miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL PAIS DE LAS CONTRADICIONES




He observado por esos días un bombardeo constante de los medios de comunicación sobre el asunto de la activista saharaui Aminatu Haidar que sigue una huelga de hambre en un aeropuerto de las Islas Canarias para forzar al gobierno español a que atienda a sus reivindicaciones políticas, así como conseguir que el gobierno de Marruecos permita su retorno a Sahara, una antigua colonia española considerada por el reino alaudita como parte del territorio marroquí, aunque con una autonomía especial amparada por una especie de protectorado de la ONU. Y lo sorprendente es que el gobierno español pone todos los medios y recursos para satisfacer las exigencias de la saharaui, sean pasaportes, visados, concesión de nacionalidad española, atención hospitalitaria, buscar la involucración de la ONU y la comunidad europea, etc... sin que ella tenga bastante. Tantas facilidades que ni Marruecos no hubiera movido ni un solo dedo. Lo seguro que haría Marruecos es dejarla morir de hambre (y con ello es casi seguro de que ella no hubiera hecho lo que hace, porque es sabido que Marruecos no cederá). En cambio España hace un papel vergonzante, un ridículo tremendo, dejándose llevar por el juego de la mora saharaui.

A decir verdad, tanta preocupación, dedicación, tiempo y recursos a favor de la citada señora, resulta un grave y grandísimo insulto al resto de los millones de familias españolas que no tienen trabajo, que pasan verdaderas penurias, algunos miles de españoles que incluso están en situación de mendicidad viviendo debajo de un puente o en la calle, y que de verdad incluso involuntariamente pasan hambre de verdad. De esos españoles caídos en desgracia que de verdad necesitarían todas las atenciones del gobierno y la oposición de su propio país, el gobierno y oposición no se preocupan absolutamente en nada y los dejaría morir de hambre. Rabia,...da mucha rabia la cosa.

Si el Sahara quiere algo, tiene que luchar ella misma por sus propios problemas internos, por su autogobierno, y por sus aspiraciones como pueblo. Lo que me parece inmoral, es que España tenga que involucrarse tanto en resolver los problemas de los extranjeros, dedicando tanto tiempo y recursos, al mismo tiempo que deja abandonados a su propia suerte a los miles de españoles que de verdad tienen problemas, y que hasta muchísimos pasan hambre, sin hacer voluntariamente esas estupideces de huelgas de hambre. No es de extrañar lo sosprendende que acaba de resultar la incapacidad de los políticos españoles en buscar soluciones a los problemas de su propio pueblo. Y cabe decirlo: en este sentido no me siento nada orgulloso de mi propio país. Ya me gustaría que dedicarán tanto interés y voluntad como le dedican a la Sra. Haidar, en solucionar los problemas del paro, reformar las leyes rígidas que paralizan la creación de puestos de trabajo, tomar medidas que lleven a una senda de prosperidad y progreso, etc… en vez de ayudar tan alegremente a las causas de los extranjeros, dedicándoles tiempo, dinero y recursos, que inevitablemente salen de esos impuestos con los que cada día nos agobian más.

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