtener ese dinero que pueden destinar a fines de “obra social”, y que no creo que les cueste demasiado, porque tan sólo obtendríamos un buen pellizco de ese enorme excedente de dinero existente, que ellos ni apenas lo notarían. Y eso es lo que pienso que debe de hacerse. Ahora bien: ¿quién es el guapo de MIFAS que se irá por ahí visitando empresas o fundaciones para obtener financiación?.....yo por supuesto, no sirvo porque tengo mi problema de sordera, y pienso que tiene que ser un minusválido que tenga buenos oídos, buena labia y buena capacidad para la comunicación. Yo sólo aporto la idea y la propuesta, y lo único que podría hacer es acompañar con el papa-móvil que tenemos en MIFAS, al minusválido que se encargarse de hacer las visitas para obtener las financiaciones. Pienso, también, que tiene que ser un minusválido con cierta preparación, con ciertos estudios universitarios, que sé que más de uno de los que hay en la residencia MIFAS de Girona lo tiene, o alguien con un gran empuje e iniciativa demostrada como por ejemplo (¿cómo no se me había ocurrido antes: el Gran Quim Bonaventura Ayats?). Yo no sirvo para esa misión, porque como ya he dicho: soy sordo y además sin estudios universitarios, y si no lo fuera, venga a saber si ahora seria algo así como el presidente del BBVA, pero a lo máximo que he llegado es a simple subalterno al servicio de MIFAS. Contemplo el mundo, y sé que hay muchísimo dinero, pero a mi me ha tocado la mala suerte de estar entre los que no lo tienen, y han de espabilarse en sobrevivir. Como que el dinero que se pide es para finalidades sociales de un colectivo de gente con mayores dificultades como son los minusválidos, no creo que esas entidades que menciono pongan demasiadas pegas o excusas como para no contribuir con dinero. O hasta incluso al Santo Padre podríamos pedirle dinero para la causa minusválida, porque como ya he dicho: en los sótanos del Vaticano está depositado bajo 7 llaves con códigos más complicados que los de Leonardo da Vinci, el mayor tesoro que existe en el mundo. Por eso os digo y os animo: buscar el dinero allí donde realmente está y abunda de sobras. Algunos pensaran que con la crisis no hay mucho dinero, pero yo os digo que aunque las apariencias pueden engañar, históricamente está probado que en épocas de crisis, los que más tienen, tienen muchísimo más; lo que pasa es que lo esconden más y no lo mueven, y como al no moverlo no circula, entonces el que apenas no tiene, se encuentra en situación apurada.
La tarea por la causa minusválida puede parecer hercúlea, difícil, desanimadora, deprimente,….que algunos pueden pensar que lo mejor es coger la silla de ruedas, abrir la puerta, y desaparecer. A quienes lo consideran así, les voy a contar un cuento, que una vez a mi me contaron: ¿recordáis aquel proverbio de los antiguos romanos: “Mientras hay vida, hay esperanza”, o aquel proverbio chino: “No maldigas las tinieblas, enciende una vela”?. Como que mientras estoy escribiendo esto estamos en la última noche del año, me voy imaginando que compartiendo con vosotros, los minusválidos, estamos ante el calor de un buen fuego a tierra, y aprovecho explicaros un cuento:
Erase una vez: habían cuatro velas que quemaban lentamente. Era de noche, todo estaba en silencio y se podía oír lo que decían entre ellas:
La primera dijo:
-¡Yo soy la Paz!, pero las personas no creen en mi, tengo ganas de apagarme.
Y consumiéndose rápidamente se apagó.
Dijo la segunda:
-¡Yo soy la Solidaridad!, soy superflua. Las personas no quieren nada de mi. No tiene sentido seguir quemando.
De repente, una ligera brisa sopló suavemente sobre ella, y se apagó.
Triste, la tercera dijo:
- ¡Yo soy el Amor!, no tengo fuerzas para seguir encendida. Las personas me dejan de lado y no entienden mi importancia. Se olvidan de todos, incluso de aquellos que tienen más cerca.
Y sin esperar, se apagó.
Entonces entró un niño y vio las tres velas apagadas.
-¿Cómo es eso?, deberían de estar encendidas hasta el final.
Dicho eso, rompió a llorar.
Entonces habló la cuarta vela:
-No tengas miedo, mientras yo tenga fuego, podemos encender las otras.¡Yo soy la Esperanza!..
El niño, con los ojos brillantes, cogió la vela encendida….y encendió las otras.
La MORALEJA es:
¡Que la esperanza nunca se apague en vuestros corazones!.... y que cada uno de nosotros sepamos ser la herramienta que este niño necesita para mantener encendida la Esperanza, la Solidaridad, la Paz y el Amor. Y os digo otra cosa más: no os dejéis llevar por un bonito idealismo, no dejéis que quede como un simple cuento de estas Pascuas Navideñas, sino que poneros a trabajar, trabajar y trabajar duro, porque sólo trabajando es como pueden hacerse cambiar las cosas.
¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO A TODOS !!!,,,,,Y UN RECUERDO ESPECIAL PARA TODOS MIS QUERIDOS AMIGOS MINUSVÁLIDOS A LOS QUE DEDICO ESE ESCRITO.
ANOTACIÓN FINAL: Quizás otro día, otro mes, u otro año,….pueda llegar a escribir la “segunda parte de LA CAUSA MINUSVÁLIDA”.

1 comentario:

Rachel dijo...

hola xavier;

li he fet una ullada al teu nou escrit. reconec que no l'he acabat de llegir...és que és molt extens...jeje, però mica en mica, ja l'acabaré. volia comentar una mica com ho veig jo.. per començar, no acostumo a parlar de persones minusvàlides, sinó de persones "amb" alguna minusvalia. crec que la forma en què utilitzem les paraules és molt important, i des del meu punt de vista, una persona no és discapacitada, sinó que té una discapcitat. últimament però, s'estar començant a utilitzar un altre terme, persones amb diversitat funcional. suposo que, mica en mica, les paraules també han d'anar evolucionant...
estic d'acord amb allò que expiques que fins que una persona no va amb cadira de rodes, no es dona compte de les moltes mancances que hi ha en la nostra societat. el moviment de vida independent, diferents autors, i jo hi estic d'acord, diuen que no és la persona la discapcitada, sinó que és la mateixa societat que la discapacita. en fi, només volia apuntar aquestes coses. per cert, bon any!!