NUEVAMENTE EL FANTASMA DEL PARO

Ayer se dieron a conocer las nuevas cifras del incremento del paro, volviendo a superar oficialmente de nuevo la cota psicológica de los 4 millones de parados, y siendo aproximadamente el 20% de la gente oficialmente en edad de trabajar. Oficialmente tenemos más del doble de parados que la media europea, y en algunos casos el triple, y hasta más que algunos otros países. Una situación verdaderamente insostenible, que no se puede tomar a la ligera, y que se aguanta gracias a las prestaciones y subvenciones por desempleo que paga el gobierno a los parados. Y con esto dejo aparte los parados “en negro”, los no reconocidos oficialmente.

Según el todavía ministro de trabajo Celestino Corbacho “es un paro derivado del fin de temporada turística, pero ya se inicia la recuperación”. No se podía decir el disparate de otra forma, teniendo en cuenta, además, que según las encuestas los indices de popularidad del presidente Zapatero están por los suelos, aunque el líder de la oposición Mariano Rajoy es peor valorado que el propio Zapatero. Y según esas mismas encuestas, el electorado está tan descontento, que el índice de abstención sería muy elevado, y que el Partido Popular casi rozaría la mayoría absoluta, pero una elevada abstención deslegitima bastante a quien se a el ganador de las elecciones.

Y junto a esto, no se dice que de los presupuestos de 2011 que el gobierno ha logrado sacar adelante con la ayuda del PNV (Partido Nacionalista Vasco), casi la mitad va para pagar los intereses de la deuda, lo que significa que es dinero exprimido de los impuestos a los ciudadanos, y nada productivo y mucho menos de utilidad para la creación de empleo. Y ante esta situación, aunque cambiara el gobierno y pasara a manos del PP de Rajoy, ese se encontraría por un lado con la caja totalmente vacía y por el otro con un montón de facturas para pagar (algunas totalmente absurdas y derivadas de políticas que bien podrían calificarse de inútil despilfarro). Al fin y al cabo, el programa electoral del PP no difiere mucho del PSOE, y si alguien no lo ve así, que explique claramente en qué consisten esas diferencias. Porque es que aparentemente nadie explica cómo arreglar el paro, la principal fuente actual de los males que tenemos en nuestro país.

Nadie explica ni expone en su programa de gobierno que para resolver el paro son necesarias las siguientes medidas básicas:

-Libertad de despido y sin indemnización: al que es vago se le despide, sin más contemplaciones.

-Ley de huelga: Todo el mundo tiene derecho a hacer huelga, pero quien no trabaja no cobra, y quien impida la entrada a un comercio, a una fábrica, corte una carretera, queme un contenedor o autobús, o bloquee la entrada de niños al colegio,...para impedir que terceros ejerzan su libre derecho al trabajo, lo debe de pagar con indemnizaciones a los perjudicados, multas, y hasta con la cárcel.

-Expulsión de los inmigrantes: la inmigración quita los puestos de trabajo a las gentes de nuestro propio país, aparte de que crea conflictos de convivencia y desavenencias culturales-religiosas. La expulsión de los inmigrantes, además aliviaría al Estado de la enorme carga del gasto social que actualmente ello supone (y que según estadísticas -que ni se mencionan ni se publican- hoy en día es aproximadamente el 40% del presupuesto de gasto social, en el que con los impuestos los españoles aportan aproximadamente el 95% y los inmigrantes apenas un insignificante 5%).

-Bajada progresiva de las cotizaciones a la seguridad social, y del resto de los impuestos. En un país sin apenas impuestos, la gente gana más dinero trabajando, y por esa misma razón se anima más a trabajar y con ello a generar más riqueza.

Alguien se estará preguntando que cómo se financiaran los servicios públicos (obras públicas, policías, médicos, maestros, pensiones para jubilados e inválidos, desempleo, etc...), si se suprimen los impuestos. A esto expongo que se debe de sacar el dinero del aparentemente único impuesto que debería de haber: el impuesto sobre el lujo. Todo quien se compre una casa, un coche, una joya, duerma en un hotel de cuatro o más estrellas, o adquiera algo de gran valor a partir de determinada cifra, debería de pagar un impuesto sobre el lujo. Y hasta incluso gravar aquello que se considera capricho, no necesidad básica, en lo que podría incluir también lo que ya tenemos gravado: el alcohol y el tabaco, por citar dos ejemplos. En resumen, un sistema fiscal, donde de verdad paga el que puede, porque tiene de sobras, o porque despilfarra voluntariamente.

Ante una situación así, cualquiera se pone a invertir, y cualquier emprendedor se arriesga y se mete a empresario. Y al mismo tiempo un sistema así, atraería muchísimo a los inversores extranjeros, aportando todos esos capitales que facilitarían la creación de nuevos empleos De esta manera un nuevo soplo relanzaría de nuevo nuestra maltrecha y estancada economía, y los puestos de trabajo se irían creando poco a poco por sí solos, hasta llegar al pleno empleo total.