domingo, 24 de enero de 2010

BREVE SUEÑO ERÓTICO DE UNA NOCHE DE INVIERNO


No sé de adónde había salido ella, pero esa mujer era bellísima, casi igual como el video que veréis abajo. Después de una presentación con gestos silenciosamente sensuales, se quitó la escasa ropa que llevaba encima, y de repente, se vino hacia mí que la contemplaba sentado en mi cama, y ella empezó a hacerme caricias con sus manos, ¿o eran masajes aquello?, pues los sentía rítmicamente por todas partes, yendo de una parte a otra pausadamente..

Esos masajes que en principio parecían que eran para relajarme, no lograron otra cosa que encender aún más mi libido,... y como sucede en esas situaciones me dejé llevar instintivamente. Pero esta vez ya no eran sus manos las que me exploraban: eran sus labios y su lengua, que nuevamente exploraban lo que ya habían hecho sus manos, besando, lamiendo y succionado todo cuanto encontraba en su paso. Sentía una agradable tensión interna, que tuve que cerrar los ojos para dejarme llevar por las intensas sensaciones que me provocaban.

Y ahora en ese momento ya me estaba besando con su boca el órgano más sensible que tenía: la pilila. No teniendo bastante, además me la chupó y succionó suavemente. Me sentía como un irrumator (no sé por qué no teníamos esta palabra en nuestro idioma, y la tenía que importar del latín, una lengua muerta muchísimo más avanzada y civilizada que la que estoy empleando en este escrito). No iba a aguantar más tanta placentera tensión, por lo que la pilila tremendamente erecta de repente se convirtió como una especie de cañón que disparaba reiteradas metrallas de esperma en la boca y en la cara de ella.

Fue en esos segundos después que desperté, y mis manos se movían por mi cama como buscándole a ella. Fue cuando me di cuenta de que estaba solo, había despertado, y no había nadie más en mi cama. Había tenido aquello que llaman “polución”, o sueño erótico masculino.

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