domingo, 16 de agosto de 2009
EN BUSCA DE LA PAREJA PERFECTA
En una de esas frecuentes tertulias de restaurante de amigos solterones (y cuarentones) de sábado noche en las que muy a menudo hablábamos de mujeres, planteé el tema de cómo hacer para buscar y encontrar a la pareja perfecta, en esos tiempos nuevos del internet, de los facebook, de las posibilidades de llegar a cualquier parte de la “Aldea Global”. El punto en el que más coincidíamos y estábamos todos de acuerdo era “ante todo, en principio hay que tener muchísimo dinero. De no ser así, olvídate de buscar a la mujer perfecta”.
Pero después de un largo rato de reflexión me planteé de que tampoco se trata de buscar una pareja perfecta, sino de encontrar a una mujer que sienta el mismo amor, compromiso y entrega que tú..., cosa por una parte bastante difícil, porque como se dice: “el amor es como una lotería, en la que escoges un número bonito al azar, pero lo que viene luego es toda esa suerte, buena o mala, que acompañe”
- Entonces, ¿es que nunca pensaste en tener una novia para luego casarte? –preguntó uno de los comensales-
- Ja,ja,ja,ja...¡qué pregunta!.....Pues claro que me hacía ilusión estar enamorado y tener una novia, pero déjame que te cuente una vieja historia árabe que me contó mi amigo el manobra marroquí:
”A Mohamed le gustaban mucho las mujeres, vivía en Rabat, era hijo del valí; tenia mucho dinero, y en su juventud decidió buscar a la mujer perfecta. Cruzó los desiertos saharuies del litoral mediterráneo, hasta llegar a Damasco, y allí conoció a una mujer muy espiritual y bonita; pero ella no sabia nada de las cosas de este mundo.
Continuó viajando, y llegó a Teherán; allí encontró una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolvió dar media vuelta e ir hasta El Cairo, donde cenó en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por que no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío!. Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
Tubo que volver a Rabat con el rabo puesto, y sin novia, después de largos y penosos viajes buscándola por los anchos mundos de Alá.”
Con esa historia la cuestión derivó en hacerse la siguiente pregunta: ¿cuantos de nosotros estamos como el personaje de la historia, buscando una pareja perfecta tratando de llenar nuestras expectativas, olvidando que todos somos solo seres humanos con cualidades y limitaciones?
Por eso antes de esperar a que alguien ideal llegue a nosotros, debemos preguntarnos si nosotros mismos somos el ideal para esa persona que deseamos atraer a nuestra vida, y nos sorprenderemos al darnos cuenta que apenas no somos el ideal de nadie, lo mismo que en el fondo tampoco queremos buscarnos ni líos, ni malos rollos, ni problemas, ni personas que nos impongan exigencias en nuestras vidas,....y sólo el pensar en eso último, nos desánima de arriesgarnos. En tanto no tengamos los cojones de arriesgarnos, con todas sus consecuencias malas o buenas, seguiremos siendo los eternos solterones de siempre. Aparte de que hoy en día es más arriesgado que nunca pretender conquistar a una mujer: te puede denunciar por acoso, por malostratos,...., te puede tender trampas para sacarte todo el dinero posible;....hay muchísima mala mujer por esos tiempos de hoy día, que no anima demasiado al hombre prudente a arriesgarse. Basta ver el ejemplo de que hoy por hoy, en nuestro país, por cada cuatro parejas que se casan, tres acaban por divorciarse,...y eso último dice mucho. Por eso, y dejando aparte los riesgos, tampoco hay que pretender tomar la errónea decisión de buscar una pareja perfecta, sino encontrar a una persona que sienta el mismo amor, compromiso y entrega que tu,....entregarte, descubrir todo lo positivo que ella tenga, enamorarte de ella, y a cambió entregarle todo lo positivo de ti mismo, para hacerte merecedor de ese amor recíproco que espera recibirse y darse. Y claro, también hay que tener muchísima suerte, o como mínimo una buena parte de ella,...pero la Suerte es también una dama caprichosa con la que, quien no se arriesga a buscarla, nunca la encuentra. Yo quiero para mí, por poner un ejemplo ilustrativo, a Charlize Theron, porque es bella, inteligente, sencilla, talentosa, atractiva, sensual,.....pero sé que no es para mí, sé que para ella yo tan sólo soy un don nadie de ninguna parte,....eso es como soñar despierto, a no ser que tuviera muchísimos millones (de euros, claro) y con mi propio talento natural, entonces sí podría arriesgarme a por ella, y hacer como Don Quijote: declarar el amor a esa doncella deseada, y conquistarla. Pero mientras siga así, y no me lo acabe de creer del todo sobre esa otra mujer que tengo más de cerca,....pues seguiré formando parte del eterno club de los solterones de siempre, que en el fondo también es bastante cómodo estar en este estado pues nadie te impone, ni te exige, ni te dice nada.
