sábado, 28 de mayo de 2011

LA BATALLA DE MUNDA


Corre el año 46 antes de nuestra era.

Era conocida la clemencia de Cayo Julio César hacia sus enemigos republicanos que por esos momentos se aglutinaban en torno a la figura de los dos hijos del asesinado Cneo Pompeyo Magno: su hijo mayor Cneo y Sexto, que con el resto del ejercito pompeyano, contaban con los antiguos leales del llamado ejército hispánico, afín a su padre Pompeyo en la causa contra César. Pero esta vez César había puesto punto final a su política de clemencia, a causa sobretodo porque en Roma circulaban unos libros escritos por Cicerón, que ensalzaban la figura de Marco Porcio Catón, el gran enemigo de César, suicidado en Útica (Numidia, actual Túnez), cuando las tropas cesarianas ocupaban la ciudad, al mismo tiempo ese uso propagandístico menospreciaba ante el pueblo romano la figura del mismo Cayo Julio César en la propia capital del Imperio Romano.

Y les llegó un mensaje de César al estado mayor pompeyano, compuesto por los dos hermanos Cneo y Sexto, así como Tito Labieno, ex general de caballería del propio César que tras cruzar el Rubicón, se pasó al bando de los republicanos pompeyanos. El mensaje decía expresamente que se acababa totalmente la clemencia, y todos los que hubieran apoyado la causa pompeyana serían ejecutados sumariamente sin piedad, incluidos los propios reclutas hispánicos que sirvieran en las filas pompeyanas.

La zona de alrededor de la ciudadela de Munda (al sur de Hispalis -la actual Sevilla-)era un llano grande y pantanoso, atravesado por un pequeño río, con algo de inclinación en la que con los dos ejércitos frente a frente, los pompeyanos se situaban cuesta arriba y los cesarianos cuesta abajo, de modo que la manera más fácil de luchar estaba en el bando pompeyano, ya que los pompeyanos debían de chocar golpe abajo, y los cesarianos avanzar choque arriba. Y por si fuera poco, la superioridad numérica estaba de parte de los pompeyanos con 13 legiones, y César con tan solo 8 legiones.

El combate fue un choque brutal, con un cuerpo a cuerpo que duró varias horas, pues las tropas pompeyanas luchaban con denuedo y desesperación, ya que se tomaban muy en serio el mensaje de César, de que en caso de perder la batalla, no habría ningún tipo de piedad, teniendo en cuenta que el genio militar de César era tal, que nunca había perdido ninguna batalla a pesar de encontrarse muchas veces en inferioridad de condiciones. Ya llevaban más de 8 horas de encarnizados combates sin parar, y sin que se viera claramente de qué lado se inclinaba la victoria, cuando ya empezaba a anochecer.

Cuando César vio que la primera línea empezaba a flaquear y romperse, desmontó al instante de su caballo Genior, cogió el escudo, desenvainó la espada y se abrió paso a través de sus hombres hasta la primera fila, repartiendo golpes a diestro y siniestro, gritando a sus soldados que ese sería su último día porque moriría con ellos. Y animados por el temerario gesto de su admirado general, sus soldados adquirieron más bravura y lucharon desesperadamente hasta la muerte.

Murió prácticamente todo el ejército pompeyano, aunque no sin grandes bajas por parte de los cesarianos, en lo que César considera que fue la peor de sus batallas. En esta tuvo que luchar en primera línea junto a sus hombres, lejos de aquella primera vez que lo hizo en Mitilene y por causa de la cual obtuvo la primera corona de hierba, con la que pudo entrar muy joven a formar parte del Senado, de acuerdo con la nueva legislación de Sila que permitía la entrada al mismo a quien obtuviera la corona de hierba. El mismo Julio César reconoció que por primera vez, a sus cincuenta y cuatro años, había notado muy sensiblemente el sobreesfuerzo, y que en todas las demás batallas había combatido para alcanzar la gloria, pero que en esta última tuyo que combatir para salvar la propia vida. Pero tras la victoria, estaba dispuesto a volver a Roma para que lo nombrasen Dictador a perpetuidad, y de pronto irse a invadir el reino de los partos, haciendo realidad el sueño de Alejandro Magno, antes de que los mismos partos se pusieran a invadir el Imperio Romano. Su asesinato en los idus de marzo, impediría completamente tan ambicioso proyecto.


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