miércoles, 7 de julio de 2010

¿LA CONSTITUCIÓN DE LA CONCORDIA?




El municipio costero gerundense de Port de la Selva, es uno de los más grandes de Catalunya con unos 41 kilómetros cuadrados de extensión, y en donde apenas los censados no llegan a los 2000 habitantes ( que como norma vive del turismo), y en cuyo término se encuentra el famoso monasterio medieval de Sant Pere de Roda; y el consistorio de ese municipio, tras conocer la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el actual estatuto catalán, se ha declarado que “moralmente” no acata la Constitución, como si fuera un estado plenamente independiente. De momento, hasta otro par de municipios catalanes han seguido sus pasos. Si es como el caso de Mónaco (de extensión muchísimo más pequeña), buena falta nos hace tener allí un pequeño Estado, que debido a que vive del turismo, reconvertirse en un paraíso fiscal, es la solución para relanzar su economía y la del resto de los municipios de su alrededor, y de paso buena falta nos hace para tener adonde depositar el dinero negro de los ahorradores que tienen que salir del paso en este país tan insaciablemente depredador de impuestos, como al final se ha ido convirtiendo el nuestro. Lo digo medio en serio, y medio en broma.

Bromas aparte, ¿es necesario tener que jugar con la Constitución, con por ejemplo, simulacros de referéndum de independencia, declaraciones de desacatamientos municipales, o convocatorias de manifestaciones de rechazo contra una sentencia del alto tribunal constitucional por parte de un presidente autonómico?. Ciertamente que las constituciones de cada país se han ido elaborando según momento histórico y circunstancia. Por ejemplo, la “Constitución” de Inglaterra data desde los tiempos de la alta Edad Media. La norteamericana se vio influenciada por las ideas de liberalismo y nacionalismo, previas a la Revolución Francesa, con aquello de la “libertad, igualdad y fraternidad”;…y en esas mencionadas, apenas han cambiado alguna letra o coma en los siglos que llevan vigentes. Naturalmente que cada constitución define la naturaleza política y social del país, pues basta leerse la constitución de cualquier país comunista, para que lo tomemos como ejemplo.


Fruto de la pasada guerra civil, y los casi 40 años de férrea dictadura de Francisco Franco que se tuvo que soportar, para dotar de nuevo a España de una estructura democrática donde la soberanía residiera en el pueblo, se hizo la actual Constitución con aparentemente casi todo el consenso de todos, incluido el del catalán de Convergencia i Unió Miquel Roca Junyet, uno de los padres de la Constitución, que ahora la cuestiona tras la sentencia del Tribunal Constitucional. Se tuvo muy en cuenta nuestro individualismo que hace que seamos más de 6000 alcaldías, cada uno con los concejales que les toca por ley, que pasan a ser docenas de miles. Esa Constitución de 1978 se hizo con aparentemente todos los ingredientes necesarios con tal de tener contentos a todos: se hizo monárquica porque la trajo un rey legitimado por un referéndum en la “Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado”, pero también de forma republicana, dado que el rey reina, pero en el fondo el pueblo es el auténtico soberano eligiendo a sus representantes cuando es convocado en las urnas. Es una constitución que exige la unidad de España, pero al mismo tiempo contempla la realidad de las autonomías derivadas de ese carácter tan individualista del pueblo español. Es “capitalista”, porque reconoce que la economía debe de basarse en el libre mercado, pero al mismo tiempo es “socialista”, ya que permite un estado social que distribuya la riqueza creada entre todos los españoles. Y deja claro la separación de los tres poderes: ejecutivo, legislativo, y judicial, pero inevitablemente complementados entre sí. Pero pretendiendo contentar a todos, ella misma se ha creado una serie de problemas de complicada solución. Veamos algunos: 1.-Cada autonomía “de taifas” hace las leyes a su manera, diferenciándose los derechos de los españoles según esté en un lugar u otro dentro de la misma España, como es el caso actual del tema del aborto. 2.- Se complica hacer una ley que regule los abusos de las huelgas, ya que la misma Constitución la reconoce como un “derecho”. 3.- Ha creado un “Estado del bienestar”, difícil de mantener y que puede llegar a llevar a nuestro país a la bancarrota y al colapso, dado que al mismo tiempo no se han podido crear y garantizar las oportunidades de trabajo y de inversión que puedan crear esa riqueza tan minimamente necesaria con la que poder soportar y hacer viable ese “estado de bienestar”. Por no citar más problemas de los que deriva.

