martes, 12 de marzo de 2013

LAS 7 HIPOTÉTICAS FASES DEL PARADO ESPAÑOL




1.- DESPEDIDO (PATADA POR EL CULO Y A LA PUTA CALLE). Un finiquito que es como una indemnización con las que tener unas vacaciones anticipadas. Los primeros días se siente relajado y feliz, y vive sus momentos de gloria por haberse librado de la esclavitud laboral y por fin viviendo unas vacaciones como Dios manda, un período tranquilo para pasarse el tiempo mirando la tele y durmiendo, lejos de todo lo mundanal. Lo primero que hace es ir al INEM a tramitar su derecho a cobrar el paro, y luego a vivir la fiesta. Ya no tiene que aguantar a más cabrones, ni a cansarse de ser explotado por los demás sinvergüenzas.

2.- Tras la euforia de esta fiesta inicial, viene la típica resaca postvacacional, y con ello la depresión de una nueva situación atípica a la que le cuesta adaptarse: ¡no tiene curro!. Los ahorros empiezan a acabarse. Empieza a buscar faena, empezando por aquellos trabajos que supone mejores que su anterior empleo, y el resto del día lo pasa mirando la televisión. A medida que van pasando los días, empieza a darse cuenta de lo dramático de la situación: no hay curro en ninguna parte. Sólo tienen curro los que viven del Estado, y los que trabajan en empresas bonitas que aparentemente van bien.

3.- Situación consternada ante una situación financiera menguante que empieza a ponerse cada vez más apurada. Como que ya no encuentra trabajo ni en la competencia, empieza  buscar trabajos de aquellos que hacía de adolescente, como chico de los recados o camarero del bar de la plaza mayor del pueblo. Y como sigue sin encontrar curro después de haber cepillado de arriba abajo todo el pueblo, toda la comarca, y hasta media provincia, ahora ya se pasa el día durmiendo, y por la noche pasando unos terribles insomnios.

4.- Cada día que pasa, está más terriblemente desesperado. La situación financiera es crítica, el paro se está agotando y los ahorros también. Como ya ha dado hasta tres vueltas por el mismo sitio a ver si le caía alguna faena, ya no le queda otro remedio que navegar por internet a ver si pilla algo. Está pensando que cualquier trabajo que le caiga estaría bien, y todos los días reza para que así sea,….pero sus oraciones parece que no son escuchadas.

5.- Situación de extremo pánico deprimente. Financieramente está en bancarrota, pasando por todo el día con ataques de ansiedad, y todos lo miran como un bicho raro, empezando por la propia familia, que lleva ya tiempo sintiéndose más rota que él mismo por la situación en la que están pasando. Las noticias televisivas sobre la corrupción y los tremendos sueldos de la casta política, le asquean rabiosamente y le causa una impotente vergüenza ajena. Ya no busca trabajo, es inútil, y hasta ya está harto de que le rechacen,  pero estará dispuesto a ir a pedir limosna en las entradas de los mercados, aunque tenga que estar horas de rodillas pidiendo a la gente que pasa.

6.- Adaptación a la nueva realidad: los lunes al sol (igual que el resto de los días de la semana). Está sin trabajo y sin dinero permanente, pero papá o el abuelo le echa una mano para alguna sopa boba, y los viejos amigos parece que ya ni se acuerdan de él. Pero la vida se le ha convertido en una fiesta: disfruta del sol, de los paseos por el monte, de los baños del mar,…mirando en positivo ¡la vida es una fiesta!. ¿Trabajar?..¿quién necesita trabajar?,…para ser feliz no hace falta trabajar. Como al pequeño pajarillo, parece que la naturaleza te lo regale todo, y se la disfruta y saborea al máximo. Por fortuna, en lo que queda de esta sociedad tan hipócrita y podrida,  las bolsas de basuras y los contenedores de la orgánica están llenos de comida, ¡un verdadero tesoro, pero que la gente la tira!, que sólo necesitan ser hervidas y hasta saben a gloria, y con ello, lo más importante es que en este país de mierda nunca falta de qué comer si uno se lo busca,….porque curro no hay, y de comida la encuentras en cualquier cubo de basura.

7.- ¿Derecho y deber de trabajar dice la Constitución?, y ya me dirás tú, amigo, ¿qué libertad tiene un parado?, ¿y para qué trabajar si con ello se pagan esos impuestos de los que sólo se aprovechan los demás?. No hace falta trabajar, hombre: trabajar no es compatible con libertad, y ser libre es no tener que trabajar ni pagar ningún impuesto a todos esos cabrones. Y es que ya se siente ser más libre que hay en el universo. Pero, aquí queda la pregunta colgada al aire: ¿volverá a tener trabajo algún día?. Esto es España.

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