domingo, 5 de diciembre de 2010
LA TELE DEL FRANQUISMO
Me ha llamado la atención ese anuncio que he encontrado en el You tube, en la que nuestra genuina española Carmen Sevilla, toda una estrella de las más renombradas de la época franquista, anuncia la televisión marca Philips. En ella se ven muchos elementos de la españolidad de la época, tal como el baile en flamenco, el chute al balón, o eso de los banderines de los toros. Vamos, el folkore típico de la época.
Cuando era niño, en casa no teníamos ni tele ni coche, y la primera tele que tuvimos en casa fue aproximadamente cuando tenía 10 años ( y aún recuerdo que cuando yo tuve 14 años mi padre, por presiones familiares que recibía, se compró la primera tele grande en color, una Thompson “sin ton ni son” que le costó 150000 pesetas de la época, toda una fortuna en aquellos tiempos equivalente al sueldo de varios meses de curro de hoy en día, que el comerciante del barrio nos dijo “eso es una maravilla, ¡color de cine!”). Pero por entonces como apenas tampoco habían coches en las calles, los chicos de todo el barrio nos encontrábamos y todas las calles de todo el pueblo eran nuestro lugar de juegos y recreos, donde íbamos de un lado para otro, e incluso nos colábamos en los portales de las casas de los vecinos, e incluso en sus cuadras, que ni siquiera estaban cerrados (se supone que no habían ladrones en la época, aparte de que los vecinos se conocían todos entre sí). También teníamos nuestro “cuartel general secreto”: se trataba de una fábrica de madera que se había incendiado, y con los restos de las maderas allí sobrantes la pandilla (que éramos 5 chicos, incluido yo mismo, por la proximidad de vivir en las calles adyacentes a la Iglesia) llegábamos a construir una cabaña grande, que la cercábamos con vallas y todo para que nadie se asomara en nuestro territorio. La faena nos llevó días. Ello era en lo que actualmente es el espacio del parking situado en la calle de Sant Mer de Banyotes, justo frente del al lado del Asilo. Y lo curioso es que ninguno de nosotros jugábamos al fútbol, sino que más bien éramos como unos “boy scouts” dando vueltas por todas las calles del pueblo. Y esa pandilla, cuando era la hora, por ahí a últimas horas de la tarde, nos íbamos a casa del hijo de la peluquera, que era la única que tenía televisión en su casa, y siempre esperábamos ansiosos de ver “la hormiga atómica” o “los picapiedra”, en aquella televisión en blanco y negro, donde sólo llegaba la primera cadena (y eso que en Barcelona mis primos presumían de tener dos canales, ya que ahí llegaba la UHF). Y juntos íbamos a la catequesis donde el “Señor Rector” de la Iglesia de Santa Maria nos preparaba a todos para hacer la comunión, y que teníamos que besarle la mano a modo de saludo (recuerdo que llevaba un buen anillo) y a cambio nos daba un buen caramelo. Un buen hombre ese señor rector.Y estoy hablando de principios de los años 70.
Hoy con los televisores planos, la multitud de canales digitales, el DVD, y el ordenador, ¡como ha cambiado todo!, con entretenimiento de sobras cuando de niños no teníamos ni cómo aburrirnos y nos teníamos que inventar los pasatiempos. Todo ha cambiado desde cuando de niños éramos felices compartiendo juegos y televisión, y hoy en día, casi 40 años después, cada cual tiene su vida, su propia televisión, y sus problemas, pero seguimos conservando la amistad (por lo menos, cuando volvemos a vernos, nos saludamos). Yo por lo menos fui de los primeros en tener televisión plana que hace ya unos 8 años que me la compré, cuando de niño fui de los últimos en tener televisión en casa. Es el signo de los nuevos tiempos, y Carmen Sevilla presentando su espacio televisivo de “Cine de Barrio”, aunque de esto último debo de decir que nunca he visto por entero ni un solo espacio de “cine de barrio” por falta de tiempo, aunque supongo que hace años que está en antena.
Cuando era niño, en casa no teníamos ni tele ni coche, y la primera tele que tuvimos en casa fue aproximadamente cuando tenía 10 años ( y aún recuerdo que cuando yo tuve 14 años mi padre, por presiones familiares que recibía, se compró la primera tele grande en color, una Thompson “sin ton ni son” que le costó 150000 pesetas de la época, toda una fortuna en aquellos tiempos equivalente al sueldo de varios meses de curro de hoy en día, que el comerciante del barrio nos dijo “eso es una maravilla, ¡color de cine!”). Pero por entonces como apenas tampoco habían coches en las calles, los chicos de todo el barrio nos encontrábamos y todas las calles de todo el pueblo eran nuestro lugar de juegos y recreos, donde íbamos de un lado para otro, e incluso nos colábamos en los portales de las casas de los vecinos, e incluso en sus cuadras, que ni siquiera estaban cerrados (se supone que no habían ladrones en la época, aparte de que los vecinos se conocían todos entre sí). También teníamos nuestro “cuartel general secreto”: se trataba de una fábrica de madera que se había incendiado, y con los restos de las maderas allí sobrantes la pandilla (que éramos 5 chicos, incluido yo mismo, por la proximidad de vivir en las calles adyacentes a la Iglesia) llegábamos a construir una cabaña grande, que la cercábamos con vallas y todo para que nadie se asomara en nuestro territorio. La faena nos llevó días. Ello era en lo que actualmente es el espacio del parking situado en la calle de Sant Mer de Banyotes, justo frente del al lado del Asilo. Y lo curioso es que ninguno de nosotros jugábamos al fútbol, sino que más bien éramos como unos “boy scouts” dando vueltas por todas las calles del pueblo. Y esa pandilla, cuando era la hora, por ahí a últimas horas de la tarde, nos íbamos a casa del hijo de la peluquera, que era la única que tenía televisión en su casa, y siempre esperábamos ansiosos de ver “la hormiga atómica” o “los picapiedra”, en aquella televisión en blanco y negro, donde sólo llegaba la primera cadena (y eso que en Barcelona mis primos presumían de tener dos canales, ya que ahí llegaba la UHF). Y juntos íbamos a la catequesis donde el “Señor Rector” de la Iglesia de Santa Maria nos preparaba a todos para hacer la comunión, y que teníamos que besarle la mano a modo de saludo (recuerdo que llevaba un buen anillo) y a cambio nos daba un buen caramelo. Un buen hombre ese señor rector.Y estoy hablando de principios de los años 70.
Hoy con los televisores planos, la multitud de canales digitales, el DVD, y el ordenador, ¡como ha cambiado todo!, con entretenimiento de sobras cuando de niños no teníamos ni cómo aburrirnos y nos teníamos que inventar los pasatiempos. Todo ha cambiado desde cuando de niños éramos felices compartiendo juegos y televisión, y hoy en día, casi 40 años después, cada cual tiene su vida, su propia televisión, y sus problemas, pero seguimos conservando la amistad (por lo menos, cuando volvemos a vernos, nos saludamos). Yo por lo menos fui de los primeros en tener televisión plana que hace ya unos 8 años que me la compré, cuando de niño fui de los últimos en tener televisión en casa. Es el signo de los nuevos tiempos, y Carmen Sevilla presentando su espacio televisivo de “Cine de Barrio”, aunque de esto último debo de decir que nunca he visto por entero ni un solo espacio de “cine de barrio” por falta de tiempo, aunque supongo que hace años que está en antena.
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