Y mientras tanto, seguimos con nuestras tertulias de conformados solterones, que luego ya iremos a divertirnos con la juerga del resto de la noche.¡ Ay!....¡esas mujeres!....¡cómo nos gustan!....¡pero no están a nuestro alcance!, y por si fuera poco, hasta ellas son tan torpes como nosotros mismos en el arte del buen amor. Y finalmente, las que me leáis y os sentís aludidas, un cariñoso beso de mi parte.
Pero después de un largo rato de reflexión me planteé de que tampoco se trata de buscar una pareja perfecta, sino de encontrar a una mujer que sienta el mismo amor, compromiso y entrega que tú..., cosa por una parte bastante difícil, porque como se dice: “el amor es como una lotería, en la que escoges un número bonito al azar, pero lo que viene luego es toda esa suerte, buena o mala, que acompañe”
- Entonces, ¿es que nunca pensaste en tener una novia para luego casarte? –preguntó uno de los comensales-
- Ja,ja,ja,ja...¡qué pregunta!.....Pues claro que me hacía ilusión estar enamorado y tener una novia, pero déjame que te cuente una vieja historia árabe que me contó mi amigo el manobra marroquí:
”A Mohamed le gustaban mucho las mujeres, vivía en Rabat, era hijo del valí; tenia mucho dinero, y en su juventud decidió buscar a la mujer perfecta. Cruzó los desiertos saharuies del litoral mediterráneo, hasta llegar a Damasco, y allí conoció a una mujer muy espiritual y bonita; pero ella no sabia nada de las cosas de este mundo.
Continuó viajando, y llegó a Teherán; allí encontró una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolvió dar media vuelta e ir hasta El Cairo, donde cenó en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por que no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío!. Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
Tubo que volver a Rabat con el rabo puesto, y sin novia, después de largos y penosos viajes buscándola por los anchos mundos de Alá.”
Con esa historia la cuestión derivó en hacerse la siguiente pregunta: ¿cuantos de nosotros estamos como el personaje de la historia, buscando una pareja perfecta tratando de llenar nuestras expectativas, olvidando que todos somos solo seres humanos con cualidades y limitaciones?
Por eso antes de esperar a que alguien ideal llegue a nosotros, debemos preguntarnos si nosotros mismos somos el ideal para esa persona que deseamos atraer a nuestra vida, y nos sorprenderemos al darnos cuenta que apenas no somos el ideal de nadie, lo mismo que en el fondo tampoco queremos buscarnos ni líos, ni malos rollos, ni problemas, ni personas que nos impongan exigencias en nuestras vidas,....y sólo el pensar en eso último, nos desánima de arriesgarnos. En tanto no tengamos los cojones de arriesgarnos, con todas sus consecuencias malas o buenas, seguiremos siendo los eternos solterones de siempre. Aparte de que hoy en día es más arriesgado que nunca pretender conquistar a una mujer: te puede denunciar por acoso, por malostratos,...., te puede tender trampas para sacarte todo el dinero posible;....hay muchísima mala mujer por esos tiempos de hoy día, que no anima demasiado al hombre prudente a arriesgarse. Basta ver el ejemplo de que hoy por hoy, en nuestro país, por cada cuatro parejas que se casan, tres acaban por divorciarse,...y eso último dice mucho. Por eso, y dejando aparte los riesgos, tampoco hay que pretender tomar la errónea decisión de buscar una pareja perfecta, sino encontrar a una persona que sienta el mismo amor, compromiso y entrega que tu,....entregarte, descubrir todo lo positivo que ella tenga, enamorarte de ella, y a cambió entregarle todo lo positivo de ti mismo, para hacerte merecedor de ese amor recíproco que espera recibirse y darse. Y claro, también hay que tener muchísima suerte, o como mínimo una buena parte de ella,...pero la Suerte es también una dama caprichosa con la que, quien no se arriesga a buscarla, nunca la encuentra. Yo quiero para mí, por poner un ejemplo ilustrativo, a Charlize Theron, porque es bella, inteligente, sencilla, talentosa, atractiva, sensual,.....pero sé que no es para mí, sé que para ella yo tan sólo soy un don nadie de ninguna parte,....eso es como soñar despierto, a no ser que tuviera muchísimos millones (de euros, claro) y con mi propio talento natural, entonces sí podría arriesgarme a por ella, y hacer como Don Quijote: declarar el amor a esa doncella deseada, y conquistarla. Pero mientras siga así, y no me lo acabe de creer del todo sobre esa otra mujer que tengo más de cerca,....pues seguiré formando parte del eterno club de los solterones de siempre, que en el fondo también es bastante cómodo estar en este estado pues nadie te impone, ni te exige, ni te dice nada.
Y mientras tanto, seguimos con nuestras tertulias de conformados solterones, que luego ya iremos a divertirnos con la juerga del resto de la noche.¡ Ay!....¡esas mujeres!....¡cómo nos gustan!....¡pero no están a nuestro alcance!, y por si fuera poco, hasta ellas son tan torpes como nosotros mismos en el arte del buen amor. Y finalmente, las que me leáis y os sentís aludidas, un cariñoso beso de mi parte.
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1 comentario:
Demasiado actual la historia del pobre Mohamed...todos somos quizas, un poco el.
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