Y algunos ahora, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto catalán, hablan de hacer reformas. ¿Conviene reformar la Constitución?. Por un lado, teniendo en cuenta que fue la Constitución del consenso, tan sólo cambiarle algunas palabras o comas, podría suponer el desplome de todo el conjunto, y la enorme dificultad de lograr otro nuevo consenso que contente a todos, como el que consiguió el presidente Adolfo Suárez para la actual vigente Constitución de 1978. Por otro, la misma Constitución pone las dificultades de reformarla, exigiendo una muy amplia mayoría para darle validez legal. Pero lo que no se puede hacer ahora es faltar al respeto a la Constitución, con declaraciones de insumisión de ayuntamientos, y convocatorias a manifestaciones anti-constitución de personajes de gran peso institucional como el presidente de la Generalitat catalana José Montilla. Ya sabemos que el guardia civil Antonio Tejero Molina, junto con algunos destacados elementos del ejército, en un tal 23 de febrero del año 1981, quisieron jugar con ella por la fuerza,….acción por la que tuvo que intervenir el Rey, garante máximo de la Constitución, y les costó años de prisión a los cabecillas anti-Constitución, como el propio Tejero, o los generales Jaime Milans del Bosch, y Alfonso Armada (ambos muy vinculados al Rey) . No sé si las provocaciones del presidente catalán José Montilla obligarán a intervenir a Don Juan Carlos I de Borbón, …pero si nos falla la suerte que tuvo aquel histórico 23 de febrero, ya habrá empezado la desmembración total de toda España, y con eso no se puede jugar ni tolerar, exponiéndose el Honorable Montilla a ser puesto en prisión por sus actos inconstitucionales, como muestra de que la ley es igual para todos, y debe de ser respetada, y más por quienes ostentan cargos institucionales dentro de la propia Constitución; o nos exponemos a un riesgo de guerra civil, o a un largo período de inestabilidad política-economica y social, donde temporalmente se impone el más fuerte de turno, sin que se respeten del todo las leyes, en una situación donde incluso factores extranjeros y ajenos a los mismos españoles se adueñarían de cuotas de poder en beneficio propio.

Pienso que tocar la Constitución, aparte de que es muy arriesgado, es tremendamente peligroso, pues dado el actual clima de enfrentamiento político, la crisis económica y la deuda pública, así como gravísimos problemas sociales, podría salir a peor. Ahora que, por ejemplo, Montilla lanza el mensaje de pedir insumisión a la sentencia del Tribunal Constitucional contra el actual estatuto catalán, que como actitud es de una ilegalidad completa, gravísimo de provocar por parte de un Presidente de la Generalitat, él , un andaluz de un pueblo de Córdoba, que si siquiera sabe hablar y escribir bien la lengua catalana, podría traer malas consecuencias en un país que ya no está para estos escándalos de despreocupación política, cuando millones de ciudadanos sufren muy seriamente las nefastas consecuencias de la crisis económica y el desempleo. Vamos a poner un ejemplo: dado el enorme maltrato que sufren los ciudadanos, ¿no sería más lícito pedir una insumisión fiscal, para no pagar los abusivos impuestos a los que nos someten?. De eso ningún político dice nada. ¿Qué tal una condonación general de los impuestos?,….esto sería muchísimo más simpático que no acatar la constitución, pero igualmente una irresponsabilidad gravísima que arruinaría al país, haciendo que bajase en picado totalmente la Bolsa española, y huirían todos los capitales al no tener ninguna garantía de respeto a las reglas del juego de cumplir con los pagos de las deudas. Si tenemos que ser un país serio, que de confianza al exterior, no nos podemos permitir esos escándalos y provocaciones por parte de las mismas instituciones, y toleradas por los mismos partidos políticos que en su día aprobaron la Constitución.


Ya que hablamos de reformar la constitución, lo que pienso que tendría que hacerse, aparte de arreglar las cuestiones de la nacionalidad, las huelgas, y los fallos del “estado del bienestar”, se debería de intentar también hacer algo para poner coto a la tan frecuente corrupción política de quienes se aprovechan de los cargos públicos, y definir adónde empiezan los derechos de los españoles sobrepasados en la actualidad y en muchos aspectos por los propios extranjeros. Pero creo que esto son cuestiones que se pueden resolver sacando nuevas leyes dentro de la misma Constitución actual, que es de desear que dure siglos, como ocurre con la norteamericana, o la británica.

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